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viernes, 22 de marzo de 2019

DEL RIGOR EN LA CIENCIA


Ese es el título de un cuento publicado en 1946 por Jorge Luis Borges, quien en uno de sus juegos literarios, lo atribuye a un supuesto y antiguo autor
Muchos años después, al finalizar el siglo, con el desarrollo del posicionamiento satelital, y más adelante, en este siglo, con la popularización de su uso, se demuestra una vez más que los vuelos del pensamiento, cuando son geniales, terminan siendo confirmados por la realidad, tal como sucedió con muchas de las en su momento fantásticas aventuras imaginadas por Julio Verne
Hoy es posible, con el auxilio de un navegador satelital desplazarse por el espacio como caminando sobre un mapa, en una paradójica situación, de modo tal que moviendo la vista de la pantalla al terreno se entrecruza fantásticamente lo real y lo virtual
Disfrutemos del cuento
Del rigor en la ciencia
En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal perfección que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo esos mapas desmesurados no satisficieron, y los Colegios de Cartógrafos levantaron un mapa del Imperio que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él. Menos adictas al Estudio de la Cartografía, las generaciones siguientes entendieron que ese dilatado mapa era inútil y no sin impiedad lo entregaron a las inclemencias del sol y de los inviernos.
En los desiertos del oeste, perduran despedazadas ruinas del mapa, habitadas por animales y por mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas....”
Suárez Miranda; Viajes de varones prudentes, Libro Cuarto, Cap. XLV, Lérida, 1658



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