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domingo, 10 de septiembre de 2017

ESTAMOS EN MOVIMIENTO, aunque no lo notemos

En una entrada anterior dije que me propongo incursionar en tres temas: tiempo, movimiento y medida. Y allí recurrí al artículo

EL GPS Y LA TEORIA DE LA RELATIVIDAD


En el cual se explica que la velocidad relativa entre el reloj del receptor y los relojes de los satélites, produce un efecto previsto por la relatividad especial (RE) que hace que los relojes de los satélites se atrasen respecto del reloj del receptor (o que disminuya su frecuencia).
Además, debido a que el potencial gravitatorio en los satélites es menor que en la superficie de la Tierra, se produce un efecto adicional previsto por la relatividad general (RG) que adelanta los relojes de los satélites respecto del reloj del receptor.
El efecto conjunto, teniendo en cuenta las alturas orbitales y la velocidad de los satélites hace que los relojes de los mismos vayan más rápido que cualquier reloj ubicado sobre la superficie terrestre.
Es decir el tiempo no es el mismo cuando se lo mide en distintas condiciones, aunque nuestros sentidos no lo puedan percibir.
Algo parecido pasa con el movimiento. Todo el universo está en movimiento permanente, aunque a nuestros sentidos le resulte difícil percibirlo.
Un ex-alumno, recibido hacía siete años, me preguntó si en la Facultad todo seguía igual, si estaba "en el mismo lugar"; le contesté que no, y ante su asombro le dije que en esos siete años se había desplazado alrededor de 7 centímetros hacia el norte, por efecto del movimiento de las placas tectónicas.
Recurro a la publicación periodística del año 2010 con motivo de los efectos en la ciudad de Rosario producidos por el terremoto de Concepción, Chile

 Para quienes pueda interesarle va el contenido del reportaje: 
La Estación Permanente GPS de la Facultad de Ingeniería integra una red internacional que realiza mediciones concretas utilizando nuevas tecnologías “Rosario también debe haber sentido el sacudón y desplazado de lugar durante el terremoto sanjuanino de Caucete, el 23 de noviembre de 1977, pero antes no había forma de medirlo. Lo nuevo que podemos aportar es una medición muy precisa del monto de un movimiento, en qué momento se produjo, su duración y en qué zonas repercutió”, dijo el ingeniero geógrafo Aldo Mangiaterra, de la estación de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
El 27 de febrero último, en el departamento de Geotopocartografía se detectó el desplazamiento de Rosario unos 4,3 centímetros hacia el oeste a raíz del sismo de 8,8 grados en la escala de Richter que se produjo ese día, con epicentro cerca de la ciudad chilena de Concepción.
“No somos sismólogos, el análisis que hacemos y aportamos es la medición muy precisa de que monto fue el movimiento y en qué momento o duración tiene, y como repercute en distintas zonas y regiones”, explica Gustavo Noguera, investigador miembro del grupo que trabaja en una oficina del tercer piso del edificio universitario de Pellegrini al 200.
“Desde la geodesia se aporta medición a partir de un conjunto de satélites que transmiten señales que permiten deducir distancias”, indica. La estación está compuesta por un receptor GPS geodésico, capaz de rastrear la totalidad de las señales emitidas por los satélites de posicionamiento, más un sistema informático para administrar esta información. Las observaciones recolectadas por el receptor son almacenadas en forma de archivos de datos, los que luego son publicados con la característica de servicio público. Esos datos son publicados en la página web de la Estación: www.fceia.unr.edu.ar/gps.
“Semanalmente desde Mendoza se calcula una región y desde Brasil otra región. Esos datos son remitidos a Alemania, donde funciona el centro de cálculo internacional que comparan los parciales para obtener las coordenadas de cada una de las estaciones, que se modifica constantemente porque la corteza terrestre no es algo rígido. “Existe un movimiento permanente, muy suave”, relata Mangiaterra. “Desde 2004 al 2009, hubo un desplazamiento de 4 centímetros al norte, lo que significa un corrimiento de un centímetro anual”. Y agrega Noguera: “El territorio argentino se ensanchó un poco, caminando de aquí a Mendoza se deberían hallar las grietas. La teoría de la deriva de los continentes se sabía de antes, pero ahora se puede cuantificar”.
Corteza de cartón. “Hay que pensar la corteza como si fuera de cartón, cuando se produce ese gran sacudón, no sólo se corre, también se deforma, como cuando choca un auto con el paragolpe, también la puerta de atrás siente el impacto. La corteza se desplaza, hubo un choque, y se deforma”, resalta Mangiaterra.
“Desde la geofísica −dice el ingeniero geógrafo− se habla de un efecto de acomodamiento. La información que tenemos del centro de cálculo de Alemania dice que los resultados estarán desde el 21 de marzo. Las coordenadas de los satélites pueden ser instantáneas y precisas. Hasta ahora tenemos mediciones preliminares”.
El grupo de investigadores rosarinos funciona desde 1994, “pero ya veníamos participando en cursos sobre el tema desde 1988”, comentan. Sobre el origen del GPS, explican que es “un sistema de las fuerzas armadas de EEUU, se lo denomina Sistema de Posicionamiento Global, fue utilizado con fines bélicos y se estrenó en la Guerra del Golfo, en 1991, para dirigir misiles con precisión del orden de un metro. En el Golfo podían hacer lo que llamaban «bombardeo quirúrgico», es decir: no se apunta ya a una fortaleza, sino a un portón por donde entran los camiones”.
Pero el objetivo de los investigadores rosarinos es otro. “En el caso de los terremotos, que son una descarga de energía monumental, desde hace unos diez años podemos tener el dato concreto del desplazamiento con la utilización de las tecnologías aplicadas en los GPS”, dicen.
La Estación Permanente de la UNR forma parte de la Red Nacional Ramsac (www.igm.gov.ar), integrada a la Red Continental Sirgas-con, compuesta en la actualidad por cerca de 200 estaciones, conectada con la red mundial.
El grupo de investigadores trabaja en Rosario con cargos docentes. Los tres miembros están al frente de dos o tres materias y cursos de posgrados. En tanto, señala Mangiaterra, “el receptor que tenemos acá es de la década del 90 y ya es antiguo, fue cedido por el Instituto Geográfico Nacional, tras recibirlo por una donación. Funciona con una computadora antigua, con un softward, diseño y funcionamiento como los más moderno. 

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