La
lucha del pueblo cubano por su emancipación, concitó la adhesión de numerosos
sectores de la ciudadanía de nuestra ciudad y su zona de influencia en la temprana
época de la Sierra
Maestra.
Por
esos días arribaron a Rosario compañeros que, recorriendo las distintas
latitudes de nuestra América, difundían las acciones de esos valientes jóvenes
empeñados en derrocar a la dictadura pro-estadounidense de Fulgencio Batista.
En
1956 militantes estudiantiles de la entonces Universidad Nacional del Litoral
(en 1968 se creó la Universidad Nacional
de Rosario), recibieron a los compañeros cubanos y compartieron con ellos
encuentros destinados a divulgar estas actividades revolucionarias y recabar
entre los estudiantes la activa solidaridad con esa justa causa. Entre estas
actividades se destacó el masivo acto realizado en el Aula Magna de la Facultad de Medicina de
Rosario.
El
compañero Juan José “Chiquito” Audet recuerda que en ese año desde la Unión Internacional de
Estudiantes (U.I.E.), con sede en Praga, llegaban informes sobre la situación
en Cuba, con relatos de referidos a la represión del régimen de Batista:
torturas y crímenes cuyas víctimas eran dirigentes campesinos y estudiantiles.
“En esa época vino a Rosario, en nombre de la U.I .E. —puntualiza Audet— el compañero cubano Lionel
Soto, quien luego se desempeñaría como Ministro de la Revolución. Soto
participó en reuniones con militantes de nuestra ciudad y de la ciudad de Santa
Fe, donde se reunió con integrantes del Centro de Estudiantes de Derecho”.
“Después
llegó a Rosario —aclara Lide Bertinat— el compañero Pablo Rivalta Pérez, quien
un año después —en 1957— fue el primer miembro del Partido Socialista Popular
de Cuba que se sumó a la guerrilla en la Sierra Maestra , donde
permaneció hasta el triunfo de la
Revolución ”. Rivalta mantuvo reuniones en las ciudades de
Rosario y Santa Fe.
Habían
transcurrido escasos meses del triunfo de la Revolución , cuando se
constituyó en nuestra ciudad el Movimiento de Solidaridad con la Revolución Cubana.
Esta organización reunía a entidades estudiantiles y políticas, a la que se
sumaron algunas agrupaciones de carácter sindical.
Un rol importante les cupo nuevamente a los estudiantes de
Por
su parte, Miguel Angel Ferrari —por entonces dirigente estudiantil secundario e
integrante de la Juventud Socialista —
recordó que estas reuniones tenían lugar en la vieja Casa del Estudiante de la
calle Tucumán. Y que, en sintonía con una de las primeras medidas de la Revolución , la Reforma Agraria , este
movimiento solidario se propuso como objetivo la colocación de un bono
contribución para recaudar dinero destinado a solventar la compra de un tractor,
para ser enviado al pueblo cubano que había comenzado la proeza de desmembrar
el latifundio con el propósito de emancipar a los trabajadores del campo de esa
sujeción semifeudal, al tiempo que le conferían a la posesión de la tierra un
sentido profundamente comunitario.
A
esta campaña en apoyo de la Reforma Agraria
la sucedieron otras, destinadas —por
ejemplo— a apoyar la Campaña
de Alfabetización, que se expresó en la donación de una escuela (esta actividad
tuvo carácter nacional) para lo cual viajaron algunos compañeros a La Habana y a Santiago de Cuba
a fin de concretar tal propósito. En esa oportunidad integró la delegación
argentina la compañera Graciela González, quien puso a disposición de este
trabajo fotografías y recortes periodísticos que forman parte de este relato.
DIRIGENTES
UNIVERSITARIOS ARGENTINOS VISITAN CUBA EN EL PRIMER AÑO DE LA REVOLUCION
(Relato del Dr. Carlos Solomonoff, por entonces integrante
de la conducción de la Federación
Universitaria del Litoral)
Era el primer año de la Revolución Cubana ,
en las universidades argentinas se vivían momentos de conmoción masiva. Las
organizaciones del estudiantado eran un ámbito de apasionados debates. Aquel
suceso enfervorizo los debates
El vuelo hizo escala en Montevideo donde se sumó el coronel
Jacobo Arbenz, exilado en el Uruguay a raíz del golpe que la United Fruit asestó
en Guatemala, entronizando a Castillo Armas. El azar determinó que ocupar el
asiento contiguo al mío. El viaje se hizo corto con el relato de lo ocurrido en
su país.
Así, conocí como mientras en el Caribe levantaba una
aurora, también caía una tiniebla siniestra.
En las calles de La Habana , una atmosfera febril y contagiosa
indicaba claramente que algo del orden de lo extraordinario estaba ocurriendo.
El vértigo de los acontecimientos exigía hacerlo todo y con poco.
Un día era la
convocatoria a una reunión de personal de los laboratorios médicos.
Administrativos y visitadores médicos ya no tenían sentido ni función ante la
socialización de la medicina y la consecuente eliminación de los monopolios
farmacéuticos.
Fuera de toda formalidad, sin miedos a la necesaria
improvisación, se le preguntó a cada uno que otra cosa sabían hacer, en que
otra función podían desempeñarse. Y así se asignaron nuevos puestos de trabajo.
No se levantó un acta. Unos fueron a distintas areas del ministerio de salud,
otros se incorporaron a la difusión de los programas de vacunación. Todos
trasmitían un entusiasmo que solo podía ser comprendido por sentirse testigos y
partícipes de un momento histórico, de una nueva sociedad y un nuevo sentido
para sus vidas.
En una de esas largas tertulias en hall del Habana Libre,
donde cada grupo relataba testimonios con inocultable deslumbramiento, llegó un
funcionario pasadas las nueve de la noche para convocarnos a un encuentro.
Llegaron unas “combis” y ya en el interior de ellas nos dijo que íbamos a una
entrevista con el Che.
En su modesto despacho del Ministerio de Economía, el Che
sentado sobre la tapa de su escritorio, Jacobo Arbenz en uno de los pocos
sillones y todos nosotros en el piso, tuvimos la embriagante experiencia de su
calida sencillez y de su coherente y apasionado relato. Fueron tres horas
demasiado breves. Su esposa, con un avanzado embarazo nos acercaba tazas de
café.
Concurrimos a asambleas sindicales, en fábricas y talleres,
donde se empezaban a cristalizar las nuevas cooperativas.
Había que relevar los problemas más urgentes en especial en
las arcas rurales. Con grupos de universitarios cubanos escuchamos debates
sobre el futuro universitario.
Con la embriaguez de ese vértigo volví a Rosario. Muchos
querían saber que era aquello.
Con la Federación Universitaria se organizaron
encuentros en diversas facultades, en barrios y pueblos del interior.
Explicamos como ese país pequeño se lanzaba a vencer el analfabetismo, creando
aulas en los rincones, tomando en función de maestros a voluntarios
entusiastas. Como formaba agentes sanitarios frente a una demanda de salud
antes nunca contemplada.
En definitiva, como la
aurora despierta nuevos hombres.
“Durante
la segunda quincena de marzo de 1959 —señala Osvaldo Vergara—la Confederación Argentina
de Estudiantes Secundarios (C.A.E.S.) constituyó su sede nacional en Rosario.
El primer presidente que tuvo la
C.A .E.S. en nuestra ciudad fue Enrique Grüning y el
secretario quien esto relata. Grüning provenía de la juventud de la U.C .R.I. (radicales
intransigentes) y fue propuesto por Lisandro Viale para integrar el Movimiento
de Solidaridad con la Revolución Cubana ”.
Desde sus comienzos la persona de Lisandro Viale se halla vinculada a las tareas
de apoyo a la gesta cubana.
En
julio o en agosto de 1959 se realizó un importante acto solidario en la Facultad de Ingeniería.
Entre los oradores se contaban el dirigente estudiantil Aldo Mangiaterra y el
arquitecto Valenzuela. Este acto es considerado por algunos militantes como la
primera actividad oficial en solidaridad con Cuba.
Cabe
recordar que en la misma Facultad, poco tiempo después, tuvo lugar un
importantísimo acto con la presencia del comandante Pedro Miret, en ese
entonces Ministro de Agricultura de la República de Cuba. Miret fue uno de los
combatientes que acompañó al comandante Fidel Castro en el Asalto al Cuartel
Moncada. El mencionado acto, organizado por el Movimiento de Solidaridad con
Cuba, contó con una numerosa concurrencia mayoritariamente de militantes
políticos y estudiantiles.
Hacia
finales de noviembre de 1961, se realizaron en La Habana , Cuba, dos
importantes encuentros sindicales: el XI Congreso Nacional de la Confederación de
Trabajadores de Cuba (C.T.C.) y el VII Congreso del Sindicato Nacional
Ferroviario de Cuba.
El
militante ferroviario y dirigente del Partido Socialista Argentino, Alberto
Campazas, estuvo presente como “delegado invitado” a estas importantes
actividades. En oportunidad de su intervención en uno de estos congresos (la
televisión cubana realizó transmisiones en directo de estos encuentros) —según
relato de Campazas a Miguel Angel Ferrari, a su regreso de Cuba— el comandante
Ernesto “Che” Guevara, quien escuchó por televisión la alocución del dirigente argentino,
le hizo llegar una invitación para que lo visite en su despacho. Campazas
concurrió a la mencionada entrevista y sostuvo con el Comandante un extenso
diálogo, donde intercambiaron opiniones sobre la realidad del joven proceso
cubano y las posibilidades revolucionarias en la Argentina.
TESTIMONIO DEL INGENIERO ALDO MANGIATERRA
Aldo Mangiaterra en sus
años de dirigente estudiantil y militante de la Federación Juvenil
Comunista, estuvo relacionado con las tareas solidarias con Cuba desde antes de
la toma del poder por la guerrilla encabezada por el compañero Fidel Castro.
Consultado sobre en qué
fecha estuvo relacionado con estas actividades señala que en 1957 asistió a una
charla con un estudiante cubano que visitó nuestro país. Es probable que haya
sido alguno de los compañeros antes mencionado.
Mangiaterra recuerda
que “inmediatamente ocurrido el triunfo de la Revolución , a
principios de 1959, se formó en Rosario la Comisión de Solidaridad con la Revolución Cubana
de la cual fui Secretario. El presidente era Hércules Viale, por entonces
dirigente estudiantil en la
Facultad de Medicina de Rosario. A mediados de ese año logramos
(con un grupo de militantes) participar en la conferencia de prensa que brindó
Fidel en el Hotel Alvear de Buenos Aires, de la cual tengo un recuerdo muy
vívido. Fue tumultuosa, custodiada por guerrilleros hacía poco bajados de la Sierra , con sus barbas y
uniformes. Varios logramos colgarnos del hombro de Fidel y así transcurrimos la
conferencia”. Con cierto humor, Mangiaterra agrega “No sé si Fidel me recuerda,
pero yo a él sí”.
“Con posterioridad
mantuve la solidaridad con los logros de la Revolución
Cubana, pero desde
otros ámbitos de militancia. En 1961 me inscribí en el
reclutamiento de
voluntarios para luchar en Cuba por la defensa de la
revolución, pero tal
reclutamiento fue un hecho político, sin efectivización práctica, al menos que
yo conozca”, añade el compañero.
(Aldo Mangiaterra fue militante
en el Partido Comunista y posteriormente en el Partido Comunista Revolucionario,
hasta 1975. Fue dirigente estudiantil como estudiante secundario y luego en la universidad.
Se desempeñó como Ingeniero Geógrafo en la actividad profesional y como profesor
universitario hasta el año 2012. Actualmente participa en la actividad gremial
de los docentes universitarios).
Si
bien la actividad solidaria en nuestra ciudad y su región se desarrolló de
manera ininterrumpida, cabe destacar momentos de mayor trascendencia que otros.
En 1962 se produce la incorporación de nuevos adherentes
al Movimiento de Solidaridad con Cuba, constituyéndose una Comisión Directiva
integrada por: Pedro Bóccoli, dirigente peronista de la localidad de Máximo Paz,
en carácter de Presidente; Lindolfo L. Bertinat, del Partido Comunista, como
Secretario. Esta comisión también estaba integrada por Eduardo Sarrabayrouse
(Partido Comunista), Horacio López y Nelson Suárez (Partido Socialista), el
arquitecto Mario Segovia Mayer (Decano de la Facultad de Arquitectura),
el Dr. Alcibíades González (Profesor de la Facultad de Odontología) quien luego se despeñó
como co-Presidente, el Dr. Alcibíades González (h), Elsa Rosa Ramírez (dirigente
peronista) y el estudiante José “Coco” López.
Este grupo, más algunos otros compañeros de quienes
no se guardan referencias, desarrolló labores muy intensas de solidaridad tanto
material como ideológica, tales como la difusión de los logros de la Revolución Cubana
y la defensa de la misma frente a las provocaciones de la derecha. Por ese
entonces, se abrió un local en la calle Callao casi esquina Santa Fe, donde se
exhibían películas sobre la realidad de Cuba, al tiempo que también se
desarrollaban reuniones y conferencias. Asimismo se realizaban fiestas con el
propósito de obtener beneficios para la solidaridad con Cuba.
Por esos días, viajaron a Cuba para asistir a la
celebración del 5º Aniversario de la Revolución —especialmente invitados por el
Gobierno Cubano— los compañeros Pedro Bóccoli y Lindolfo L. Bertinat, quienes
pocos días después de la mencionada celebración, fueron recibidos por el
Comandante Ernesto “Che” Guevara en su despacho ministerial. Esta delegación
llevó aportes solidarios del pueblo argentino para los ciudadanos cubanos
damnificados por varios fenómenos metereológicos, particularmente el denominado
Ciclón “Flora”. En fecha cercana unas de las actividades solidarias consistió
—a nivel nacional, con activa participación de compañeros de la provincia de
Santa Fe— en la recaudación de fondos para la compra de un avión sanitario para
la Revolución.
Meses después —para la celebración del 26 de julio— fue
invitado a visitar Cuba el Dr. Prof. Alcibíades González, quien como
señaláramos ejercía la co-Presidencia del Movimiento de Solidaridad.
Los compañeros Bóccoli y Bertinat, a su regreso del
5º Aniversario de la Revolución ,
desarrollaron un plan de charlas de difusión en varios pueblos del Sur de la provincia
de Santa Fe, entre ellos Alcorta y Máximo Paz. También se llevaron a cabo
asambleas en el local de la
Fraternidad (el sindicato de conductores ferroviarios) y en
el año 1963 se realizó un homenaje a Cuba en el Monumento Nacional a la Bandera , emplazado en la
ciudad de Rosario.
En 1965 se realizó un gran acto en el Estadio Millia
de Rosario, con la participación como oradores de Lisandro Viale, diputado provincial
(mandato cumplido) por la Unión Cívica
Radical Intransigente, y Horacio Zamboni,
quien habló en nombre de los estudiantes universitarios; ambos militantes de nuestra
ciudad. En tanto que en representación de la Comisión Nacional
de Solidaridad con Cuba, usaron de la palabra John William Cooke, dirigente
peronista y —en su momento— delegado personal del general Juan Domingo Perón; Héctor Agosti, miembro del Comité Central del Partido Comunista; Juan
Carlos Coral, diputado nacional socialista; y Luis B. Cerruti Costa, destacada
figura política de la época.
En fecha anterior (estimada en 1961), en el mismo
Estadio Millia se desarrolló otro acto similar con la presencia de Celia de la Serna de Guevara, madre del
Comandante, quien pronunció un encendido discurso ante un numeroso público.
Entre 1965 y 1966, el mencionado movimiento
solidario con Cuba, se transformó en el MASPLA (Movimiento de Solidaridad con
los Pueblos de América Latina), cambiando el carácter originario que poseía.
Retornando un poco en el tiempo, digamos que hacia finales de 1962, Estados Unidos logra que
los países de América latina, con la excepción de México, a través de la OEA , rompan relaciones
diplomáticas con Cuba. La
Argentina , presidida por Arturo Frondizi, se adelanta e
interrumpe sus relaciones con la
Isla revolucionaria el 31 de enero de ese año. En tanto que
el Uruguay hace lo propio el 8 de setiembre de 1964.
En abril de 1963 se realiza el Congreso
Continental de Solidaridad con la Revolución Cubana celebrado en Niterôi, capital
del Estado de Río de Janeiro. Este encuentro cuya celebración estaba prevista
en la ciudad Río de Janeiro, por entonces capital de Brasil, debió trasladarse
a Niterôi (la capital del Estado de Río de Janeiro) ante la prohibición del entonces
gobernador del Estado de Guanabara e intendente de la ciudad de Río de Janeiro,
el derechista Carlos Lacerda. Entre los organizadores de este Congreso se
encontraba el dirigente revolucionario brasileño Carlos Marighella y entre los
asistentes más destacados el poeta cubano Nicolás Guillén. Desde nuestra ciudad
concurrieron al mencionado congreso el Dr. Alcibíades González (h), el Dr.
Orlando Sebrié y el director de teatro Eugenio Filipelli.
El
26 de julio de 1964, una numerosa delegación de nuestra región asistió en la
ciudad de Montevideo, al Primer Encuentro Rioplatense de Solidaridad con la Revolución Cubana.
Entre los integrantes de esta delegación se encontraban Don Pedro Bóccoli, el
Dr. Adalberto Felipe “Nito” Bóccoli, el Dr. Lindolfo L. Bertinat y su esposa,
Nelson Suárez, el Dr. Alcibíades González (h), la Ing. Trudy Nagel,
Miguel Angel Ferrari, Alberto Cervetti, Horacio Petersen, entre otros
participantes.
El
acto principal de este encuentro se realizó en el montevideano Palacio Peñarol y
entre los diversos oradores se destacaron Enrique Rodríguez, titular de la Central Obrera uruguaya, y
Rodney Arizmendi, secretario General del Partido Comunista del Uruguay.
Una
anécdota muy curiosa de esa época destaca que, dada las condiciones de
represión política existentes en la Argentina , no era fácil introducir películas
sobre la gesta revolucionaria cubana. Para sortear esas prohibiciones y eludir
posibles represalias policiales, varias compañeras pasaron por la Aduana de Buenos Aires
—provenientes de Montevideo— con las cintas de celuloide (el formato de las
películas de la época) enrolladas en sus cuerpos, debajo de sus vestimentas.
Entre las películas que se difundían, se destacaban las que se referían a la
labor de los médicos en la Sierra Maestra ,
la Campaña de
Alfabetización y un documental sobre Playa Girón.
TESTIMONIO DEL LIC. ANDRES “COCO”
LOPEZ
Coco López
—así lo conoce todo el mundo en Rosario— recuerda que su “participación activa
comenzó después de la invasión a Girón y cuando ya
estaba en la Universidad ”. Desde
ese entonces asistió prácticamente a “todos los actos que se organizaban en
Rosario” en solidaridad con Cuba. Al tiempo que apunta: “el más importante (se
realizó) en el Estadio Milia de Rosario, en solidaridad con el pueblo dominicano,
pues a partir de entonces la solidaridad se amplio y tomó una dimensión
continental”.
Coco López
—corresponsal de Radio Habana desde 1989— lleva publicados varios libros
relacionados con Cuba y su Revolución, entre ellos se destacan “Mate y ron. De
Rosario a La Habana ”,
“Perón-Fidel, línea directa. Cuando la Argentina rompió el bloqueo a Cuba” (en
colaboración con José Bodes, periodista cubano), “Che, el rosarino” y “Maten a
Fidel. La apasionante trama de los atentados contra el líder cubano”.
“La
historia de la solidaridad con Cuba en la ciudad natal del Che, ha tenido
distintos y distintas protagonistas —nos relata Alberto “Beto” Cabrera—, uno de
esos personajes sin duda alguna fue la compañera Lina Mónaco. Lina fue una
de esas personas que desde muy joven resolvió ser protagonista de la historia
de la solidaridad internacionalista, especialmente con Cuba hasta al final de
sus días. No solo con Cuba practicó esa solidaridad, lo fue con la España Republicana ,
con Vietnam, con las luchas de los pueblos”.
“En 1974,
siendo integrante del Movimiento por la
Paz , fue invitada por el Movimiento por la Paz y la Soberanía de Cuba. A
partir de allí se empezaron a realizar algunas actividades de solidaridad con
Cuba en su ciudad natal, llamando a una asamblea que se realizó el 13 de
noviembre de 1991, en el local de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre,
ubicado en la calle Salta de la ciudad de Rosario. De la misma participaron 45 compañeros
pertenecientes a distintas organizaciones sociales y políticas tales como el
PL, UMA, LADH, PC, entre otras, dejándose constituido el Movimiento Popular de Solidaridad con Cuba Rosario. Organización que impulsó
por iniciativa de Lina distintas actividades de solidaridad con la isla de la
libertad, campañas como las del millón de aspirinas y resmas de papel
para Cuba, la lucha para que pudiese ingresar a la Argentina la
vacuna antimeningocóccica, que pudo concretarse con el apoyo de la concejala
Silvia Fernández León, quién presentó un proyecto de ordenanza para que dicha vacuna
ingrese a nuestro país”.
UNA
LEVADURA ESPIRITUAL EN EL PAN AMERICANO
El 1º de enero de 1959 triunfó la Revolución en Cuba. Una
revista Evangélica de la Habana ,
"El Heraldo Cristiano”, con notable visión y esperanza declaraba en Mayo
del mismo año: ”parece un sueño la fangosa vicisitud padecida durante siete
años, parece un sueño la venturosa vigilia recobrada en un minuto, al abordar
un nuevo año. Ahora, estamos tratando de penetrar, con ojos renovados, en las esencias
íntimas de una revolución verdadera. Ya somos libres”.
Luego se sucedieron los años duros de construcción
revolucionaria, de logros y frustraciones, de esfuerzos contrarrevolucionarios dentro
y fuera de la isla, de adhesiones y deserciones, de aproximaciones y conflictos
entre marxistas y cristianos. Pero en medio de todo, los éxitos indiscutibles alcanzados
en e! campo de la justicia social, de la medicina, de la educación, de la
solidaridad internacional, etc.
En 1977, Fidel Castro declaraba en Jamaica que "no hay
contradicciones entre la religión y el socialismo". A lo que más adelante
ese preclaro Obispo mejicano, que dejó este mundo el año pasado, don Sergio
Méndez Arceo, añadía "entre cristianismo y revolución no hay
contradicción, tampoco hay identidad, pero sí convergencia”.
A 35 años de la revolución a pesar de sus limitaciones y
errores, así como los que caracterizaron la actitud de tos cristianos que
optaron por permanecer en Cuba y trabajar junto a su pueblo, esa convergencia
se ha mantenido y ahondado, a pesar de los tiempos difíciles que nuestros hermanos
cubanos hoy deben atravesar, Y es nuestro anhelo y oración que la convivencia
respetuosa y creadora entre socialistas y cristianos, le permita al pueblo
cubano no sólo superar el momento critico y doloroso que hoy debe enfrentar,
sino también ser lo que más anhelaba José Martí para su amada Cuba: "una levadura
espiritual en el pan americano".
Obispo Emérito de la Iglesia Metodista
de la Argentina ,
Federico J. Pagura. Rosario, 15 de enero de 1994.
(El Consejo
de Estado de la República
de Cuba, a través de su primer vicepresidente Miguel Díaz Canel Bermúdez,
entregó al Obispo Pagura, la
Orden de la
Solidaridad “en reconocimiento a su elocuente amistad y
solidaridad irrestrictas con la
Revolución y el pueblo de Cuba, así como por su profunda
vocación de integración latinoamericana, su inclaudicable defensa de los
derechos humanos, su antiimperialismo militante y su inspiración martiana”,
según reza en el cuerpo de la resolución, firmada por el presidente Raúl Castro).
Durante
el transcurso de estos largos años, que —como hemos visto— arrancaron antes del
triunfo mismo de la Revolución Cubana ,
muchos fueron los compañeros y amigos que participaron en las tareas
solidarias. A continuación acompañaremos a este trabajo un listado de esas
personas que vieron en el proceso transformador, encabezado por el comandante
Fidel Castro Ruz, un verdadero faro para las luchas de nuestros pueblos de
América latina y el Caribe.
Fueron
tan numerosas las expresiones de solidaridad que es altamente probable que
incurramos en involuntarias omisiones, por las cuales de manera anticipada
pedimos disculpas.
Esta
es la nómina:
Barbato, Walter
Bellmann, Doris
Bertinat, Lindolfo L.
Bóccoli, Adalberto (fallecido)
Bóccoli, Pedro (fallecido)
Cabreriso, Enrique (fallecido)
Campazas,
Alberto (fallecido)
Estévez
Boero, Guillermo (fallecido)
Ferrari,
Miguel Angel
Figueroa,
Susana
Garbulsky,
Edgardo (fallecido)
González (hijo), Alcibíades
González, Alcibíades (fallecido)
González,
Graciela
Kaplan,
Gregorio
López,
Horacio (fallecido)
López, José Andrés “Coco”
Mangiaterra, Aldo
Morelli, Ramón “Tubo”
Nagel, Gertrudis
Ramírez, Rosa Elsa (fallecida)
Sarrabayrouse, Eduardo (fallecido)
Sebrié, Orlando
Segovia Mayer, Arq. Mario (fallecido)
Solomonoff, Carlos
Suárez,
Nelson
Taborda,
Mirta
Vergara, Osvaldo
Viale, Hércules (fallecido)
Viale, Lisandro (fallecido)
A
comienzos del siglo XXI todas estas expresiones de solidaridad encontraron su
cauce en una organización de carácter amplio, denominada Multisectorial de
Solidaridad con Cuba – Rosario.
Su
actividad está inscripta en el presente, es por ello que no se halla reflejada
en esta “Breve historia de la solidaridad…”. No obstante, no podemos dejar de
mencionar una de sus actividades que —sin lugar a ninguna duda— se inscribe
como la más importante, por la masividad, entre todas las realizadas en estos
más de cincuenta años. Se trata de la celebración del 80º Aniversario del
Nacimiento del Comandante Ernesto “Che” Guevara, con numerosísimos actos,
seminarios, paneles, proyección de películas, campeonatos de ajedrez, que
culminó en una multitudinaria concentración en el predio donde —también por esos
días— se erigió el monumento al Comandante Heroico. Según las crónicas
periodísticas de la época, particularmente del diario “La Capital ” de Rosario,
insospechado de adhesión a la Revolución
Cubana , la asistencia a dicho acto alcanzó las 55 mil personas.
A
esta actividad asistieron los cuatro hijos del Che y numerosos funcionarios del
gobierno cubano, como así también de la Embajada de la República de Cuba en la Argentina. Aleida
Guevara hizo uso de la palabra, junto a Norberto “Champa” Galiotti, quien leyó
el documento de la
Multisectorial redactado para tan importante evento.
Solo
nos queda, a modo de cierre de esta resumida historia, hacer nuestras las
palabras del comandante Guevara, cuando aquel 25 de mayo de 1962 dirigió su
histórico “Mensaje a los Argentinos”. En uno de sus párrafos decía el
comandante:
“Todo es parte de una sola lucha, y es verdad cuando el
imperialismo lo llama con un denominador común, porque aún cuando las
ideologías cambien, aún cuando uno se reconozca comunista, o socialista,
peronista, o cualquier otra ideología política en determinado país, sólo caben
dos posiciones en la historia: o se está a favor de los monopolios, o se está
en contra de los monopolios. Y todos los que están en contra de los monopolios,
a todos ellos se les puede aplicar un denominador común. En eso los
norteamericanos tienen razón. Todos los que luchamos por la liberación de
nuestros pueblos luchamos al mismo tiempo, aunque a veces no lo sepamos, por el
aniquilamiento del imperialismo. Y todos somos aliados, aunque a veces no lo
sepamos, aunque a veces nuestras propias fuerzas las dividamos en querellas
internas, aunque a veces por discusiones estériles dejamos de hacer el frente
necesario para luchar contra el imperialismo. Pero todos, todos los que luchamos
honestamente por la liberación de nuestras respectivas patrias, somos enemigos
directos del imperialismo”.
Rosario, 16
de agosto de 2013.
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