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viernes, 23 de julio de 2021

MISCELÁNEAS DE LA VIDA UNIVERSITARIA EN TIEMPOS DEL ROSARIAZO

A continuación trascribo un relato de Roberto Bravo, amigo (y colega) con el que compartíamos militancia política en la época mencionada. 

Le agradezco a Roberto que me permita compartir esto que es parte de nuestras vidas

LAZOS DE SANGRE

1) Eldo y Roberto

Los años pre y post Rosariazo, 1967, 68, 70, 71, se caracterizaron por la participación del rosarino en lo concerniente a lo político, social, cultural y educacional.

En lo institucional había mucha actividad en vecinales, cooperativas, organizaciones barriales y de todo orden en la vida de la ciudad, pero las sindicales y estudiantiles tuvieron ribetes nunca vistos como que fueron principales actores en las movilizaciones y luego en el Rosariazo.  

En el ámbito estudiantil había mucha efervescencia. El protagonismo fue sorprendente, vastos sectores que hasta ese momento habían tenido escasa participación pasaron a ser actores importantes.

La represión actuaba permanentemente pero no con la intensidad que pudimos ver a partir de 1976 y operaba esencialmente sobre el militante activo.

Los allanamientos a casas de estudiantes eran una constante, lo que llevó a militantes de distintas Agrupaciones a no permanecer largos períodos en el mismo lugar.

Entre esos se podía apreciar a un par de militantes de izquierda que ya habían tenido varias mudanzas por esa causa. Así andaban el Campe(Eldo) y el Cabe(Roberto) a principios de 1972 cuando un mediodía de aquel otoño se había tomado el comedor universitario de calle Corrientes por reivindicaciones inherentes al ingreso a las Universidad, y se había llamado a Asamblea de estudiantes de todas las facultades.

  Cuando finalizaba la asamblea habiendo resuelto levantar la toma a la espera de respuesta de rectorado llegó la noticia de un allanamiento policial de una casa de estudiantes donde ambos vivían, buscando al Cabe, a quien obviamente no hallaron por encontrarse en el Comedor Universitario.

 Al que encontraron fue al Campe junto a otro compañero, Miguel Rubinich, y para no irse con las manos vacías se llevaron a ambos.

Una vez en la comisaría, la policía en la búsqueda de antecedentes, encontró que los prontuarios del Campe y de Miguel eran bastante frondosos, lo que justificó su accionar. Esa información, pasarlos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y un par de días después enviarlos detenidos a la cárcel de máxima seguridad de Resistencia, Chaco, fue una sola cosa.

Por otro lado el Cabe en la clandestinidad, deambuló de casa en casa intentando no correr la misma suerte que su cumpa y amigo.

En Agosto se tensó la situación por la matanza de 16 militantes de Organizaciones  como ERP y Montoneros en una cárcel de Chubut, conocida como “la masacre de Trelew”, eso agudizó la represión. La respuesta no se hizo esperar, hubo movilizaciones obreras y estudiantiles muchas veces en forma conjunta lo que puso al gobierno militar a la defensiva.  

Poco después las FFAA comenzaron a preparar una retirada ordenada. Cobraba vida El G.A.N., Gran Acuerdo Nacional con participación de militares y políticos, causa suficiente para que aquellos levanten un poco la bota de la represión y el Campe y Miguel por Octubre recobraron la libertad.

El reencuentro fue emotivo, se confundieron en un fuerte abrazo, pero resolvieron no volver a vivir en la misma casa por obvias razones, cosa que así se hizo al menos hasta el retorno a la democracia cuando reincidieron con la convivencia.

No pasó mucho tiempo para que el diablo meta la cola. Una mañana el Campe cae por la casa del Cabe con un paquete lleno de volantes que debían ser distribuidos a la salida de los obreros de la fábrica Daneri, con el pedido de que lo reemplazara en la volanteada porque había logrado arrancarle el sí a una bella niña concertando el primer encuentro para el mismo día. El Cabe no se pudo negar, preparó la Siambreta 125 c.c. y pasó a buscar a Argira, compañera que iba a hacer las veces de campana y partieron rumbo a la fábrica.

Parecía que estaba todo perfectamente organizado y comenzó a distribuir los volantes en horario de cambio de turno, a las 14 horas, unos entraban minutos antes y otros salían minutos después..

No habían pasado cinco minutos cuando de pronto llega un auto policial, tres policías rodean al Cabe, le dan la voz de alto, a lo que hizo caso omiso y comenzó el intento de escape con un oficial a solo dos o tres metros, éste cuando vio que no lo alcanzaba y ya estaba entrando al barrio disparó con su arma reglamentaria y lo hiere con un balazo que ingresó por la espalda y salió por el pecho del lado izquierdo. Eso y subirlo al coche  fue cuestión de segundos, de inmediato varios obreros se acercaron al auto al grito de asesinos por lo que el vehículo partió raudamente.

En esas circunstancias el  oficial a cargo en breve interrogatorio se entera que el aprehendido es estudiante, lo que lo puso algo nervioso y ordenó dirigirse a la Asistencia Pública, después declaró que creía que el sujeto estaba herido de muerte, ese error con posterioridad le costó una sanción ya que tendría que haber ido a una comisaría, y allí decidir el destino del detenido que quien sabe cual  podría haber sido.

Al llegar a la Asistencia se dio otro  hecho trascendente, la enfermera que lo recibió preguntó que había pasado, el oficial le contesta que estaba repartiendo panfletos comunistas, de inmediato llega un médico de guardia, la enfermera le dice por lo bajo, doctor este chico es del partido (nada que ver), estaba volanteando una fábrica. El médico había sido militante del MOR (PC) en la facultad de Medicina. Bendita confusión.

Paso siguiente le dice al policía que espere afuera alegando que podían llegar a intervenirlo porque el balazo había interesado órganos vitales, pasaron a una sala contigua en la que le hizo hacer una placa radiográfica y donde estaba trabajando un empleado de la empresa que hacía el mantenimiento del edificio, era estudiante, conocido porque solía hablar en las asambleas del comedor, muy reconocible porque era enano y militante del SR,  con quien el Cabe en esos días había tenido acaloradas discusiones políticas pero en esta ocasión asumió una muy buena actitud, le pidió un teléfono para comunicar la situación, así lo hizo y poco después comenzaron a llegar estudiantes que fueron rodeando la Asistencia.

Tiempo después el Cabe comentaba que a pesar de su agnosticismo en esa oportunidad  reconocía que Dios se había acordado de los zurdos.

Mientras tanto  el médico le hacía  una revisación complementaria y le dijo, naciste de nuevo, la bala pasó a la izquierda del corazón y del pulmón, que estaban contraidos y a la derecha de la axila, de tocarla te hubiera dejado el brazo colgando. De inmediato dió la orden de incorporarlo al libro de entradas de la Asistencia, hecho muy importante porque de esa manera el Cabe había sido blanqueado.

2)  El papel de los “Cumpas”

Estando en el consultorio de la Asistencia Pública llegan el Campe y Chupamiel con guardapolvos de enfermeros, nada que ver, uno estudiante de Ingeniería y el otro de Arquitectura, lo sacan por otra puerta, el policía de custodia no sabía que hacer, entran al ascensor, no había más espacio, el Campe le dice al policía que vaya por las escaleras, el Cabe no entendía que era lo que estaba sucediendo  y le pregunta al Campe por lo bajo, esto es una fuga? (ja!), y lo llevan al 1er piso, donde lo ubicaron en una cama.

Allí no terminaron las buenas para el Cabe porque una vez en la sala de internación para presos con una custodia única sin control exclusivo y permanente, que llegó al rato cuando volvió el oficial a cargo, pero antes fueron llegando Richar Escola con su delantal blanco de estudiante de 2° año de Medicina, pasa al lado del cana con ínfulas de médico como Pancho por su casa, efectúa una revisación completa y se pasan datos necesarios. Luego aparece Aldo, también disfrazado de médico, mas creíble por ser mayor que Richar, pero con un error, era profesional pero de la ingeniería, no de la medicina, después aparece el Negro Naser, muy gracioso su atuendo, un guardapolvo prestado que le quedaba arriba de las rodillas, parecía una reunión del Sector Universitario, todo valía ese día, ahora son recuerdos risueños aunque en su momento fueran hechos trágicos.

Al rato llegó un oficial de mayor rango pegando fuertes gritos al policía que había quedado de custodio, lo trató de inútil diciéndole que iba a ser sancionado por pelotudo, para colmo se comenzaron a escuchar algunos estribillos que venían de la calle, habían comenzado a llegar grupos de estudiantes, empezaron los estribillos y cánticos contra la dictadura y la represión. Eso completó el blanqueo.

Al día siguiente continuaron las sorpresas. Aparece por la puerta de la sala una cara conocida para el Cabe, un hombre de unos 60 años con guardapolvo de médico, era su futuro suegro que sin inmutarse presenta al custodio su identificación diciendo, Doctor Alberto Niel, Jefe de Cirugía del Hospital Iturraspe, el policía lo miró, también su cédula identificatoria y no opuso ninguna resistencia. Era cierto, era jefe de cirugía del Hospital Iturraspe, pero ese hospital estaba en la ciudad de Santa Fe no en Rosario. Le hizo un breve control,  intercambiaron información y se fue sin siquiera mirar al policía.

Allí estuvo tres días luego lo trasladaron  al subsuelo de la alcaidía de la Jefatura de Policía, donde pasó una inesperadas vacaciones hasta que su abogado, Amilcar Monti, un tipo de fierro, le consiguió un sobreseimiento provisorio, y luego tuvo la libertad definitiva el 25 de Mayo de 1973 con el primer decreto de Cámpora de anmistía para todos los presos políticos transformado en Ley esa misma noche de la asunción, por llamado presidencial a reunión urgente de las cámaras en el Congreso.

Conclusión: La policía buscó al Cabe, encontró al Campe y se lo llevó una temporada al Chaco. Poco después el Campe tenía que volantear una fábrica, “por razones de fuerza mayor” el Cabe devolvió la gauchada reemplazándolo y terminó en cana. Sin pretenderlo hubo un intercambio de favores impensados.

 

 

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