Publicado en el Nº 22 – Julio/Agosto de 1998 – en el Boletín
Informativo del Colegio de Profesionales de la Agrimensura de la Provincia de
Santa Fe – Distrito Sur
En el
número 20 de este boletín se ha publicado un artículo del Ing. Moretto titulado
"Ingeniero o Agrimensor"
Al
leerlo atentamente surge evidente que tras la apariencia de una discusión sobre
el nombre del título profesional, en realidad lo que se está discutiendo es la
orientación de la carrera.
Moretto
dice que "....el Agrimensor.........actúa determinando los contornos de
los inmuebles........ubica los límites.......crea parcelas.......en todos los
casos, se ocupa del contorno, de la
forma, del continente del objeto territorial y nunca incursiona sobre la
materia". Es decir, la actividad del Agrimensor sería exclusivamente la
mensura.
Aún
aceptando que fuera sólo esa la función del Agrimensor, ¿ es posible llevarla a
cabo pensando sólo en "los contornos, los límites, la forma" ? Si no
se considera la materia comprendida, es decir el suelo, su calidad, su aptitud
productiva o urbanística, su ubicación relativa, su inundabilidad o su
erosividad, la cantidad y calidad de las construcciones, etc., ¿ como es
posible efectuar avalúos ? ¿ con qué criterio proyectar las divisiones ? ¿
porqué trabajar con tolerancias diferentes en su medición, si lo que importa es
tan solo su forma y dimensión independientemente de cuál es su contenido ? ¿ da
lo mismo que se trate de una porción de desierto o de tierra ubérrima ?
Pareciera que sí, según la afirmación conceptual de Moretto; sólo determinar y medir límites (que respondan
únicamente a causas jurídicas, políticas
o económicas) y registrar.
La agrimensura, como todas las profesiones, procura desarrollarse y va adaptándose a las nuevas necesidades que le plantea la sociedad.
En
particular en nuestro país la Agrimensura jugó un papel esencial en el proceso
de expansión de la frontera agropecuaria que va desde 1860 a 1930. En la
Argentina agroexportadora, abierta a la inmigración, en el período en que se
fundaron casi todas las localidades de la Pcia. de Santa Fe, la labor del
Agrimensor era sinónimo de progreso, de avance, de transformación de la tierra
improductiva en tierras de laboreo agrícola.
El
Agrimensor diseñaba y replanteaba los pueblos y su colonia, lo que constituía
un proyecto de explotación agropecuaria y de vida urbana para ese fin.
Para
ello había que considerar cuestiones diversas: escurrimiento de las aguas
superficiales, relación con las vías de comunicación, extensión de las chacras
acorde a un sistema de producción familiar (teniendo en cuenta las
características del suelo y la tecnología de la época), superficie adecuada
para quintas suburbanas, terrenos urbanos para vivienda, comercio y servicios,
su cantidad y dimensiones, con previsión de futuro y acorde a las pautas
culturales, políticas, educativas, etc. de la época. Es decir había que manejar
variables económicas, productivas, culturales y urbanísticas. Así se efectuó
una labor que transformó, y vaya si lo hizo, la materia en
cuestión, es decir el territorio objeto del trabajo.
No es
casualidad que en la literatura de la época apareciera el agrimensor como uno
de sus protagonistas, tanto en la ficción literaria como en la poesía (por
ejemplo Quiroga y Pedroni).
Con
la crisis mundial del año 30 cesa la Argentina agroexportadora, se detiene la
expansión de la frontera agropecuaria y la agrimensura decae. Su papel queda
restringido a la ejecución de mensuras por transferencias inmobiliarias. El
agrimensor se convierte en auxiliar del mercado inmobiliario, a la sazón con
gran preeminencia del notariado.
Cercana
la década del 50 aparecen otras necesidades: planes masivos de vivienda, se
plantea en el plano político la "función social de la propiedad",
expansión de las vías de comunicación, obras vinculadas al tema energía
(hidroeléctricas, petróleo, etc.), surge el régimen de propiedad horizontal.
Todo ello configura un requerimiento creciente: contar con información
especializada sobre el territorio y una mejor administración de la misma. Se
requiere cartografía, replanteo de grandes obras, urbanizaciones y catastro
actualizado (jurídico y valuatorio).
En
ese marco se fueron perfilando algo así como dos corrientes, dos tendencias en
la búsqueda del perfil profesional.
Una
de ellas buscó para el agrimensor una figura lo mas parecida posible al
Escribano; éste da fe de personas y derechos; el agrimensor lo hace de los hechos,
y por tanto la mensura es su actividad, como la del Escribano es la escritura.
Otra
corriente buscó, a partir de mantener la mensura como campo de acción
profesional, extender el mismo al conjunto de la información territorial, tanto
a su obtención como a su manejo y aplicación con fines jurídicos, valuatorios,
productivos, urbanísticos, etc.; desde la parcela hasta la región, desde la
medición terrestre a la fotogrametría y la imagen satelital, desde el plano de
mensura a la cartografía temática, desde el replanteo de un lote al de una gran
obra.
Las
cosas, aunque trabajosamente y no sin contramarchas, van en este último
sentido. Así lo expresa la definición adoptada por la FIG (Federación
Internacional de Geómetras) a la cual está adherida la FADA (Federación
Argentina de Agrimensores), que incluye para la Agrimensura (entre otras) las
siguientes actividades:
"La
determinación de la ubicación de los objetos en el espacio, como así también de
"los elementos físicos, estructuras y trabajos de ingeniería, en, arriba,
o debajo de la "superficie de la tierra.
"El estudio
del ambiente natural y social, la mensura de la tierra y de los recursos
"marinos y el uso y desarrollo del planeamiento en áreas urbanas y
rurales.
"La
planificación, desarrollo y reorganización de la propiedad urbana y rural tanto
del "suelo como de su edificación.
"El
planeamiento, mensura y la administración de las obras (construcciones)
"incluyendo la estimación de costos.
"La
confección de planos, mapas, registros, cartas e informes.
Lo
mismo sucede con las incumbencias para Agrimensor e Ingeniero Agrimensor
fijadas en la resolución 432 del año 1987 del Ministerio de Educación de la
Nación, las cuales incluyen (además de la mensura y otras actividades):
"Realizar e
interpretar levantamientos planialtimétricos, topográficos, hidrográficos y
"fotogramétricos, con representación geométrica, gráfica y analítica.
"Realizar
interpretaciones morfológicas, esterefotogramétricas y de imágenes aéreas
"y satelitarias.
"Estudiar,
proyectar, dirigir y ejecutar sistemas geométricos, planialtimétricos y
"mediciones complementarias para estudio, proyecto y replanteo de obras.
"Efectuar
levantamientos geodésicos, inerciales y satelitarios.
"Elaborar e
interpretar planos, mapas y cartas temáticas, topográficas y catastrales.
"Participar
en la determinación de la renta potencial media normal y realizar la
"delimitación de las zonas territoriales.
"Participar
en la formulación, ejecución y evaluación de planes y programas de
"ordenamiento territorial.
En
esa misma línea se ubican los cambios operados en la currícula de Agrimensura
de nuestra Universidad a partir de 1985 y reafirmados en este último plan de
estudios del año 1996, el que adopta como propias las incumbencias de la
resolución 432, recién citada, pero además, al explicar el "Perfil del
título" dice los siguiente:
"Posee los
conocimientos necesarios para la realización de la captura, procesamiento,
"análisis y representación de información espacial desde un punto de vista
global que "le permitan: el diseño y ejecución de sistemas de registración
de inmuebles, la "determinación, delimitación y valuación del espacio
territorial, la participación en el "ordenamiento territorial, el
relevamiento de la superficie y del subsuelo terrestre, la "determinación
del apoyo y construcción de las estructuras geométricas implícitas en
"todo tipo de obras de ingeniería, la generación de cartografía temática y
de sistemas "de información georreferenciados.
Asimismo,
en la comunicación publicada por el Colegio de Profesionales de la Agrimensura
Distrito Sur en el diario La Capital, con motivo del "Día del
Agrimensor", dice en su párrafo final:
"Preservar el
ambiente, controlar los cambios de la biosfera a toda escala, garantizar
"la paz evitando guerras y conflictos, asegurar un uso racional de los
recursos "naturales, son objetivos a los que la agrimensura contribuye
grandemente.
En el
artículo de Moretto hay varias cuestiones que pueden discutirse, como por ejemplo
la confusión entre ciencia y profesión, o la oposición entre materia y forma, o
la original afirmación de que la ingeniería trabaja sobre la materia sin tener
en cuenta su forma ni su ubicación en el espacio (¿ cómo sería el proyecto y la
construcción de una carretera sin tener en cuenta su forma ni su ubicación en
el espacio ? ). Pero temo abusar de la paciencia de los lectores.
Por
eso, mas allá de opiniones divergentes, me remito a la propuesta de Moretto que
propone dos carreras, la una, ".....con título de Ingeniero, en asuntos
territoriales, del medio ambiente, para autorizar implantación de obras según
la zona, que sistematice el agua y otros recursos naturales........., con
conocimientos topocartográficos. Luego un título de grado: Agrimensor,
geodesia, mensuras, catastro, ordenamiento territorial." Moretto recalca
la idea: un Ingeniero puede hacerlo todo (aunque no sepa geodesia) salvo
mensuras; el Agrimensor sólo mensuras.
Moretto
se empeña en dividir lo que la experiencia ha decidido unir, decisión que se
expresa en la definición de la FIG, las incumbencias oficiales, los Congresos
de Agrimensura, los planes de estudio de nuestra Escuela de Agrimensura y de
casi todas las del país y del resto de América Latina, y sobre todo y
fundamentalmente en el diario accionar de muchísimos colegas que trabajan y
aportan en actividades que ya hoy son
patrimonio de la Agrimensura y que no se reducen al ámbito de la
mensura.
LO
EXPLICABLE Y LO MISTERIOSO
Se
puede explicar, aunque no justificar, la actitud de algunos arquitectos e
ingenieros civiles que quieren ampliar su campo de acción a expensas de otras
profesiones, por ejemplo la agrimensura. Hasta aquí lo explicable.
Lo
misterioso es que en el ámbito de la Agrimensura haya quienes pugnan por
restringir el campo de acción profesional, negando la ampliación que ya se ha
producido y se viene produciendo. Seguramente la Agrimensura es la única
profesión en la que se expresa una tendencia interna a impedir su expansión y a
renegar de parte de los méritos adquiridos. Esto es lo misterioso.
Por
ejemplo el profesor Toledo, en la Revista de la FADA Nº 11 del año 1997, pag.
16, afirma que Ingenieros, Arquitectos, Geólogos, Agrónomos, etc., tienen
adecuados conocimientos de Topografía como para relevar la superficie y
replantear las obras que el ejercicio de
su profesión requiere. Esa afirmación, a esta altura, resulta misteriosa.
Quienes ejercen la profesión saben que, tales profesionales, en la mayoría de
los casos (obviamente excluímos a los aventureros) recurren a agrimensores
cuando deben resolver un problema topográfico, incluso a veces de escasa
complejidad, en primer lugar porque carecen de la preparación adecuada y además
porque su experiencia le indica que ganan en rapidez, seguridad y economía.
EL
DESAFIO
Hay
una creciente demanda de información territorial. La Agrimensura está sometida
a un desafío. Si lo acepta y juega un papel activo en la optimización del uso
del suelo rural y urbano, en la producción de cartografía y sistemas de
información geográfica, en la construcción de obras y por supuesto en el
desarrollo de un catastro moderno y multifinalitario, la Agrimensura puede
desarrollarse y crecer en nuestro país. De lo contrario será una profesión en
retroceso, relegada al papel de auxiliar del tráfico inmobiliario.
EN
CUANTO AL TITULO
Aclarada
la cuestión sobre la orientación de la carrera, podemos hablar del
"nombre" del título profesional.
Debe
quedar claro que no hay "nombre", por altisonante que sea, que por si
mismo resuelva la jerarquización de la profesión. Tal jerarquización depende, en primer lugar, de la actitud
colectiva para responder al desafío mencionado, pero también, y en no pequeña
medida, del aporte individual, incluyendo la seriedad y responsabilidad con que
cada uno actúe en el ámbito en que le toca desempeñarse.
No
obstante es conveniente que el "nombre" del título reuna dos
características: identificar la especialidad y atender el necesario
reconocimiento social.
Considero
que "Ingeniero Agrimensor" es el que mejor refleja ambas
características hoy en la Argentina,
aunque por supuesto tengo el mayor
respeto por opiniones diferentes al respecto.
En
los grandes campos que caracterizan las profesiones universitarias en nuestro
país: economía, derecho, medicina, ingeniería, ciencias sociales, etc., la
práctica y la historia ubican a la agrimensura dentro del amplísimo campo de la
ingeniería (que no debe ser confundido con sólo ingeniería civil). Así lo
reflejan también las titulaciones de la mayor parte de las universidades de nuestro
país y del mundo hispano-americano.
Entiendo
sí que el "nombre" del título puede dar lugar a un intercambio
interesante, pero no debe transformarse artificiosamente en motivo de
divisiones o banderías, menos aún si lo que se pretende discutir es la orientación
de la carrera.
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