pifiada

lunes, 21 de junio de 2021

MI PRIMER TEODOLITO

 

Después de muchísimo años, alrededor de 50, me reencontré con mi primer teodolito, un bellísimo Breipthaupt de 20”, como se puede apreciar en las fotos, exhibiendo su lozanía



Lo habíamos comprado, a medias, con Omar Musillo, un gran amigo desde muy jóvenes, desde el inicio de la escuela secundaria en el entonces “Industrial”, hoy Instituto Politécnico Superior de la Universidad Nacional de Rosario

Cursamos juntos toda la secundaria y compartimos gran parte de la facultad, donde nos recibimos de Ingenieros Geógrafos, aunque después nuestra actividad se fue desarrollando por caminos diversos

No obstante la amistad siempre perduró

Omar era uno de esos amigos de toda la vida, uno de esos amigos “para siempre”

Falleció este año y me quedó, como recuerdo de nuestra amistad y de nuestra iniciación profesional, el viejo Breipthaut que, seguramente, tiene más de un siglo

Conozco donde anduvo los últimos 50 años pero no los 50 o 60 anteriores

¿Qué imágenes que ignoro habrá indagado su anteojo?

¿Qué manos expertas distintas a las nuestras habrán manipulado sus tornillos?

Hoy esta especie de herencia llegó hasta mí gracias a la intervención de dos personas

Por un lado Raúl Manuello, otro amigo de toda la vida, también desde el inicio de la secundaria, quien ofició de intermediario por su cercanía con la familia de Omar

El otro es Carlos Musillo, hermano menor de Omar, que se prestó generosamente para que el viejo teodolito llegara a mis manos

A ambos se lo hice saber personalmente pero quiero también en este medio expresar mi agradecimiento

Este teodolito en mis manos es algo así como un doble símbolo

Sin dudas, por una parte, es un testimonio tangible de una admirable tecnología del pasado y, simultánemente es un testimonio intangible de eso tan preciado que es la amistad y sobre todo de esa amistad que se forja en la adolescencia y que suele ser “para siempre”

sábado, 12 de junio de 2021

SOPA PARAGUAYA

Hace muchos años fuí a trabajar a la provincia de Formosa, cerca de la ciudad de Clorinda, en el límite con el Paraguay
No hay como ir a trabajar en un lugar para conocer su gente, su ambiente, sus costumbres
Entre ellas descubrí un plato que m encantó, "la sopa paraguaya"
Como mi señora es una excelente cocinera, en realidad la mejor del mundo, la hace con la maestría que le es propia
Aquí va
Bien dorada

Para 6 personas

Ingredientes y cantidades:

Harina de maíz especial para sopa paraguaya (ojo, no se puede hacer con otra harina), 8 cucharadas colmadas

Huevos, 5

Leche entera, 600 ml

Cebollas cortadas en rodajas finas, 1 kg

Queso fresco picante rallado, 1/4 kg

Queso duro rallado, 1/4 kg

Nota: la cantidad de queso que se indica es la estimada como mínima; agregar algo más es una forma de intensificar el sabor

 Preparación

Rehogar la cebolla y dejarla para que se enfríe

En un bol poner la leche y mientras se bate, agregar la harina evitando que se deposite en el fondo

Sin dejar de batir, seguir agregando los quesos y luego los huevos

Una vez bien batido, mezclar la cebolla (cuando ésta esté a temperatura natural)

Salpimentar a gusto

Verter en una fuente para horno previamente enmantecada

Calentar el horno brevemente y ponerlo a 180º

Colocar en horno durante 45 minutos aproximadamente

El tiempo debe ser el necesario para que la superficie adquiera un dorado intenso

 Se puede comer tanto caliente como fría

 

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