Aldo Mangiaterra - 12 de febrero de 2020
La obra desarrollada por Macri
desde el 2016 al 2019 tiene dos componentes fundamentales: uno es el
endeudamiento, el otro es la disminución de la producción (no de la
productividad), y dentro de ello, para peor, la reducción de la participación
de los sectores populares en la distribución de la riqueza
El tema de la deuda no se
reduce “a lo que hay que pagar”, es más profundo. Constituye una de las formas
esenciales de garantizar la dependencia económica y política de los países en
general y de la Argentina en particular
Para el Fondo Monetario Internacional
(para quienes representa), más importante que el cobro de la deuda, es la
dependencia que ella genera. La posible demora en el cobro es algo así como el
precio que deben pagar para lograr lo que pretenden obtener: ALQUILAR EL PAÍS, o, en otras palabras, obtener el
derecho de uso de la Argentina
En el 2019, Argentina,
superando a la Grecia del 2008, ha pasado a ocupar el primer lugar entre los
países más endeudados con el FMI
Ya en 1916, el futuro
dirigente de la Revolución Rusa V.Lenin, en su libro El imperialismo fase
superior del capitalismo ponía a la Argentina como modelo mundial de país dependiente
“…también, es característico de la
época, las formas variadas de países dependientes que, desde un punto de vista
formal, son políticamente independientes, pero que en realidad se hallan
envueltos en las redes de la dependencia financiera y diplomática. A una de
estas formas de dependencia, la semicolonia, ya nos hemos referido. Un ejemplo
de otra forma lo proporciona la Argentina.” (Tomo XXIII de las Obras
Completas, reproducido por Editorial Akal, Madrid, página 384)
Exactamente
cien años después, en el 2016, Macri se encargó de reconducir a la Argentina a
recuperar su condición de modelo de país dependiente
La
derrota de Macri en las elecciones del 2019 y las primeras medidas del gobierno
de Alberto Fernández han traído cierto alivio a la mayoría de los argentinos
Medidas
como la tarjeta alimentaria, los bonos para parte de los jubilados, el aumento
para gran parte de los asalariados o el congelamiento temporal de tarifas de
gran parte de los servicios públicos, contribuyen a aliviar los pesares
económicos de gran parte de la población
Son
medidas que contribuyen a suavizar los efectos de la creciente desigualdad,
claro que sin rozar siquiera, al menos por ahora, las causas de tal desigualdad
El gobierno
ha reiterado la primacía en atender lo que se suele llamar “la deuda interna” o
“la deuda social”, es decir el deterioro de las condiciones de vida de la
mayoría de los argentinos
Sin
embargo, a la vez, parece sentirse acorralado por los acreedores
internacionales y, en los hechos, ha puesto en el centro de la actividad
política nacional e internacional de la Argentina, el tema de “la deuda”,
declarando que, por ahora, no formula ningún plan económico porque primero debe
resolver la renegociación de la deuda
De
este modo, autocondiciona su política a los condicionamientos que pueda imponer
el capital financiero
En
esas condiciones es natural el desarrollo de una polémica en el seno de las
fuerzas políticas populares
Circula en las redes un
escrito titulado NO TE APURES CARA BLANCA que con inusitada prepotencia
descalifica posible críticas al actual gobierno exigiendo “no molestar”
Si no se trata de una
provocación malintencionada, si es opinión de un sector que pretende apoyar al
gobierno, flaco favor le hacen
Hoy la cuestión a
dilucidar por parte de los sectores populares pasa centralmente por la manera
de defender sus derechos
Y entre esos derechos
están, en primer lugar, condiciones de vida dignas, que pasan sobre todo por la
recuperación del poder adquisitivo del salario de los trabajadores y lo mismo
para las jubilaciones, sin perjuicio de otras medidas, como las ya señaladas
que signifiquen alivios temporarios
En estos momentos la
expresión principal de cómo se paran los trabajadores y el gobierno va a estar
medida por el resultado de la paritaria nacional docente
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