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martes, 20 de junio de 2017

RELATO DE UN VIAJE POR CUBA Y CONGRESO DE AGRIMENSURA EN CUBA

Cuba 2013
Viaje de Nega y Aldo (relatado por Aldo y supervisado por Nega)

El viaje fue organizado por Turismo de la Caja de Previsión para los profesionales de la Ingeniería.
El paquete consistía en 5 días en la Habana y 5 días en el cayo Santa María.
Nosotros tomamos sólo la primera parte, con el propósito de continuar haciendo un recorrido para que pudiéramos conocer algo de Cuba, pero saliendo del circuito turístico internacional.
El viaje se inició el día 23 de setiembre, vía Panamá, por la compañía aèrea Copa (panameña), llegando a la Habana por la tarde. De la provincia de Santa Fe viajaron más de 30 personas, entre profesionales de agrimensura y algunos familiares.
En la Habana se desarrolló, desde el 24 al 27, el VI Congreso de Agrimensura, en paralelo con los de Valuaciones, Catastro y Enseñanza, en el hotel Habana Libre, donde nos hospedamos.

El Habana libre es el hotel que inauguró la cadena Hilton en 1958 y que fuera utilizado como sede de su comando por Fidel al triunfar la Revolución.
El día 24 fue la inscripción y por la tarde un acto inaugural donde se presentó el libro del astronauta cubano Tamayo, en el 30 aniversario de su vuelo y estadía en la cápsula espacial.
Estuvo también el astronauta ruso Romanenko, hijo del que fuera compañero de vuelo de Tamayo.
Los días 25 (mañana y tarde) y el 26 (por la mañana) funcionaron los congresos mediante la presentación de trabajos, en intensas sesiones, llamando la atención la puntillosidad en el horario.
El jueves 26 por la tarde (dentro del programa del congreso), se realizó una visita turística a la Habana, incluyendo la Habana vieja, con una guía bastante abúlica, pero que no dejó de ser interesante; por supuesto incluyó la plaza de la Revolución
Dado que las sesiones eran en paralelo pude asistir sólo a las de agrimensura, que sería equivalente a lo que acá llamaríamos Topografía y Geodesia. Hubo algunos trabajos interesantes sin escapar a los temas más o menos conocidos.
El día 27 se realizó, por la mañana, una reunión con delegaciones de distintos países (recuerdo Colombia, Panamá, Méjico, Argentina, Venezuela, Cuba y quizá alguno más), que comenzó con una presentación cubana planteando una importante cuestión de ética profesional, pero que, por obra de otros participantes, particularmente de Argentina, terminó derivando como tema principal en las incumbencias.
La participación de Fada (Federación Argentina de Agrimensores), fue lamentable, planteando su presidente el deseo de ubicar la profesión los más lejos posible de la ingeniería y que la adopción del título Ingeniero Agrimensor era sólo para preservar incumbencias por razones de “bolsillo”.
Allí se ratificó a la Asociación Panamericana de Agrimensura como entidad coordinadora de las entidades nacionales.
Por la tarde, a las 17 hs. se realizó un ¡almuerzo! de cierre del Congreso, donde vestí la “corbata de nivelación”.
Previo al almuerzo me entrevisté con Pedro Luis García, presidente del Congreso, a quien le entregué una fotocopia del acta de nacimiento del Che, a modo de demostración de que no todos los argentinos teníamos el pensamiento utilitario puesto por algunos de manifiesto en la reunión antes citada. Nos emocionamos ambos, quedamos en encontrarnos a la vuelta de nuestro viaje por Cuba y me regaló una botella de ron.

En forma paralela a la concurrencia al congreso y gracias a los contactos que previamente había realizado en Rosario, fuimos portadores de cuatro carpetas correspondientes a la preparación del Encuentro Nacional de Solidaridad con Cuba, que ese año se iba a realizar en Rosario.
Las carpetas iban dirigidas a la presidenta del ICAP - Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos - (quien estuvo en noviembre en Rosario), al vicepresidente cubano Díaz Canel, a Raúl Castro y a Fidel Castro.
La primera era para, de ser posible, entregar en mano; las otras tres para entregar a un contacto (sorpresivamente un argentino exilado en Cuba durante la dictadura militar), quien las haría llegar a destino.
Le hicimos saber que, “si cualquiera de ellos quería entrevistarnos”, lo recibiríamos con gusto.
El día 26 por la mañana concurrimos al ICAP, donde pudimos entevistar a la presidenta y entregarle la carpeta.
Dicho sea de paso, dentro de esas carpetas iba incluida una “Breve historia de la solidaridad con la Revolución Cubana en la ciudad de Rosario y la región”, la cual se anexa. En la misma soy mencionado y participo con un breve relato.
En el ICAP nos contactamos con el encargado de América Latina, Armando Guerra, quien por iniciativa propia, se encargó de asesorarnos sobre el próximo itinerario y ponernos en contacto con las delegaciones del ICAP en distintas ciudades.
Le hicimos presente que no pretendíamos obtener ningún tipo de atención especial ni menos ventajas económicas.
Tal como hacíamos con quien podíamos lo sometimos a un intenso interrogatorio sobre la realidad cubana, a lo cual se prestó sin problemas.
Volvimos al hotel en un ómnibus de transporte urbano, de calidad similar a los de acá, donde el boleto cuesta 0.017 dólares (algo así como 0.15 pesos argentinos a setiembre 2013). Posteriormente Armando fue al hotel para seguir asesorándonos y conversar un largo rato.

Terminado el congreso, el sábado 28 seguimos en la Habana y pudimos realizar una exquisita visita por la ciudad, particularmente por la Habana vieja, gracias a la atención de un matrimonio de cubanos con quienes teníamos contacto previamente.      
Ella es arquitecta y trabaja, precisamente, en la recuperación patrimonial de la Habana vieja; así que el recorrido no fue turístico simplemente, sino de conocimiento de parte de la realidad cubana, incluyendo el sector de la Habana vieja más deteriorado donde normalmente no se invita a los turistas.
El esposo trabaja en un programa de Naciones Unidas muy vinculado a cuestiones económicas.

Breve apartado sobre el dinero: a la fecha del viaje coexistían dos monedas,
el peso cubano, de uso local, y el CUC, moneda para turistas, de valor nominal igual al dólar pero que al efectuar el cambio en los organismos oficiales requería algo más de un dólar. El CUC equivale aproximadamente a 25 pesos cubanos.

El domingo 29, por la tarde, salimos de viaje, en ómnibus de línea, a Santiago de Cuba, a 900 kilómetros de La Habana, tardando 12 hs. El ómnibus es de calidad similar a los de acá, el boleto 60 dólares por cabeza (el sueldo básico cubano es de 16 dólares) y, como acá, nos morimos de frío por el aire acondicionado, siendo imposible convencer a los conductores al respecto.
En Santiago fuimos a la sede del ICAP, donde nos atendieron muy bien, charlamos un rato largo con el delegado, sobre todo de política; él mismo nos indicó un lugar para hospedarnos, en una casa particular, consistente en modesta habitación matrimonial, con baño, aire acondicionado y miniheladera, a 28 dólares por día.
El sistema de alojamiento en casas particulares está totalmente extendido, oficializado, con registro de usuarios y fue lo que utilizamos en casi todo el resto del viaje.
En Santiago alquilamos un “taxi” (un desvencijado Fiat de los 60 o 70) y fuimos a conocer el cuartel Moncada, la granjita Siboney (donde se concentraron los revolucionarios antes del asalto al cuartel), la iglesia de la Virgen del Cobre, la fortaleza del Morro, de la época colonial, y el museo instalado en la casa de Frank País (joven dirigente del 26 de julio a cargo de la actividad clandestina paralela a la guerrilla y que fuera asesinado antes de la Revolución).
El chofer y dueño del taxi era un hombre de más de 60 años, que había actuado como correo, cuando niño, en la lucha revolucionaria, en la columna de Hubert Matos (quien posteriormente fue enemigo de la revolución), lo que le significaba no tener ningún reconocimiento por su actuación, aunque, según él eso estaba revisándose.
Estuvimos dos días en Santiago, 30 de setiembre y 1º de octubre. Nos enteramos que el último ciclón había destruido miles y miles de casas.
El día 30, lunes, fuimos junto a las dos mulatas dueñas de la casa-hospedaje a la casa de la Trova Cubana, con mala suerte porque se suspendió el espectáculo por el escaso público, devolviéndonos el valor de la entrada ( 5 CUC por persona), ante lo cual apelamos a un CD que habíamos llevado y amablemente nos pusieron un par de tangos que bailamos.
La Trova Cubana de Santiago se vistió de tango.

En Santiago alquilamos un auto por nueve días (60 dólares diarios) para partir al día siguiente. En Cuba hay que viajar de día, por el peligro de animales en la ruta. La velocidad máxima es 90 km/h

El día 2 fuimos a Bayamo, a 130 km. El litro de nafta cuesta 1.3 CUC y se consigue sin problemas.
Bayamo es una ciudad de 300.000 habitantes y muy importante para la historia de la revolución, entre otras cosas porque está “abajo” de la Sierra Maestra.
Allí nos recibieron en el ICAP, donde nos hospedamos (tienen un par de habitaciones para visitantes, muy cómodas, a un precio diario de 20 CUC, similar al que pagamos en el resto del viaje) y fuimos unos privilegiados, porque el subdelegado, (en la delegación trabajan 16 personas), Ezequiel Morales, se puso a nuestra disposición y los dos días que estuvimos allí, mañana y tarde, se subió al auto con nosotros, nos guió y fue sometido a un riguroso interrogatorio el cual aceptó gustosamente e incluso amplió las respuestas más allá de nuestra preguntas.
Ezequiel es profesor universitario de inglés.
Cuando la Revolución era un lustrabotas de 10 años y sostén de familia. Sin embargo al lanzarse la campaña de alfabetización se anotó como alfabetizador y tuvo que mentir sobre su edad para ser admitido. Fue designado para enseñar a leer y escribir a una familia campesina en la sierra durante un año.
Es necesario recordar que la tarea de los alfabetizadores era muy peligrosa, porque los contrarrevolucionarios armados que actuaron en Cuba los primeros años, los elegían como blanco preferido para sembrar el terror.

El primer día fuimos hasta una elevación en que se erige un recordatorio de la batalla de Guisa y recorrimos el centro de la ciudad. Pensábamos estar un solo día pero Ezequiel nos propuso visitar, al día siguiente, a Polo y Juanita, que son el matrimonio de campesinos otrora analfabetos a quienes el Che solicitó permiso para instalar su comandancia en la Sierra Maestra. A partir de allí Polo fue guía y actuó en la guerrilla llegando a ser el Capitán Descalzo y Juanita era quien cocinaba para los combatientes (entre ellos el Che) además de desempeñar otras misiones.
Nuestra aceptación fue inmediata. Viajamos hasta un pueblo ubicado a 60 km (no en la sierra – para ir hasta allí se necesitan cuatro días a lomo de mulo, entre ida y vuelta) y eso fue el momento más emocionante de todo el viaje. Él tiene 84 años y ella 79. Pudimos conversar largamente y nos regalaron un libro donde relatan parte de su vida.
De allí fuimos a la hacienda Demajagua, en la cual Céspedes, en el 10 de octubre de 1868, declaró la lucha por la independencia de España y liberó a sus propios esclavos.
En Bayamo también visitamos una ludoteca, es decir una escuela donde se fabrican y usan juguetes y donde concurren las escuelas primarias y pudimos charlar largo de política con su directora.

El día 4 viajamos a Camagüey, 200 km, donde paramos en casa de Sonia, una casa familiar con hospedaje muy agradable, muy amablemente atendido por su dueña que a la vez es profesora en la universidad y que necesita esa actividad porque su marido sufre una discapacidad. El precio 20 CUC
Allí estuvimos un día, visitando los lugares más mencionados y en una iglesia Nega se olvidó los lentes de sol minutos antes que la iglesia cerrara. Al otro día, antes de partir, fuimos a la iglesia, llegando a las 9 hs., justo en el momento que comenzaba la misa, a la cual tuvimos que asistir con unción.
Después que terminó preguntamos por los lentes y, gracias a Dios, los pudimos recuperar.

En Camagüey también bailamos un tango. Pudimos ver, desde la calle, una clase de práctica de la escuela de baile para jóvenes y niños llamada Arlequín. No era un espectáculo sino una clase, pero fue un hermoso espectáculo; ver bailar chicas y chicos, sin ceremonia, con soltura y con la elegancia y el saber y gustar bailar de los cubanos.

El día 5, sábado, después de 255 Km, llegamos a Trinidad, muy famosa porque en ella se conserva todo el centro de origen colonial, con sus calles construidas con las piedras que los barcos mercantes traían como lastre.
La imagen de ese ámbito colonial es muy particular, aunque no nos resultó tan impactante en comparación con las mentas que habíamos recibido.
Estuvimos dos días y medio día, 5, 6 y 7 de octubre hasta el mediodía.
            Creíamos que allí no había delegación del ICAP y después nos enteramos que estábamos equivocados. Nos alojamos en un hospedaje que ya no era de carácter familiar, como los anteriores.
Es una casa destinada sólo a hospedaje y la dueña tiene otro más en su propia casa. El segundo, donde estuvimos, lo hace figurar a nombre de otra persona. Se trata ya de una miniempresaria. El precio también fue 20 CUC.
En Trinidad fuimos a la Trova, donde un mulato veterano y muy buen bailarín sacó a bailar a Nega y tras de él me sacó a bailar una mulata, también veterana y bastante entrada en carnes. Fue algo muy amable y muy agradable.
Visitamos museos, compramos algo de ropa para regalos y para nosotros (es zona de fabricación de vestimenta tradicional, como por ejemplo la guayabera), fuimos por primera vez una tardecita a una playa, a 12 km; allí estuvimos poco más de una hora para que el mar Caribe probara como es bañarnos a nosotros.
También visitamos una familia, por invitación de quien nos atendió en un museo y fue algo muy agradable. Primero porque teníamos reservas respecto a que quisieran vendernos o pedirnos algo, lo que no fue así, y segundo porque estaban cuatro generaciones (el menor de meses), con los cuales pudimos conversar de temas diversos y en un tono y lugar típicamente familiar.
En Trinidad tuvimos que acudir a un servicio médico porque Nega sufrió una descompostura estomacal. Siempre consumimos agua embotellada pero suele suceder que al utilizar hielo se produzca la contaminación. El servicio médico ya estaba incluido en el viaje contratado.
Lo interesante fue que al preguntarle a la médica si allí existía el problema de diarrea infantil nos contestó que había casos, a lo cual le dijimos que a lo que nos referíamos es, en el caso de Argentina a zonas de pobreza en la que es endémica, llegándose a la muerte de niños.
La respuesta fue impactante: no, eso acá no sucede, si muere un niño por algo así es un acontecimiento de carácter nacional y se arma una discusión en todo el país.
En Trinidad pude darme el gusto de andar a caballo un par de horas en un hermoso lugar, el Valle de los Ingenios (otrora asiento de centrales azucareras coloniales hoy desaparecidas).

El día 7 después de mediodía fuimos a Santa Clara, alrededor de 120 o 130 km, por una ruta secundaria cruzando una sierra no muy alta. En Cuba no hay banquinas, pero para sacar fotos quise parar, vi el pasto al costado muy parejo y salí del pavimento; el terreno firme estaba 30 o 40 cm más abajo y el auto quedó con el chasis sobre el pavimento, en un camino semisolitario. A poco se acercó un campesino y después paró el primer camión que pasó en el que iban dos hombres que tomaron a su cargo solucionar el problema, aunque no contaban con herramientas específicas, pero las improvisaron, tiraron el auto con una cadena y hubo inmediata solución. Les dije cuál era la deuda y dijeron que no la había. Les dejé 10 CUC ¿poco, mucho?, depende para qué.

En Santa Clara fuimos a parar a un hospedaje familiar también muy agradable.
Él retirado de la universidad para atender ese negocio y poder cuidar sus padres ancianos y enfermos. Ella sigue como docente universitaria. Ambos creyentes cristianos practicantes pero no católicos y al menos él partidario de la revolución.
Al día siguiente, por propia iniciativa, nos acompañó a conocer el mausoleo de homenaje al Che donde a la vez hay un museo.
La cola con turistas, la recorrida muy rápida por el museo con una guía que en algunas cosas parecía no tener suficiente conocimiento, la estatua muy grande y muy alta, creo que recortaron la emoción.
Quizá fue estando con Polo y Juanita cuando sentimos la cercanía, la presencia del Che y allí más vale sentimos la distancia.

Por la tarde fuimos a un acto de los universitarios en la plaza central, que se hace todos los 8 de octubre, fecha en que originalmente se pensó que había sido asesinado el Che. Consiste en una marcha desde la universidad, creo que 7 km, después la lectura de una declaración y por último la actuación de un conjunto de música joven cubana “De buena fe”, que dicen que se destaca por sus letras de crítica social.
Allí nos encontramos con un cubano, Arístides, que se dedica a promover la solidaridad con Cuba, que ha viajado a la Argentina y que nos dijo que pese a que ya era tarde nos iba a llevar a conocer “el otro Che”; un monumento con el Che de tamaño natural, con un niño en brazos.
Allí, hablando como hombre de la Revolución, dijo que otra sería la historia de Cuba con el Che y criticó la burocracia que ocupa numerosos cargos, señalando que justamente estábamos frente al edificio del Comité Provincial del Partido Comunista.
Al día siguiente, antes de viajar fuimos a ver el tren de las tropas de Batista, que fuera descarrilado por los guerrilleros comandados por el Che, lo que terminó de inclinar la balanza de la lucha. Allí comenzó el desbande que culminó con la huida de Batista y el triunfo de la Revolución

El día 9 de octubre viajamos a Playa Larga, donde nos alojamos. Por la tarde fuimos a Playa Girón, otro de los hitos en la historia de la revolución, donde visitamos el museo y estuvimos un rato en la playa que, para decir verdad es fea, porque a unos 100 m de la costa hay una especie de muro, no sé si de contención o con que otro fin, gris musgoso, feísimo. Estuvimos un rato en la playa y volvimos al alojamiento ya de noche.
La ruta, algo más de 30 km, corre entre la costa por un lado y un manglar por el otro, y nos encontramos con la sorpresa de ver sobre el pavimento innumerable cantidad de cangrejos que en esas horas se desplazan lentamente desde el mar al manglar. Era imposible circular sin aplastar al menos a algunos de ellos y según nos dijeron en el alojamiento, en la época de reproducción hay tantos que al pisarlos llegan a pincharse las gomas de algunos vehículos.

El 10 de octubre salimos hacia La Habana. En el camino visitamos brevemente una especie de reserva con un pequeño zoológico incluido en el cual pudimos ver caimanes.
De paso eso nos permitió darnos cuenta del olvido de la cámara fotográfica en Playa Larga, a 30 km, y retornar para no perder todas las fotos del viaje.

Llegamos nuevamente a La Habana en día feriado, rememorando la iniciación de la lucha por la independencia de España en 1868.
Fuimos directamente al ICAP, según convinimos previamente con Armando Guerra, quien estaba con otros empleados ejerciendo la guardia porque ese día tiene franco el personal a cargo de la misma. Nos recibió muy amablemente, nos mostró la casa, que era la residencia de un matrimonio que tenía 20 sirvientes, nos dio la publicación de la Primer Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba (la cual merece un análisis aparte) y nuevamente respondió a innumerables preguntas y nos recomendó que no nos alojáramos en La Habana vieja.
Buscando alojamiento fuimos a parar a la vuelta del hotel Habana Libre, en una casa que, después nos dimos cuenta, no era alojamiento registrado, aunque de todos modos todo anduvo bien.
Por la tarde fuimos a una playa cercana, a unos 20 km; siendo feriado estaba repleta de gente, casi todos jóvenes, muchos de ellos tomando ron; interesante para informarse pero nada para disfrutar la playa. A la vuelta entregamos el auto.

El día 11, además de visitar una escuela tuvimos una entrevista con Pedro Luis en lo que sería algo así como el Colegio Profesional, donde charlamos de los más diversos temas, nos regaló otra botella de ron y quedamos en encontrarnos por la tarde junto con su esposa.
Pasada la tarde nos fue a buscar al hotel (su esposa no pudo ir) y nos invitó a cenar en un modesto restaurant donde pagó él pese a nuestro protesta.
            Nuevamente allí tuvimos una larga conversación que culminó, alrededor de la medianoche, frente a nuestro alojamiento. En la charla nos contó cosas de su actuación militar en Angola como que, ante la falta de medicamentos debían tomar un vaso de vinagre con gotas de gasolina para cortar la colitis que producía la malaria, o que las jóvenes nativas se untaban la cabeza con bosta para no ser violadas por los mercenarios.
Contó también que en Cuba, en la década del 90 la situación fue de miseria.

Pocas, muy pocas reflexiones políticas.
Bautizamos a Cuba como la Isla Misteriosa, remedando el famoso título de Julio Verne.
Cuba fue la última de las repúblicas americanas en liberarse de España.
Logró liberarse de la dominación yanqui y prodigar al mundo y a su pueblo una revolución que abrió las puertas de la década del 60 del pasado siglo, la del alza mundial revolucionaria y antimperialista, que produjo líderes devenidos en símbolos mundiales; y logra resistir un bloqueo de la mayor potencia estando ubicada sólo a minutos de vuelo de ella.
Sin embargo cayó bajo la dependencia de la URSS, aunque no se derrumbó con ella, habiendo sido, visto desde la geopolítica, el punto más débil del llamado campo socialista.
Logró salir de una década de privaciones extremas, durante la década del 90.
Cuba parece ser siempre la excepcionalidad. O lo es.

Un breve, un pequeño viaje, sólo permite una mirada. Para justificarse uno puede decir “no pudimos hablar con todos los cubanos”. Pero hay que opinar.
Si apelamos a las misceláneas podemos decir que, en general, la gente está bien vestida y alimentada, con acceso a la cultura, que se puede circular con la más absoluta libertad y seguridad y que la niñez está adecuadamente atendida.

A la vez Cuba tiene gravísimos problemas de producción. Baste decir que el 50 % de la tierra productiva está ociosa, según datos oficiales y que, según muchos opinan está gravemente deteriorada la cultura del trabajo, porque la remuneración formal está por debajo de las necesidades. El sueldo de un maestro equivale a 80 kilos de pan.
¿Hacia dónde marcha Cuba? ¿Qué viene cuando desaparezca su ya octogenario liderazgo?
Creo que fue un error de la revolución la inmediata estatización absoluta de todas las actividades, incluyendo cualquier tipo de trabajo personal, ignorando el lema “de cada uno según sus posibilidades a cada uno según su trabajo”.
Para salir de ello hoy liberan el “cuentapropismo”, incluyendo la utilización de mano de obra asalariada ¿Remedo de la Nueva Política Económica de Lenin? Creo que no están claros sus límites. Obviamente surge un sector burgués cuyo desarrollo próximo es desconocido.
Pero creo que el problema central sigue siendo el modelo de ejercicio del poder que fuera instaurado en su momento en la URSS y que no era precisamente el de los soviets.
No surge evidente un clima de discusión política. En ese sentido resalta la pobreza de la prensa pública.
Analizando la Primera Conferencia del PC Cubano está claro que hay reconocimiento de dificultades y hay autocrítica, particularmente respecto a la producción, pero no hay atisbo de autocrítica sobre el tema del poder, al punto que se reconoce que la revolución no ha podido generar el recambio de su dirección pero sin asumir responsabilidad autocrítica, sin determinar causas, como si fuera un avatar de la historia cubana.
El pensamiento crítico del Che estuvo decenas de años oculto y no es que piense que el Che no podía equivocarse o que si estuviera vivo no hubieran sido posibles los graves problemas de la Cuba actual


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