A continuación trascribo un relato de Roberto Bravo, amigo (y colega) con el que compartíamos militancia política en la época mencionada.
Le agradezco a Roberto que me permita compartir esto que es parte de nuestras vidas
LAZOS DE SANGRE
1) Eldo y Roberto
Los
años pre y post Rosariazo, 1967, 68, 70, 71, se caracterizaron por la
participación del rosarino en lo concerniente a lo político, social, cultural y
educacional.
En
lo institucional había mucha actividad en vecinales, cooperativas,
organizaciones barriales y de todo orden en la vida de la ciudad, pero las
sindicales y estudiantiles tuvieron ribetes nunca vistos como que fueron
principales actores en las movilizaciones y luego en el Rosariazo.
En
el ámbito estudiantil había mucha efervescencia. El protagonismo fue
sorprendente, vastos sectores que hasta ese momento habían tenido escasa
participación pasaron a ser actores importantes.
La
represión actuaba permanentemente pero no con la intensidad que pudimos ver a
partir de 1976 y operaba esencialmente sobre el militante activo.
Los
allanamientos a casas de estudiantes eran una constante, lo que llevó a
militantes de distintas Agrupaciones a no permanecer largos períodos en el
mismo lugar.
Entre esos se podía apreciar a un par de militantes de izquierda que ya habían tenido varias mudanzas por esa causa. Así andaban el Campe(Eldo) y el Cabe(Roberto) a principios de 1972 cuando un mediodía de aquel otoño se había tomado el comedor universitario de calle Corrientes por reivindicaciones inherentes al ingreso a las Universidad, y se había llamado a Asamblea de estudiantes de todas las facultades.
Cuando finalizaba la asamblea habiendo resuelto
levantar la toma a la espera de respuesta de rectorado llegó la noticia de un
allanamiento policial de una casa de estudiantes donde ambos vivían, buscando
al Cabe, a quien obviamente no hallaron por encontrarse en el Comedor
Universitario.
Al que encontraron fue al Campe junto a otro compañero,
Miguel Rubinich, y para no irse con las manos vacías se llevaron a ambos.
Una
vez en la comisaría, la policía en la búsqueda de antecedentes, encontró que los
prontuarios del Campe y de Miguel eran bastante frondosos, lo que justificó su
accionar. Esa información, pasarlos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional
y un par de días después enviarlos detenidos a la cárcel de máxima seguridad de
Resistencia, Chaco, fue una sola cosa.
Por
otro lado el Cabe en la clandestinidad, deambuló de casa en casa intentando no
correr la misma suerte que su cumpa y amigo.
En
Agosto se tensó la situación por la matanza de 16 militantes de
Organizaciones como ERP y Montoneros en
una cárcel de Chubut, conocida como “la masacre de Trelew”, eso agudizó la
represión. La respuesta no se hizo esperar, hubo movilizaciones obreras y
estudiantiles muchas veces en forma conjunta lo que puso al gobierno militar a
la defensiva.
Poco
después las FFAA comenzaron a preparar una retirada ordenada. Cobraba vida El
G.A.N., Gran Acuerdo Nacional con participación de militares y políticos, causa
suficiente para que aquellos levanten un poco la bota de la represión y el
Campe y Miguel por Octubre recobraron la libertad.
El
reencuentro fue emotivo, se confundieron en un fuerte abrazo, pero resolvieron
no volver a vivir en la misma casa por obvias razones, cosa que así se hizo al
menos hasta el retorno a la democracia cuando reincidieron con la convivencia.
No
pasó mucho tiempo para que el diablo meta la cola. Una mañana el Campe cae por
la casa del Cabe con un paquete lleno de volantes que debían ser distribuidos a
la salida de los obreros de la fábrica Daneri, con el pedido de que lo
reemplazara en la volanteada porque había logrado arrancarle el sí a una bella
niña concertando el primer encuentro para el mismo día. El Cabe no se pudo negar,
preparó la Siambreta 125 c.c. y pasó a buscar a Argira, compañera que iba a hacer las veces de
campana y partieron rumbo a la fábrica.
Parecía
que estaba todo perfectamente organizado y comenzó a distribuir los volantes en
horario de cambio de turno, a las 14 horas, unos entraban minutos antes y otros
salían minutos después..
No
habían pasado cinco minutos cuando de pronto llega un auto policial, tres
policías rodean al Cabe, le dan la voz de alto, a lo que hizo caso omiso y
comenzó el intento de escape con un oficial a solo dos o tres metros, éste
cuando vio que no lo alcanzaba y ya estaba entrando al barrio disparó con su arma reglamentaria y lo hiere con un
balazo que ingresó por la espalda y salió por el pecho del lado izquierdo. Eso
y subirlo al coche fue cuestión de
segundos, de inmediato varios obreros se acercaron al auto al grito de asesinos
por lo que el vehículo partió raudamente.
En
esas circunstancias el oficial a cargo
en breve interrogatorio se entera que el aprehendido es estudiante, lo que lo
puso algo nervioso y ordenó dirigirse a la Asistencia Pública, después declaró
que creía que el sujeto estaba herido de muerte, ese error con posterioridad le
costó una sanción ya que tendría que haber ido a una comisaría, y allí decidir
el destino del detenido que quien sabe cual
podría haber sido.
Al
llegar a la Asistencia se dio otro hecho
trascendente, la enfermera que lo recibió preguntó que había pasado, el oficial
le contesta que estaba repartiendo panfletos comunistas, de inmediato llega un
médico de guardia, la enfermera le dice por lo bajo, doctor este chico es del
partido (nada que ver), estaba volanteando una fábrica. El médico había sido
militante del MOR (PC) en la facultad de
Medicina. Bendita confusión.
Paso
siguiente le dice al policía que espere afuera alegando que podían llegar a
intervenirlo porque el balazo había interesado órganos vitales, pasaron a una
sala contigua en la que le hizo hacer una placa radiográfica y donde estaba
trabajando un empleado de la empresa que hacía el mantenimiento del edificio,
era estudiante, conocido porque solía hablar en las asambleas del comedor, muy
reconocible porque era enano y militante del SR, con quien el Cabe en esos días había tenido
acaloradas discusiones políticas pero en
esta ocasión asumió una muy buena actitud, le pidió un teléfono para comunicar
la situación, así lo hizo y poco después comenzaron a llegar estudiantes que
fueron rodeando la Asistencia.
Tiempo
después el Cabe comentaba que a pesar de su agnosticismo en esa
oportunidad reconocía que Dios se había
acordado de los zurdos.
Mientras tanto el médico le hacía una revisación complementaria y le dijo, naciste de nuevo, la bala pasó a la izquierda del corazón y del pulmón, que estaban contraidos y a la derecha de la axila, de tocarla te hubiera dejado el brazo colgando. De inmediato dió la orden de incorporarlo al libro de entradas de la Asistencia, hecho muy importante porque de esa manera el Cabe había sido blanqueado.
2)
El papel de los “Cumpas”
Estando en el consultorio de la Asistencia Pública llegan el Campe y
Chupamiel con guardapolvos de enfermeros, nada que ver, uno estudiante de Ingeniería
y el otro de Arquitectura, lo sacan por otra puerta, el policía de custodia no
sabía que hacer, entran al ascensor, no había más espacio, el Campe le dice al
policía que vaya por las escaleras, el Cabe no entendía que era lo que estaba
sucediendo y le pregunta al Campe por lo
bajo, esto es una fuga? (ja!), y lo
llevan al 1er piso, donde lo ubicaron en una cama.
Allí no terminaron las buenas para el Cabe
porque una vez en la sala de internación para presos con una custodia única sin
control exclusivo y permanente, que llegó al rato cuando volvió el oficial a
cargo, pero antes fueron llegando Richar Escola con su delantal blanco de
estudiante de 2° año de Medicina, pasa al lado del cana con ínfulas de médico
como Pancho por su casa, efectúa una revisación completa y se pasan datos
necesarios. Luego aparece Aldo, también disfrazado de médico, mas creíble por
ser mayor que Richar, pero con un error, era profesional pero de la ingeniería,
no de la medicina, después aparece el Negro Naser, muy gracioso su atuendo, un
guardapolvo prestado que le quedaba arriba de las rodillas, parecía una reunión
del Sector Universitario, todo valía ese día, ahora son recuerdos risueños
aunque en su momento fueran hechos trágicos.
Al rato llegó un oficial de mayor rango pegando
fuertes gritos al policía que había quedado de custodio, lo trató de inútil
diciéndole que iba a ser sancionado por pelotudo, para colmo se comenzaron a
escuchar algunos estribillos que venían de la calle, habían comenzado a llegar
grupos de estudiantes, empezaron los estribillos y cánticos contra la dictadura
y la represión. Eso completó el blanqueo.
Al día siguiente continuaron las sorpresas.
Aparece por la puerta de la sala una cara conocida para el Cabe, un hombre de
unos 60 años con guardapolvo de médico, era su futuro suegro que sin inmutarse
presenta al custodio su identificación diciendo, Doctor Alberto Niel, Jefe de
Cirugía del Hospital Iturraspe, el policía lo miró, también su cédula
identificatoria y no opuso ninguna resistencia. Era cierto, era jefe de cirugía
del Hospital Iturraspe, pero ese hospital estaba en la ciudad de Santa Fe no en
Rosario. Le hizo un breve control,
intercambiaron información y se fue sin siquiera mirar al policía.
Allí estuvo tres días luego lo trasladaron al subsuelo de la alcaidía de la Jefatura de
Policía, donde pasó una inesperadas vacaciones hasta que
su abogado, Amilcar Monti, un tipo de fierro, le consiguió un sobreseimiento
provisorio, y luego tuvo la libertad definitiva el 25 de Mayo de 1973 con el
primer decreto de Cámpora de anmistía para todos los presos políticos
transformado en Ley esa misma noche de la asunción, por llamado presidencial a
reunión urgente de las cámaras en el Congreso.
Conclusión:
La policía buscó al Cabe, encontró al Campe y se lo llevó una temporada al
Chaco. Poco después el Campe tenía que volantear una fábrica, “por razones de
fuerza mayor” el Cabe devolvió la gauchada reemplazándolo y terminó en cana.
Sin pretenderlo hubo un intercambio de favores impensados.
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