Está claro
que hoy, lo más importante, es encontrar la manera y las medidas para reducir
cuanto se pueda los efectos del coronavirus
Y, quiérase
o no, ello implica discutir política
Las medidas
implementadas por el gobierno del presidente A. Fernández parecieran ser las
más indicadas, no sólo en lo sanitario, sino también por las medidas
distributivas que procuran aliviar en algo la ya de por sí dramática situación
del 40% de la población sumergida en la pobreza
No quiero
ni pensar cual sería nuestra situación si el gobierno siguiera estando en manos
de Marquito Peña y de su jefe, el que “teme más al populismo que al
coronavirus”
Ahora bien,
volviendo al interrogante planteado inicialmente, escucho repetir la idea de
que la que viene será una sociedad más solidaria, con un estado fuerte capaz de
responder efectiva y eficientemente a las necesidades sociales, por ejemplo la
salud
Entiendo
que la cuestión se presta a un análisis polémico
Frente a la
crisis, en primer lugar sanitaria, pero también económica y política, y a sus
repercusiones, reverdece lo que a mi juicio es una vieja utopía
La de un
capitalismo humanista
Creo que,
como suele suceder, en quienes así piensan, pesan más sus deseos que las
evidencias de la historia y de la ciencia
Creo que
los honestos deseos de bienestar popular de algunos comunicadores sociales, militantes
políticos, defensores de derechos humanos, economistas, etc., les dificultan
ver la realidad
Imaginan
que, como consecuencia de la pandemia, y de la respuesta solidaria ante la
misma, se generaría un cambio de la sociedad, de modo tal que la solidaridad se
imponga por encima del interés de las diversas clases y sectores sociales
Es decir un
cambio esencialmente moral, que adopte como herramienta un estado reforzado en
su capacidad de brindar la satisfacción de necesidades
Apelan
incluso a esa figura que otrora fue consigna política de muy importantes
sectores del capitalismo, particularmente europeo, el llamado “estado de
bienestar”(1), o también en su versión más argentina, la de Bernardo Kliksberg,
la “responsabilidad social empresaria”
Paolo Rocca
se ha encargado ya de adelantarles una respuesta, despidiendo a 1450
trabajadores
Considero
que esa utopía, al margen de las buenas intenciones y deseos de muchos de las
que la propugnan, es muy peligrosa
Conduce a
diluir la idea de que sólo la lucha de clases puede lograr cambios
estructurales que garanticen el derecho de los trabajadores y el conjunto de la
población a una vida más digna
Es fácil
demostrar, con números, que el actual estado de desarrollo de las fuerzas
productivas, y de la extraordinaria productividad que las caracteriza, está en
condiciones de solventar la solución del drama más indignante de la extrema
pobreza, el hambre, que atormenta a alrededor de 800 millones de seres humanos
Según los
datos de la Oxfam de 2019, bastaría el 10% de la ganancia anual (sólo de la
ganancia, no del capital), de los 500 más ricos del mundo para terminar con el
hambre
Eso es
fácil de calcular, lo difícil es convencer a esos 500 o, en nuestro caso a
nuestros 500 más ricos
Nuevamente
Paolo Rocca nos da la respuesta. No hay pandemia que los convenza
LA ÚNICA MANERA ES POR LA FUERZA
A
continuación quiero referirme a dos conceptos: uno la solidaridad, el otro el
estado fuerte
Solidaridad
La
solidaridad es propia de quienes tienen objetivos comunes, de modo tal que sus
interese particulares confluyen en la obtención de ese objetivo
En el
capitalismo es esencial la competencia, la lucha por la obtención de riqueza
particular, propia, privada. Es un principio del capitalismo
Competencia
como herramienta en procura de lucro (y utilizo la palabra en su real acepción,
desprovista de todo sentido peyorativo); lucro en el sentido de beneficio
económico propio
Hoy, en
plena pandemia, en EEUU, las empresas compiten en la venta de respiradores
artificiales a los estados, según las críticas declaraciones de Andrew Cuomo,
gobernador del estado de Nueva York. Más claro imposible
Solidaridad
y capitalismo son incompatibles
Capitalismo
humanista o solidario es una utopía.
Y puede ser
una utopía peligrosa, la de pensar que de la pandemia se sale “inevitablemente”
con una sociedad más solidaria
No es automático,
va a depender de la política, de lo que hagamos los trabajadores como clase y
de lo que haga cada uno de nosotros
De no
entenderlo así llegaríamos a la absurda conclusión de que a la humanidad no le
vendría mal una pandemia cada 50 años
Saldríamos automáticamente
cada vez con una sociedad mejor
Se podrá
argüir que, sin embargo, no es lo mismo el capitalismo donde regía el estado de
bienestar europeo que el capitalismo salvaje del neoliberalismo
Eso es
cierto y no le es indiferente a las masas de explotados y más aún a la masa de
excluidos
Pero no hay
que confundirse. Las reformas que el pueblo arranca en su beneficio, mediante
la lucha de clases, expresan las concesiones que las clases dominantes no
pueden menos que otorgar cuando, de otro modo, verían peligrar su dominio.
Expresan eso, no su conversión al solidarismo
Toda
reforma que posibilite, aunque sea en mínima medida, obtener derechos, es
bienvenida. De ahí a tildar esas reformas como expresión de una sociedad
solidaria es otra cosa
Seguro que
no es lo mismo una sociedad con el 40% de pobreza que la que tiene el 20%, tan
cierto como que ninguna de las dos son socidades solidarias
Entiéndase,
una cosa es que haya medidas solidarias del gobierno, otra es que se haya
logrado una sociedad solidaria
Que de la
pandemia salgamos con una sociedad solidaria depende de que tomemos conciencia
de que mientras la industria esté liderada por los Techint y General Motors, la
exportación por los Vicentín y Cargill, las finanzas por los grandes bancos, la
tierra por los Grobo y otros, no hay solidaridad que valga
Las
importantes y valiosas medidas distributivas del gobierno de A Fernández en
plena pandemia, requieren, para su continuidad durante y después de la
pandemia, de cambios en la estructura económica de nuestro país
No se puede
instalar la solidaridad sin tocar el poderío de los grandes capitales
Ellos ya
contestaron. En sus dominios ejercen el rigor y sólo entienden ese lenguaje
Ya está dicho
antes: no hay pandemia que los convenza
Y no se
trata de una cuestión moral, es su naturaleza
Sus
fortunas no serían posibles si no son lo que son
Estado
fuerte
Como
siempre, uno de los temas en discusión es el Estado
El Estado
no es más, ni menos, que un conjunto de instituciones, reglamentaciones (incluidas
las leyes), normas culturales (en muchos casos incluidas las religiosas), que
en mayor o menor medida modulan el comportamiento de la sociedad
De paso sea
dicho, el gobierno es muy importante, pero es sólo una parte del Estado, o del
aparato estatal. El estado no es simplemente el gobierno (o en nuestro caso el
poder Ejecutivo, la presidencia)
El estado
es, en definitiva, una compleja herramienta para el manejo de la sociedad, que
las clases en su lucha, intentan utilizar para garantizar su dominación (no es
mi pretensión teorizar al respecto, recurro a lo conocido)
Ya sabemos
que en la mitología capitalista se difunde la falsa idea de que el Estado es
neutro, supuestamente representa los interese del conjunto de la sociedad
Además, en
estos últimos tiempos, también se propaga la idea de que el capitalismo
moderno, particularmente en su variable neoliberal, propicia un estado pequeño,
débil y “ausente”
Esa idea
tiene predicamento entre sectores progresistas y populistas (palabras que
utilizo sin el menor sentido peyorativo, las tomo de quienes así se definen),
que, por oposición hablan de la necesidad de un estado fuerte
Afirmo
categóricamente que la idea de que neoliberalismo propicia un estado débil y
ausente es totalmente errónea
La cuestión
no es débil o fuerte, sino PARA QUÉ cada cosa
Veamos la
experiencia, nacional e internacional
Se dice, lo
que es cierto, que el neoliberalismo en nuestro país tuvo como la más
importante plataforma de lanzamiento al gobierno militar del 76, con Martínez
de Hoz a la cabeza de la economía
Su lema fue
“achicar el Estado es agrandar la Nación”. Otra cosa distinta sería “debilitar”
el estado es agrandar la Nación
Implantó un
estado terrorista. Los 30.000 desaparecidos ¿son la consecuencia de un estado débil?
Estatizó la
deuda internacional de las grandes empresas privadas, es decir “socializó” esa
deuda
La
participación directa en la represión de los grandes empresarios y de la
iglesia expresaron el ensanchamiento del estado
Achicar,
eso sí, sólo es para la salud, la educación y la jubilación
La idea era
fortalecer el estado para garantizar que la lucha popular no lo impida
Más acá
veamos a Macri y “su estado”
La muerte
de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, la prisión de Milagro Sala, la doctrina Chocobar,
la persecución ejecutada por el juez Bonadío, la actuación de la Agencia de Inteligencia
¿son la expresión de la búsqueda de un estado débil?
El estado
de Macri fue esencial para lograr que las patronales, incluido el estado
patronal, lograran disminuir entre el 20 y 30% los salarios y las jubilaciones
El uso del
estado, mediante el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, para atar la
economía argentina a la división internacional del trabajo, significa el poderío del estado para decidir
sobre la vida y el futuro de todos los argentinos
Veamos algunos
de los gobernantes más destacados en la aplicación del neoliberalismo en el
orden internacional
América Latina: Pinochet en Chile y Videla en Argentina
Europa: Margaret
Thatcher en Gran Bretaña, líder del neoliberalismo cuyo estado fue capaz de
ganar la guerra en una colonia ubicada a 13.000 km de distancia, Las Malvinas. Estoy
escribiendo esto hoy, 2 de abril
Norteamérica:
Ronald Reagan
¿ESTADO
DÉBIL?
Según
algunos el paradigma del neoliberalismo estuvo expresado en el Consenso de Washington
y sus principales defensores en el orden internacional fueron los gobiernos de
los EEUU, al menos hasta la irrupción de Trump
¿Alguien
puede pensar que el estado norteamericano es un estado débil?
En EEUU
casi todo es privado, la salud, la educación, la jubilación; todo, menos un
inmenso poderío capaz de sembrar bases militares en casi todo el mundo, invadir
países y operar activamente en la política interna de todas las naciones
mediante un poderosísimo sistema de agencias de inteligencia
Un estado
capaz de imponer condiciones en el comercio mundial y desarrollar un poderoso sistema
de dominación cultural
El de EEUU,
cumbre y custodio del capitalismo, y de su forma neoliberal (o de las otras), ¿es
un estado débil?
Volviendo
al momento. Ahora es la lucha contra la pandemia
Ahora todos
juntos, mejor dicho casi todos (no cuento a Paolo Rocca y otros), frente a la
pandemia
Apoyando el
tipo de medidas del gobierno nacional y procurando otras que permitan al pueblo
transitar la emergencia lo mejor posible
Sabiendo
que todavía no llegamos a la peor situación
Y conscientes
de que, después de la pandemia, en nuevas condiciones, ahora impredecibles, la
lucha será el único camino para procurar garantías de vida dignas para el
pueblo
(1) La atenuación temporaria de la explotación
capitalista, a la que se denominó, “estado de bienestar”, fue el resultado de
largas luchas del proletariado europeo, la que se vio facilitada porque después
de la 2ª guerra, la Unión Soviética y luego China, con la bandera del
socialismo, aparecían como una alternativa peligrosa frente a la cual había que
hacer concesiones
El fracaso del
“socialismo real” facilitó que el capitalismo retornara a crudas expresiones
mediante una ofensiva titulada “neoliberalismo”, destruyendo rápidamente el
estado de bienestar y ampliando su dominación al mundo mediante un belicismo
desenfrenado
Tío cuánta claridad, es verdad tu razonamiento sobre la fortaleza o debilidad del estado. En un análisis ligero siempre defendí la idea de neoliberalismo asociado a estado débil y claro, acuerdo y me hiciste pensar, débil para el pueblo trabajador.
ResponderEliminarY si, sin lucha no se podrá producir el cambio y aunque los disfracen o dibujen, el capitalismo nunca será la solución o la salida para un mundo tan desigual, tan desparejo. Todo lo contrario el modelo profundiza las diferencias.
Tío se lo paso a tía Delia permiso
Aldo:mi espectativa de que resulte una sociedad mejor, se funda en el absurdo. No dudo de q no va a ser la misma y, ante la creencia de q no queda posibilidad de empeorar, (ya llegamos al límite) lo que venga tiene que ser mejor.Convencida de qalgunos tienen q "darse cuenta", como nos quiere hacer creer Macrón, en alguna medida ha de mejorar.
ResponderEliminarCoincido con prácticamente todo.
Esto me dio la oportunidad de encontrar otros artículos tuyos q me haré lugar para leer. Buen finde tb para tu compañera.!
Me parece que empeorar siempre es posible. Depende de nosotros. gracias y saludos
EliminarAldo, excelente artículo. Me estremezco cuando la gente ansía la vuelta a la normalidad, justamente cuando la "normalidad" es la causa de todos los problemas. Un abrazo. Leo
ResponderEliminarMuchas gracias. Valió la pena entonces. Abrazo
EliminarMuy bueno, Aldo. El análisis de SOLIDARIDAD, Y ESTADO FUERTE, no puede ser más simple y contundente. Saludos.
ResponderEliminarGracias por tu apoyo y es bueno saber de vos. Abrazo
EliminarCoincido plenamente, es una muy buena revisión q, con tu permiso, haré conocer a un par q defienden el "concepto" de capitalismo humanista y creen q será lo q dejará la pandemia. Abrazo grande.
ResponderEliminarMe alegro. Si todos actuaran igual el artículo sería pandemia. Fuerte abrazo
EliminarMUY BUENA NOTA, ALDO.
ResponderEliminarMUY DIDÁCTICA.
GRAN APORTE. SALUDOS
Muchas gracias. Abrazos virtuales en estas difíciles circunstancias
EliminarExcelente análisis, Aldo. Coincido plenamente. No creo en los procesos mágicos. El solidario será más solidario y el avariento buscará cómo sacar ventaja de la situación. Cómo los que aumentan el precio del alcohol. Abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias. Respeto tu identidad pese a mi curiosidad
EliminarAldo comparto tu nota. Me parece también oportuna y clara en particular frente al debate que desde muchos ángulos, incluidos filósofos destacados han abierto.
ResponderEliminarCreo sin embargo que es necesario definir una postura más crítica respecto las medidas del gobierno nacional: el "procurando otras que permitan al pueblo transitar la emergencia lo mejor posible" me parece requiere exponer los déficits de muchas de sus posturas en la pandemia misma para una efectiva acción en los términos de elegir el cuidado de la vida como objetivo principal.
Deficits tales como la necesidad de obligar a las grandes empresas a producir elementos para la coyuntura (respiradores, barbijos, alcohol, vestimenta de protección, etc) cosa que por ejemplo Trump demanda a la GM, la suspensión de todo pago de la deuda externa mientras dure la emergencia (más allá o en el marco de -según "guste" a cada uno- la renegociación), la organización de la militancia sindical, política, estudiantil, popular para realizar muchas de las acciones solidarias en la calle que hoy realizan los militares convocados (era necesario brindar ese protagonismo?), un estricto control de precios con sanciones reales a quienes sabotean los precios máximos establecidos. Idem respecto el rol del Banco Central frente a la banca.
Y principalmente el concepto básico de la disputa frente a los grupos concentrados y la presión del establishment "prefiero un 10% más de pobres que 100.000 muertos por el Covid 19" que en términos del movimiento popular debiera ser algo del tipo "No queremos 100.000 muertos ni un 10% más de pobreza, por ello la crisis la deben pagar ....".
Abrazo, Raúl
De acuerdo
EliminarComentario sobre tres cuestiones
- Creo que hay un aire "estatal" o "burocrático" que no pone en el centro la movilización popular, el voluntariado, (claro que se autojustifica en la cuarentena). Al propio Alberto Fernández, más de una vez, le sale el hablar en primera persona, en ves de hablar en nombre del gobierno. Ese "de arriba para abajo" es natural en las burocracias, diría casi instintivo. El "homenaje" a Moyano forma parte de ello. De paso, en la UNR la organización del virtualismo ha sido tal cual, de arriba para abajo, lo que limita totalmente su alcance y, en principio, produce ponerse a la defensiva ante el peligro de vulneración de derechos por parte de compañeros
- Me parece que hay un importante grado de voluntad, a partir del coronavirus, no antes, de atreverse a la postergación larga de la deuda y a meter mano en las fortunas para redistribuir, lo que hubiera sido correcto aun sin necesidad de la catástrofe actual
- No veo decisión firme con respecto al tema de los precios. Creo que en ese tema es necesario someter no sólo a las grandes fortunas sino también a un sector más amplio y que el gobierno tiene temor de tocar a algunos que, en parte, integran el sector que lo puede sostener, digamos los empresarios del "mercado interno"
Un abrazo
Y por supuesto la represión que las fuerzas de seguridad ejecutan cuando tienen un margen para hacerlo...
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