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lunes, 11 de junio de 2018

GRACIAS A LOS PAÑUELOS VERDES

REPRODUCCION DEL TEXTO ESCRITO POR MI AMIGO GUSTAVO GUEVARA

       Quienes nacimos en la década del 60 del siglo pasado, crecimos en una atmósfera cultural que percibía al año 2000 como umbral de acceso a una sociedad futurista, en la cual los avances científicos y tecnológicos permitirían resolver los problemas que a diario enfrenta la humanidad. La química encontraría la fórmula para alimentar a miles de millones de personas que habitan en el planeta, la medicina aportaría nuevas soluciones prolongando las expectativas de vida, los transportes serían más veloces acortando las distancias, las pantallas se multiplicarían modificando nuestra percepción de la realidad, etc., etc., etc. Para los niños (y supongo que para las niñas también) de aquel entonces, ese mundo tenía contornos y formas muy precisas, al menos nuestras mentes así creían captarlo en cada fascinante capítulo en blanco y negro de los Supersónicos. 

En mí biblioteca aún conservo un ejemplar de la revista Panorama de agosto de 1964, cuya portada trae una foto del bello rostro de Sofía Loren y la promoción del tema central de ese número: “El mundo del futuro en la feria de Nueva York”. La nota nos describe como esa exposición en Estados Unidos, organizada por 300 compañías y 66 naciones, anticipa a los millones de visitantes que la recorren las maravillas del futuro. La gama de productos que se exhiben es muy variada, incluyendo la gastronomía tradicional de lugares como “China nacionalista” o la confección de un traje a medida en Hong Kong “por mucho menos dinero de lo que cuesta en Nueva York”. También se anuncia que el hombre colonizará los desiertos y transformará el fondo de los mares, pero son “las amas de casa (sic) quedan extasiadas (sic) ante las cocinas que, para el futuro, les promete General Electric y General Motors.” Se incluye una foto de cada una de las propuestas en las que una mujer ejecuta muy sonriente su labor, en su lugar de la casa (la cocina), con sus implementos (“horno, lavadora, secadora, parrilla, heladera, licuadora”). El desbordante optimismo no puede ser para menos, en el futuro las mujeres podrán accionar todos esos aparatos con decenas de botones que estarán reunidos en un solo tablero, “es como si un eficiente robot hubiera entrado en la cocina.”
Quienes vivimos en este Siglo XXI y conservamos de nuestra niñez aquella impronta de batallar por un orden societal sin hambre, sin analfabetismo, sin pobreza, sin explotación, sin muertes innecesarias por prácticas quirúrgicas clandestinas, jamás imaginamos, o al menos yo jamás imaginé, que iba a ser testigo de esta radical transformación, transformación radical que tampoco pudo vislumbrar en los sesenta ni  General Electric, ni General Motors, ni uno de mis dibujitos preferidos, ni la Ciencia Ficción hegemónica.
Cómo calificar a las marchas de mujeres jóvenes que con el torso desnudo recorren las calles de Santiago de Chile, entonando la consigna: “No es No! ¿Qué parte no entendiste, la Ene o la O?”. La misma ciudad en la que Augusto César Pinochet transformó un estadio de fútbol en campo de detención, tortura y muerte; las mismas calles que un 11 de septiembre de 1973 el ejército ocupó para impedir, entre otras medidas represivas, que las mujeres circularán en pantalones. Cómo calificar a las marchas de mujeres que se vienen repitiendo a lo largo y ancho de la Argentina con consignas como: “Ni una menos, vivas nos queremos”. También nuestro país fue asolado por el Terrorismo de Estado y también en nuestro país la última dictadura cívico-militar-eclesiástica buscó reglamentar, entre otras medidas represivas, como debían vestirse los varones y las mujeres. Sin duda, estamos asistiendo a una revolución feminista.
Aquí y ahora, cuando una mujer enarbola la pancarta: “Nos vestimos como queremos y nos desvestimos con quien queremos”, nos vemos obligado a tomar conciencia que el denominado “sexo débil” fue/es sojuzgada por siglos de patriarcado, por siglos en los que un derecho tan elemental y básico como el de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo fue/es sistemáticamente negado por argumentos teológicos, de reivindicación de la propiedad o por la simple reproducción de un sentido común machista.
Como en 1987 con la Ley de Divorcio y en 2010 con la sanción del Matrimonio Igualitario, este 13 de junio de 2018 el Congreso de la Nación debate una legislación sobre una materia pendiente de la democracia, el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo. Como en aquellas oportunidades el Movimiento Anti-Derechos desplegará toda su potencia militante, pero dentro del Parlamento habrá pañuelos verdes, como los habrá en la Plaza y en todos los espacios públicos en que ciudadanos y ciudadanas se auto-convocan para seguir los derroteros del debate parlamentario. Seamos realistas.
“Seamos realista, pidamos lo imposible” fue uno de los grafitis emblemático del mayo del 68, que siempre imaginé pintado por el pulso firme de un varón como gesto de resistencia en el contexto de una corrida policial por las calles parisinas. En este otoño de 2018 descubro que el autor no es un varón, sino una autora, o mejor dicho cientos, miles, millones de mujeres comunes, que en otras tantas ciudades de argentina y del mundo están firmemente decididas a cambiar este mundo.

Gustavo C. Guevara
Rosario, 11 de junio de 2018

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