pifiada

sábado, 27 de febrero de 2021

AÑORANZAS DEL CARNAVAL ROSARINO

 Este escrito creo que se merece estar en tu blog

Con este título, recibí de un compañero y amigo que hoy reside en España, el siguiente artículo, que reproduzco gustosamente

22 de febrero de 2021

Queridas todas y queridos todos de “aquellos años mozos”:

Son las cuatro de la mañana y hace casi dos horas que estoy en trance.

Apareció, como en un sueño, de repente, la nostalgia del Carnaval rosarino.

¿Se acuerdan de aquellos años fin del 50 y todo el 60, quizás irrepetibles, en los que Rosario era la Capital del Carnaval en Argentina?

No sé si estoy equivocado, pero recuerdo que yo (y mucha otra gente más) no salía de vacaciones en febrero porque venían los bailes de Carnaval (en mi caso también porque no tenía guita).

Recuerdo, y espero que todas y todos ustedes me ayuden, que eran verdaderos acontecimientos de masas (parafraseando a Lev Davidovich o a Vladimir Ilich).

Había como una primera división que la formaban los tres del parque: Gimnasia, Provincial y Ñuvel.

Varios meses antes de Carnaval comenzaban la guerra de las cifras de las contrataciones.

Figuras nacionales e internacionales eran contratadas sin asco (supongo que era de las épocas en que los verdes estaban tirados), con cifras de muchos ceros (porque en Argentina siempre hubo muchos ceros).

Con la ayuda de los medios y de algunos locutores que siempre se vendían al mejor postor (tipo Monti), escuchábamos por LT8 que “este año la palma de los Carnavales se la lleva Provincial”, porque acaba de contratar por miles de mangos al grandísimo Juan Darienzo, el “Rey del Compás”.

Y, al poco tiempo, saltaba LT3 con la noticia de que por cifras fabulosas Ñuvel contrataba a Marianito Mores (que tenía una orquesta de 423 músicos que no se sabe como los metían en el escenario).

Pero LT2, para no ser menos, nos hablaba de que Gimnasia contrataba a los 5 Latinos, que eran el “no va más” de la música Pop de nuestra adolescencia y juventud.

Todo amenizado y con aportes propios, también, de La Capital y  Crónica.

Y así vinieron Nat King Cole, María Creuza, Alberto Manzanero y el trío Los Panchos, Ray Coniff, Jhony Holliday y Sylvie Vartan, Maisa Matarazzo, Caetano Veloso, Adamo y una lista interminable de verdaderos “mitos” vivientes de la música y la canción .Seguro que se me escapan un montón.

Y no sé si mis amigos más mayorcitos, tipo Gugui y Ferminchu ya trabajaban en esos eventos haciendo sus primeros pinitos rentados construyendo escenarios o poniendo luces y audio.

8 GRANDES ORQUESTAS 8, nos decían los carteles publicitarios de la primera división de los bailes carnavaleros.

Creo recordar que por esos bailes de Rosario pasaron Xavier Cugat con un putón bananero con nombre yanki que llevaba en brazos un perrito chiquito de mierda (¿o era Xavier el que lo llevaba?), ¿pueden ser Dean Martin y ese negro feo amigo del clan de Sinatra?, la orquesta del camarada Pugliese (que nunca supe si era realmente una buena orquesta o porque me lo decían en la Fede), Anibal Troilo “Pichuco” y cantantes como Julio Sosa, el polaco Goyeneche, ¿Leonor Rinaldi o era la hija? y, por supuesto, no faltaron Billy Caffaro, Palito Ortega y Leonardo Favio entre otros.

Pero esa primera división de bailes de verdaderas masas populares (que ya hubiera deseado poder sacar a la calle en la lucha por el presupuesto universitario el Mangia) eran acompañadas por otra liga de segunda división formada por los bailes de los clubes de barrio grandes tipo Náutico, Echesortu, Olegario Víctor Andrade y unos cuantos más.

Allí actuaban 4 GRANDES ORQUESTAS 4 (siempre par porque eran a partes iguales de Jazz y de Tango), porque los presupuestos eran menores y la guita en los barrios no sobraba.

Sus orquestas eran Cassaloma, la Dixieland Stompers Jazz Band, los cuartetos de tango rosarinos y  otros grandes músicos no tan renombrados pero buenos, realmente buenos que no tenemos que olvidar.

Pero todos hacían su baile, incluso una tercera división formada por verdaderos clubes super humildes de  barrios con calle de tierra incluída, como el Club Internacional (que era el de enfrente de mi casa y en el que dí mis primeros pases en basket), Unión River Paraná, la Carpita, Constitución y doscientos mil más  a lo largo y ancho de la ciudad. Todos clubes pequeños, normalmente solo de basket y de bochas y donde nacieron  nuestros primeros amigos de la vida.

Se elegía la reina de los Carnavales y me acuerdo de aquella que la apuntaban cada año y no salía nunca hasta que la Comisión Directiva decidió tomar cartas en el asunto, cagarse en la democracia y elevarla al trono.

El locutor siempre era el charlatán que mejor hablaba en el barrio y que, alguno seguramente, llegó incluso a tener su nombre en los medios como Nicio Dachevsky.

Éramos miles y miles de personas de todas las clases sociales que participábamos del evento.

Miles de familias enteras, con la abuela y el abuelo “incorporé” en el paquete, que se agolpaban y se mataban por una entrada o una mesa bien ubicada.

Se ofrecían las estadísticas de concurrencia, en especial de los tres grandes del parque.

En Gimnasia y los de primera habían como 4 o 5 pistas de bailes, incluso con banda de gallegos y de tanos para los nostálgicos.

Eran realmente bailes de a dos con mayúsculas que, supongo, jamás se repetirán.

¡Cómo se mentía! ¡¿Cuántas novias/os hicimos y deshicimos en esas épocas?!

Recuerdo unos bailes más “selectos” de gente un poco más caca, de un solo día, más o menos tradicional de carnaval que se hacían en esos clubes “más selectos” tipo Regatas o Rowing.

Yo, que soy hijo de un obrero ferroviario y madre dedicada a “sus labores” (para colmo viuda y pensionista desde que yo tenía 8 y mi hermano Aldo 4) no podía cagar más alto de lo que mi culo lo permitía, así que a los bailes de primera solo entraba si me colaba (usando los medios habituales: saltando alambradas, pasando por debajo, haciendo un “aujero” o ”arreglando” al de la entrada ) y solo me alcanzaban, pagando a veces, los de 2ª o 3ª división donde me divertía igual o más que en los de 1ª.

¿Se acuerdan del “prohibido mojar” que siempre terminaba en sopa?

Cuántas historias que seguro también las contó el Negro. Si alguien sabe en que libro las puedo encontrar me avisa.

Gracias por escuchar estas boludeces, pero son parte de mi historia y de la tuya  que, si pudiese ser joven otra vez, te aseguro que las repito nuevamente (como ustedes también) calcadas a las que fueron.

Pero eso si, les pido a todas y a todos que me ayuden con sus recuerdos y podamos revivir y construir juntos un relato colectivo de los ¿mejores? años de nuestra vida.

Silvio

 

 

 

 

 

 

 

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