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jueves, 2 de abril de 2020

DESPUÉS DE LA PANDEMIA

En los medios de prensa, en opinión de especialistas y en general, en diversos ámbitos, aparece el interrogante ¿cómo será la sociedad después de la pandemia?
Está claro que hoy, lo más importante, es encontrar la manera y las medidas para reducir cuanto se pueda los efectos del coronavirus
Y, quiérase o no, ello implica discutir política
Las medidas implementadas por el gobierno del presidente A. Fernández parecieran ser las más indicadas, no sólo en lo sanitario, sino también por las medidas distributivas que procuran aliviar en algo la ya de por sí dramática situación del 40% de la población sumergida en la pobreza
No quiero ni pensar cual sería nuestra situación si el gobierno siguiera estando en manos de Marquito Peña y de su jefe, el que “teme más al populismo que al coronavirus”

Ahora bien, volviendo al interrogante planteado inicialmente, escucho repetir la idea de que la que viene será una sociedad más solidaria, con un estado fuerte capaz de responder efectiva y eficientemente a las necesidades sociales, por ejemplo la salud
Entiendo que la cuestión se presta a un análisis polémico

Frente a la crisis, en primer lugar sanitaria, pero también económica y política, y a sus repercusiones, reverdece lo que a mi juicio es una vieja utopía
La de un capitalismo humanista
Creo que, como suele suceder, en quienes así piensan, pesan más sus deseos que las evidencias de la historia y de la ciencia
Creo que los honestos deseos de bienestar popular de algunos comunicadores sociales, militantes políticos, defensores de derechos humanos, economistas, etc., les dificultan ver la realidad
Imaginan que, como consecuencia de la pandemia, y de la respuesta solidaria ante la misma, se generaría un cambio de la sociedad, de modo tal que la solidaridad se imponga por encima del interés de las diversas clases y sectores sociales
Es decir un cambio esencialmente moral, que adopte como herramienta un estado reforzado en su capacidad de brindar la satisfacción de necesidades
Apelan incluso a esa figura que otrora fue consigna política de muy importantes sectores del capitalismo, particularmente europeo, el llamado “estado de bienestar”(1), o también en su versión más argentina, la de Bernardo Kliksberg, la “responsabilidad social empresaria”
Paolo Rocca se ha encargado ya de adelantarles una respuesta, despidiendo a 1450 trabajadores

Considero que esa utopía, al margen de las buenas intenciones y deseos de muchos de las que la propugnan, es muy peligrosa
Conduce a diluir la idea de que sólo la lucha de clases puede lograr cambios estructurales que garanticen el derecho de los trabajadores y el conjunto de la población a una vida más digna
Es fácil demostrar, con números, que el actual estado de desarrollo de las fuerzas productivas, y de la extraordinaria productividad que las caracteriza, está en condiciones de solventar la solución del drama más indignante de la extrema pobreza, el hambre, que atormenta a alrededor de 800 millones de seres humanos
Según los datos de la Oxfam de 2019, bastaría el 10% de la ganancia anual (sólo de la ganancia, no del capital), de los 500 más ricos del mundo para terminar con el hambre
Eso es fácil de calcular, lo difícil es convencer a esos 500 o, en nuestro caso a nuestros 500 más ricos
Nuevamente Paolo Rocca nos da la respuesta. No hay pandemia que los convenza

LA ÚNICA MANERA ES POR LA FUERZA

A continuación quiero referirme a dos conceptos: uno la solidaridad, el otro el estado fuerte

Solidaridad
La solidaridad es propia de quienes tienen objetivos comunes, de modo tal que sus interese particulares confluyen en la obtención de ese objetivo
En el capitalismo es esencial la competencia, la lucha por la obtención de riqueza particular, propia, privada. Es un principio del capitalismo
Competencia como herramienta en procura de lucro (y utilizo la palabra en su real acepción, desprovista de todo sentido peyorativo); lucro en el sentido de beneficio económico propio
Hoy, en plena pandemia, en EEUU, las empresas compiten en la venta de respiradores artificiales a los estados, según las críticas declaraciones de Andrew Cuomo, gobernador del estado de Nueva York. Más claro imposible
Solidaridad y capitalismo son incompatibles
Capitalismo humanista o solidario es una utopía.
Y puede ser una utopía peligrosa, la de pensar que de la pandemia se sale “inevitablemente” con una sociedad más solidaria
No es automático, va a depender de la política, de lo que hagamos los trabajadores como clase y de lo que haga cada uno de nosotros
De no entenderlo así llegaríamos a la absurda conclusión de que a la humanidad no le vendría mal una pandemia cada 50 años
Saldríamos automáticamente cada vez con una sociedad mejor
Se podrá argüir que, sin embargo, no es lo mismo el capitalismo donde regía el estado de bienestar europeo que el capitalismo salvaje del neoliberalismo
Eso es cierto y no le es indiferente a las masas de explotados y más aún a la masa de excluidos
Pero no hay que confundirse. Las reformas que el pueblo arranca en su beneficio, mediante la lucha de clases, expresan las concesiones que las clases dominantes no pueden menos que otorgar cuando, de otro modo, verían peligrar su dominio. Expresan eso, no su conversión al solidarismo
Toda reforma que posibilite, aunque sea en mínima medida, obtener derechos, es bienvenida. De ahí a tildar esas reformas como expresión de una sociedad solidaria es otra cosa
Seguro que no es lo mismo una sociedad con el 40% de pobreza que la que tiene el 20%, tan cierto como que ninguna de las dos son socidades solidarias
Entiéndase, una cosa es que haya medidas solidarias del gobierno, otra es que se haya logrado una sociedad solidaria
Que de la pandemia salgamos con una sociedad solidaria depende de que tomemos conciencia de que mientras la industria esté liderada por los Techint y General Motors, la exportación por los Vicentín y Cargill, las finanzas por los grandes bancos, la tierra por los Grobo y otros, no hay solidaridad que valga
Las importantes y valiosas medidas distributivas del gobierno de A Fernández en plena pandemia, requieren, para su continuidad durante y después de la pandemia, de cambios en la estructura económica de nuestro país
No se puede instalar la solidaridad sin tocar el poderío de los grandes capitales
Ellos ya contestaron. En sus dominios ejercen el rigor y sólo entienden ese lenguaje
Ya está dicho antes: no hay pandemia que los convenza
Y no se trata de una cuestión moral, es su naturaleza
Sus fortunas no serían posibles si no son lo que son

Estado fuerte
Como siempre, uno de los temas en discusión es el Estado
El Estado no es más, ni menos, que un conjunto de instituciones, reglamentaciones (incluidas las leyes), normas culturales (en muchos casos incluidas las religiosas), que en mayor o menor medida modulan el comportamiento de la sociedad
De paso sea dicho, el gobierno es muy importante, pero es sólo una parte del Estado, o del aparato estatal. El estado no es simplemente el gobierno (o en nuestro caso el poder Ejecutivo, la presidencia)
El estado es, en definitiva, una compleja herramienta para el manejo de la sociedad, que las clases en su lucha, intentan utilizar para garantizar su dominación (no es mi pretensión teorizar al respecto, recurro a lo conocido)
Ya sabemos que en la mitología capitalista se difunde la falsa idea de que el Estado es neutro, supuestamente representa los interese del conjunto de la sociedad
Además, en estos últimos tiempos, también se propaga la idea de que el capitalismo moderno, particularmente en su variable neoliberal, propicia un estado pequeño, débil y “ausente”
Esa idea tiene predicamento entre sectores progresistas y populistas (palabras que utilizo sin el menor sentido peyorativo, las tomo de quienes así se definen), que, por oposición hablan de la necesidad de un estado fuerte
Afirmo categóricamente que la idea de que neoliberalismo propicia un estado débil y ausente es totalmente errónea
La cuestión no es débil o fuerte, sino PARA QUÉ cada cosa
Veamos la experiencia, nacional e internacional
Se dice, lo que es cierto, que el neoliberalismo en nuestro país tuvo como la más importante plataforma de lanzamiento al gobierno militar del 76, con Martínez de Hoz a la cabeza de la economía
Su lema fue “achicar el Estado es agrandar la Nación”. Otra cosa distinta sería “debilitar” el estado es agrandar la Nación
Implantó un estado terrorista. Los 30.000 desaparecidos ¿son la consecuencia de un estado débil?
Estatizó la deuda internacional de las grandes empresas privadas, es decir “socializó” esa deuda
La participación directa en la represión de los grandes empresarios y de la iglesia expresaron el ensanchamiento del estado
Achicar, eso sí, sólo es para la salud, la educación y la jubilación
La idea era fortalecer el estado para garantizar que la lucha popular no lo impida

Más acá veamos a Macri y “su estado”
La muerte de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, la prisión de Milagro Sala, la doctrina Chocobar, la persecución ejecutada por el juez Bonadío, la actuación de la Agencia de Inteligencia ¿son la expresión de la búsqueda de un estado débil?
El estado de Macri fue esencial para lograr que las patronales, incluido el estado patronal, lograran disminuir entre el 20 y 30% los salarios y las jubilaciones
El uso del estado, mediante el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, para atar la economía argentina a la división internacional del trabajo, significa el poderío del estado para decidir sobre la vida y el futuro de todos los argentinos

Veamos algunos de los gobernantes más destacados en la aplicación del neoliberalismo en el orden internacional

América Latina: Pinochet en Chile y Videla en Argentina

Europa: Margaret Thatcher en Gran Bretaña, líder del neoliberalismo cuyo estado fue capaz de ganar la guerra en una colonia ubicada a 13.000 km de distancia, Las Malvinas. Estoy escribiendo esto hoy, 2 de abril

Norteamérica: Ronald Reagan

¿ESTADO DÉBIL?

Según algunos el paradigma del neoliberalismo estuvo expresado en el Consenso de Washington y sus principales defensores en el orden internacional fueron los gobiernos de los EEUU, al menos hasta la irrupción de Trump
¿Alguien puede pensar que el estado norteamericano es un estado débil?
En EEUU casi todo es privado, la salud, la educación, la jubilación; todo, menos un inmenso poderío capaz de sembrar bases militares en casi todo el mundo, invadir países y operar activamente en la política interna de todas las naciones mediante un poderosísimo sistema de agencias de inteligencia
Un estado capaz de imponer condiciones en el comercio mundial y desarrollar un poderoso sistema de dominación cultural
El de EEUU, cumbre y custodio del capitalismo, y de su forma neoliberal (o de las otras), ¿es un estado débil?

Volviendo al momento. Ahora es la lucha contra la pandemia
Ahora todos juntos, mejor dicho casi todos (no cuento a Paolo Rocca y otros), frente a la pandemia
Apoyando el tipo de medidas del gobierno nacional y procurando otras que permitan al pueblo transitar la emergencia lo mejor posible
Sabiendo que todavía no llegamos a la peor situación
Y conscientes de que, después de la pandemia, en nuevas condiciones, ahora impredecibles, la lucha será el único camino para procurar garantías de vida dignas para el pueblo

(1)   La atenuación temporaria de la explotación capitalista, a la que se denominó, “estado de bienestar”, fue el resultado de largas luchas del proletariado europeo, la que se vio facilitada porque después de la 2ª guerra, la Unión Soviética y luego China, con la bandera del socialismo, aparecían como una alternativa peligrosa frente a la cual había que hacer concesiones
El fracaso del “socialismo real” facilitó que el capitalismo retornara a crudas expresiones mediante una ofensiva titulada “neoliberalismo”, destruyendo rápidamente el estado de bienestar y ampliando su dominación al mundo mediante un belicismo desenfrenado







16 comentarios:

  1. Tío cuánta claridad, es verdad tu razonamiento sobre la fortaleza o debilidad del estado. En un análisis ligero siempre defendí la idea de neoliberalismo asociado a estado débil y claro, acuerdo y me hiciste pensar, débil para el pueblo trabajador.
    Y si, sin lucha no se podrá producir el cambio y aunque los disfracen o dibujen, el capitalismo nunca será la solución o la salida para un mundo tan desigual, tan desparejo. Todo lo contrario el modelo profundiza las diferencias.
    Tío se lo paso a tía Delia permiso

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  2. Aldo:mi espectativa de que resulte una sociedad mejor, se funda en el absurdo. No dudo de q no va a ser la misma y, ante la creencia de q no queda posibilidad de empeorar, (ya llegamos al límite) lo que venga tiene que ser mejor.Convencida de qalgunos tienen q "darse cuenta", como nos quiere hacer creer Macrón, en alguna medida ha de mejorar.
    Coincido con prácticamente todo.
    Esto me dio la oportunidad de encontrar otros artículos tuyos q me haré lugar para leer. Buen finde tb para tu compañera.!

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    1. Me parece que empeorar siempre es posible. Depende de nosotros. gracias y saludos

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  3. Aldo, excelente artículo. Me estremezco cuando la gente ansía la vuelta a la normalidad, justamente cuando la "normalidad" es la causa de todos los problemas. Un abrazo. Leo

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  4. Muy bueno, Aldo. El análisis de SOLIDARIDAD, Y ESTADO FUERTE, no puede ser más simple y contundente. Saludos.

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  5. Coincido plenamente, es una muy buena revisión q, con tu permiso, haré conocer a un par q defienden el "concepto" de capitalismo humanista y creen q será lo q dejará la pandemia. Abrazo grande.

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    1. Me alegro. Si todos actuaran igual el artículo sería pandemia. Fuerte abrazo

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  6. MUY BUENA NOTA, ALDO.
    MUY DIDÁCTICA.
    GRAN APORTE. SALUDOS

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    1. Muchas gracias. Abrazos virtuales en estas difíciles circunstancias

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  7. Excelente análisis, Aldo. Coincido plenamente. No creo en los procesos mágicos. El solidario será más solidario y el avariento buscará cómo sacar ventaja de la situación. Cómo los que aumentan el precio del alcohol. Abrazo

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  8. Aldo comparto tu nota. Me parece también oportuna y clara en particular frente al debate que desde muchos ángulos, incluidos filósofos destacados han abierto.

    Creo sin embargo que es necesario definir una postura más crítica respecto las medidas del gobierno nacional: el "procurando otras que permitan al pueblo transitar la emergencia lo mejor posible" me parece requiere exponer los déficits de muchas de sus posturas en la pandemia misma para una efectiva acción en los términos de elegir el cuidado de la vida como objetivo principal.

    Deficits tales como la necesidad de obligar a las grandes empresas a producir elementos para la coyuntura (respiradores, barbijos, alcohol, vestimenta de protección, etc) cosa que por ejemplo Trump demanda a la GM, la suspensión de todo pago de la deuda externa mientras dure la emergencia (más allá o en el marco de -según "guste" a cada uno- la renegociación), la organización de la militancia sindical, política, estudiantil, popular para realizar muchas de las acciones solidarias en la calle que hoy realizan los militares convocados (era necesario brindar ese protagonismo?), un estricto control de precios con sanciones reales a quienes sabotean los precios máximos establecidos. Idem respecto el rol del Banco Central frente a la banca.

    Y principalmente el concepto básico de la disputa frente a los grupos concentrados y la presión del establishment "prefiero un 10% más de pobres que 100.000 muertos por el Covid 19" que en términos del movimiento popular debiera ser algo del tipo "No queremos 100.000 muertos ni un 10% más de pobreza, por ello la crisis la deben pagar ....".

    Abrazo, Raúl

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    1. De acuerdo
      Comentario sobre tres cuestiones
      - Creo que hay un aire "estatal" o "burocrático" que no pone en el centro la movilización popular, el voluntariado, (claro que se autojustifica en la cuarentena). Al propio Alberto Fernández, más de una vez, le sale el hablar en primera persona, en ves de hablar en nombre del gobierno. Ese "de arriba para abajo" es natural en las burocracias, diría casi instintivo. El "homenaje" a Moyano forma parte de ello. De paso, en la UNR la organización del virtualismo ha sido tal cual, de arriba para abajo, lo que limita totalmente su alcance y, en principio, produce ponerse a la defensiva ante el peligro de vulneración de derechos por parte de compañeros
      - Me parece que hay un importante grado de voluntad, a partir del coronavirus, no antes, de atreverse a la postergación larga de la deuda y a meter mano en las fortunas para redistribuir, lo que hubiera sido correcto aun sin necesidad de la catástrofe actual
      - No veo decisión firme con respecto al tema de los precios. Creo que en ese tema es necesario someter no sólo a las grandes fortunas sino también a un sector más amplio y que el gobierno tiene temor de tocar a algunos que, en parte, integran el sector que lo puede sostener, digamos los empresarios del "mercado interno"
      Un abrazo

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  9. Y por supuesto la represión que las fuerzas de seguridad ejecutan cuando tienen un margen para hacerlo...

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