Ponencia presentada en el XII CONGRESO NACIONAL DE AGRIMENSURA, que se llevará a cabo en Mendoza, Argentina, los días 9, 10 y 11 de octubre de 2019
Aldo Oscar Mangiaterra Wischnivesky
RESUMEN
Tendemos a creer
que las medidas de un objeto son propias del mismo, pero las cosas por sí
mismas no tienen medida.
La medida es la
cuantificación efectuada por el hombre para poder ejercer acciones que
satisfagan sus necesidades.
Para obtenerla,
se vale de algún instrumento y, como ambos no son perfectos, no lo será el
resultado.
Por lo tanto, la
medida no es otra cosa que una opinión, afirmación plenamente corroborada por
la Agrimensura, a partir de lo cual se discuten controversias y opiniones
¿QUÉ ES MEDIR?
Obtener una
medida es un proceso en el que intervienen el ser humano y los medios que
dispone para tal fin. En otras palabras, sus conocimientos, su habilidad y sus
instrumentos.
Se suele decir que medir es una operación tan elemental que cualquiera puede hacerlo y suelen mencionarse como ejemplos a un albañil o a una modista, considerando así demostrado que no requiere una preparación específica previa.
Invito a quienes
opinen de tal modo a contratar una modista para que se encargue de tomar las
medidas cuando quieran construir su casa y, por supuesto, a un albañil para tomarle
las medidas a la novia, si se trata de un casamiento, y piensan regalarle un
vestido para lucir en la ceremonia.
En ambos casos
será fácil comprobar que una y otro poseen conocimientos, habilidad e
instrumentos distintos, propios y específicos de su profesión.
Ambos deben
tener criterio que les permita discernir con claridad y responder a tres
preguntas:
¿Para qué se
mide?
¿Qué es
necesario medir?
¿De qué manera
hacerlo, cómo hacerlo?
Para poner un ejemplo elemental: todo albañil medianamente experimentado utiliza la regla llamada del 3, 4, 5 (ver figura 1), para comprobar o replantear un ángulo recto; a la modista esa técnica le es desconocida e innecesaria.
Préstese
atención a que cuando decimos 3, 4, 5, estamos hablando de un triángulo
rectángulo cuyos catetos miden 3 y 4 metros respectivamente y 5 metros la
hipotenusa, o también otras longitudes que respetan esa proporción, es decir que
hablamos de la aplicación del teorema de Pitágoras, más allá de que nuestro
albañil no lo identifique con ese título ni con la expresión matemática a2
+ b2 = c2
Figura 1 - Técnica del
3, 4, 5
Podemos decir
entonces que para medir es necesario conocer la técnica adecuada y que además
es conveniente dominar el arte específico para mejor cumplir el cometido.
Veamos el caso
en que las medidas deben satisfacer otros requerimientos más complejos, como
exigencias particulares de precisión, o implicancias legales, o utilización de
instrumentos sofisticados, o dimensiones fuera de lo rutinario, etc., o varias de
ellas simultáneamente, para lo cual debemos establecer más rigurosamente en qué
consiste “medir”.
Ubicándonos en
el plano más general y abarcativo podemos decir que para medir adecuadamente es
necesario conocer y aplicar:
LA CIENCIA, LA
TÉCNICA Y EL ARTE DE LA MEDICIÓN
CIENCIA:
requiere el conocimiento y uso de las leyes que intervienen en el proceso de
medición. Por ejemplo, la dilatación del metal con la variación de temperatura,
la alteración de la propagación de las ondas electromagnéticas en distintos
medios, el cálculo matemático, etc.
TÉCNICA:
requiere el conocimiento y adecuado manejo de los procedimientos y el
instrumental necesario. Por ejemplo, el estacionamiento y verticalización de
una estación total sobre un punto, o el diseño de mediciones sobreabundantes
para verificar el cumplimiento de condiciones de “cierre”, etc.
ARTE:
requiere habilidad, destreza y capacidad creativa, e implica el ejercicio del
goce inherente a la obtención de un resultado satisfactorio específico.
Vistas
así las cosas pasamos a otro plano, si se quiere rayando en el terreno de lo
filosófico.
¿QUÉ ES LA MEDIDA?
La medida es un
producto de la actividad humana. Surge de la necesidad de satisfacer
necesidades, valga la redundancia.
Los seres
humanos en su evolución crearon herramientas y fueron actuando cada vez más
sobre la naturaleza para satisfacer sus necesidades crecientes.
En ese devenir
necesitaron cuantificar para mejor manejarse.
Seguramente al
principio serían tan solo unidades, tres huevos, dos aves, cinco frutos, etc.
Pero
posteriormente se necesitó cuantificar atributos tales como el peso o la
longitud.
SURGIÓ LA MEDIDA
Tendemos a creer
que las medidas de un objeto son propias del mismo, que son parte de su
naturaleza. Pero es todo lo contrario.
Las cosas por sí
mismas no tienen medida, tienen atributos tales como volumen, peso, longitud,
etc., pero no medida.
La o las medidas
es algo que le adjudica el ser humano para su propio manejo, para evaluar la
posibilidad de satisfacer determinadas necesidades, para organizar la
producción, la distribución o el intercambio.
En algún momento
fue necesario medir un árbol para saber si de su tronco podía obtenerse la viga
necesaria para construir determinada vivienda.
En definitiva,
la medida es la cuantificación de un atributo efectuada por el hombre para
poder ejercer acciones que satisfagan sus necesidades.
Dado que la
medida no existe sin la intermediación del ser humano que la produce, y que
para obtenerla se vale de algún instrumento, y que, como sabemos, ni uno ni
otro son perfectos, el resultado será inevitablemente imperfecto o, si se
quiere, inexacto.
Suele utilizarse
la expresión “medida exacta” para referirse a un valor inmejorable,
supuestamente libre de todo error.
La medida exacta
no existe y eso es así por dos razones; la una, ya mencionada, el carácter
imperfecto de medidor e instrumento, y la otra porque las cosas, los objetos,
varían sus medidas en atención al medio en el que están inmersos y a la inevitable variabilidad del mismo.
La medida
“exacta” o “verdadera” es una idealización, tan perfecta como inalcanzable.
La misma cinta
metálica tiene diferentes longitudes según la temperatura.
El mismo objeto
varía su peso según se encuentre ubicado en el Polo o en el Ecuador terrestre,
según esté ubicado a mayor o menor altura y no hablemos si lo trasladamos a la
Luna.
La medida ni es
una constante ni es algo propio del objeto.
En definitiva,
midiendo podemos obtener un valor que nos indica aproximadamente la cuantificación
de un atributo específico de la cosa u objeto medido.
Esa palabra, “aproximadamente”,
suena a imperfección, pareciera que va en detrimento de la calidad de la
medida, pero no es así.
Analicemos
entonces qué queremos decir cuando decimos “calidad”.
Dijimos que se
mide para satisfacer necesidades, por ejemplo, conocer la superficie de un
campo para estimar la producción posible. Obviamente, si de eso se trata, no
tiene importancia 1, 2 o 5 centímetros de error en la longitud de sus lados.
Por eso la bondad
de una medida no depende del error posible, de lo que depende es de si ese
error afecta el fin con el que se mide.
Si queremos
volver al ejemplo del albañil y la modista, sabemos que 5 cm de diferencia en
la profundidad con que se excava para construir el cimiento de una vivienda no
es lo mismo que 5 cm de diferencia en el largo de un vestido.
Lo importante
es, en cada caso, y con arreglo a un fin determinado, tener la aproximación
adecuada para el manejo necesario, es decir satisfacer la exigencia del caso
del cual se trata. En tal caso decimos que el margen de error es “tolerable”.
Cuando hablamos
de calidad nos referimos al margen de error o mejor dicho incertidumbre propia
de una medida determinada, margen de error que depende de diversos factores.
Nótese que
cuando hablamos de errores no tenemos en cuenta las equivocaciones del operador
o el mal estado de los instrumentos que llevan a distorsiones groseras.
CONCLUSIONES
POR LO TANTO, LA MEDIDA, NO ES OTRA COSA QUE UNA
OPINIÓN, dada en ciertas condiciones y con cierto margen de
error.
Es tan
importante saber la cuantificación de una medida, por ejemplo una longitud,
como saber la calidad que la acompaña, es decir su margen de error o
incertidumbre, lo que comúnmente llamamos precisión.
Para expresar
adecuadamente una medida es necesario utilizar dos valores numéricos, (pongamos
por caso la longitud de una viga): 25,75 m ± 0,05 m
La primera es
una expresión cuantitativa y la segunda cualitativa.
Esta segunda no
es un valor conocido, sino una estimación, que se obtiene por métodos de
medición y cálculo que no son objeto de esta presentación.
Tan sólo a
título ilustrativo podríamos decir que (para este ejemplo) significa la
suposición de que en dos tercios de los casos la medida obtenida no difiere más
de 0,05 m (en más o en menos) del valor “más probable”, que se supone es el que
se obtendría si promediamos infinito número de mediciones de la misma viga, con
los mismos instrumentos y en las mismas condiciones.
Es necesario
señalar que en esta presentación no incursionamos en el manejo matemático de
las mediciones, lo que significa dejar de lado, entre otros, el tema de la
propagación de los errores cuando se calculan unas medidas a partir de otras.
La calidad
depende del método y del instrumental. Para discernir si es aceptable hay que
compararla con otro valor, la tolerancia, el que depende de los fines de la
medición.
LA AGRIMENSURA CONFIRMA PLENAMENTE QUE LA MEDIDA ES UNA OPINIÓN
Como todos
sabemos si encargamos a dos profesionales el relevamiento del mismo campo
obtendremos información territorial relevante en ambos casos, pero no idéntica.
Las medidas inevitablemente difieren.
En cada caso
expresan la opinión del Ingeniero Agrimensor, producto de las medidas que ha
efectuado y del tratamiento posterior de las mismas.
Si esa
diferencia está dentro de lo tolerable ambos productos tienen la misma validez;
caso contrario uno, o ambos, son incorrectos. Recordemos que lo tolerable
depende de las primeras preguntas de página 2 “¿Para qué se mide? ¿Qué es
necesario medir?”
No es difícil
discernir que si se trata de programar la sistematización del campo para
cultivos en terrazas la tolerancia es diferente que si se trata de una mensura.
Y si se trata de una mensura la tolerancia no es la misma en la zona núcleo
sojera que en el medio de la Patagonia.
Si se quiere
hacer más categórica la afirmación de que la medida es una opinión volvamos al
ejemplo del campo, pero pensando en la valuación del mismo. Ambos
profesionales, después del estudio correspondiente, emitirán su opinión sobre
cuál es su valor, o lo que sería una expresión más certera, sobre la medida que
le atribuyen a su valor.
¿Caben dudas de
que la medida es una opinión?
Y si quisiéramos
abundar podemos agregar que, en la Argentina actual esa medida debe ir
acompañada de una fecha. El campo conserva su valor, pero la medida del mismo
está expuesta a cambios vertiginosos, en medio de los cuales es harto difícil
establecer una medida, es decir, una opinión.
¿CUÁL ES LA IMPORTANCIA DE LA MEDIDA, O LAS MEDIDAS, EN LA AGRIMENSURA?
“El objeto de la profesión de Ingeniero/a Agrimensor/a es
la ejecución de actividades referidas a la ubicación, identificación,
delimitación, mensura, aplicación territorial del derecho, medición,
representación y valuación del espacio, de la propiedad inmueble y de objetos
territoriales; la determinación de la forma de la Tierra; la ubicación,
replanteo y control geométrico de obras; la certificación y registración del
estado parcelario y la organización del catastro; los sistemas de información
territoriales; la confección de cartografía; la ordenación, planificación y
administración del territorio para contribuir con el desarrollo social,
económico y productivo de la sociedad y con la sustentabilidad del medio
ambiente”
Texto copiado del plan de estudios de la carrera de
Agrimensura de la Universidad Nacional de Rosario
Los
profesionales de la Agrimensura producimos, administramos y publicamos
información espacial aplicada a distintos fines, sean estos legales,
cartográficos, económicos, constructivos, etc.
La geografía,
por ejemplo, utiliza y produce información que es esencialmente cualitativa,
para lo cual necesita proveerse de información cuantitativa.
En la
Agrimensura, la información espacial es esencialmente cuantitativa. Se trata de
identificar los objetos espaciales, casi siempre territoriales, indicando su
forma, dimensión y ubicación. La Agrimensura es la única profesión preparada
para tal fin
La mensura, por
caso, identifica el objeto territorial sujeto a derecho precisamente definiendo
su forma, dimensión y ubicación y relaciona tales atributos con antecedentes
legales y con objetos territoriales circundantes.
La forma,
dimensión y ubicación no tienen otra forma de expresarse que con las medidas
que el profesional de la Agrimensura les atribuye.
¿EXISTEN DIFERENCIAS ENTRE LOS CONOCIMIENTOS DEL INGENIERO AGRIMENSOR Y
LOS DE OTRAS PROFESIONES CON RESPECTO A LA CAPACIDAD PARA MEDIR?
La Agrimensura
es la profesión universitaria de mayor y mejor preparación para la obtención y
estudio de las medidas de objetos espaciales, incluyendo en su currícula materias
específicamente destinadas a tal fin, como por ejemplo la estadística y el
cálculo de compensaciones, materia esta última catalogada como integrante de
las tecnologías básicas, siendo la única carrera que la incluye en su formación.
Temas como la propagación
de errores, el cálculo de ajustes y, en definitiva, el tratamiento matemático
de las mediciones, son específicos de la carrera de Agrimensura.
Desde luego que
otras profesiones también “miden” y se preparan para ello, pero es formación
complementaria y limitada.
Tomemos un
ejemplo simple: la Ley Nacional de Catastro establece, en su artículo 5º, como
elemento esencial de la parcela, la ubicación georreferenciada.
Cualquiera puede
usar un celular y obtener coordenadas, pero Georreferenciar es otra cosa,
requiere conocimientos de Geodesia; entiéndase bien, conocimientos, no
simplemente información.
Precisamente, el
tema georreferenciación, de uso e importancia creciente en los últimos años y
en todos los ámbitos, requiere la participación de profesionales adecuadamente
preparados.
Solo en la
formación del Ingeniero Agrimensor se produce esa preparación para medir la
posición sobre el espacio terrestre y efectuar el manejo posterior de las
coordenadas.
¿CUÁLES SON LAS CONTROVERSIAS SOBRE LA O LAS MEDIDAS?
Si dejamos de
lado la peregrina idea de que “medir cualquiera mide”, nos hacemos cargo, con
orgullo, de que, entre las principales capacidades del Ingeniero Agrimensor,
está la de medir forma, dimensión y ubicación de los objetos especiales.
Dicho esto, cabe
analizar una especie de mito moderno, difundido principalmente por los
vendedores de tecnología para la medición espacial.
Se trata de la
idea de que, con la tecnología moderna, la medición se ha hecho tan fácil que
prácticamente no requiere de la labor profesional.
Es la versión,
en el terreno de la Agrimensura, de que la robotización reemplaza al ser humano,
de que la inteligencia se ha vuelto un simple producto tecnológico, y que, al
menos en el campo de las medidas (también en las medidas de un campo), es
prescindible la labor profesional.
Es cierto que la
tecnología alivia enormemente la práctica de la medición y reduce de manera
espectacular el tiempo y el esfuerzo físico, pero nos obliga a recuperar la
famosa frase de “El Principito”, de Antoine de Saint-Exupéry:
LO ESENCIAL ES INVISIBLE A LOS OJOS
Lo esencial es el conocimiento y el
ejercicio de la ciencia, la técnica y el arte de medir, y eso no se compra.
Quienes suponen que en el futuro el Ingeniero
Agrimensor prescindirá de esos atributos se equivocan
Es cierto que, en el sentido antes
mencionado, se simplifica la operación de medir, y que se libera, en parte, de
pesadas tareas.
Es menester manejar la tecnología
necesaria antes, durante y después de la medición en campo y, sobre todo, es
necesario poner en juego los criterios adecuados para que esa medición,
particularmente en cuanto a precisión, se ajuste a los fines requeridos, de
modo tal que el producto, la información, no peque de calidad inadecuada, ya
sea por defecto, o también por exceso que agrave costos.
Quizá, según el caso, se llegue a
considerar que el dron no es la tecnología más adecuada y se apele a otra u
otras de las tantas disponibles.
¿PUEDE EL INGENIERO AGRIMENSOR DELEGAR EN OTRAS PROFESIONES, O EN
COLABORADORES TÉCNICOS, LA TAREA DE MEDIR?
Es obvio que por
todo lo antedicho la respuesta es negativa, pero, a los efectos de refirmarla,
cabe la apelación al razonamiento por el absurdo.
Todos conocemos
las indebidas pretensiones de algunos profesionales ajenos a la Agrimensura en
cuanto a la realización de mensuras.
Si aceptáramos
la idea errónea, a mi juicio, de que las diferencias de conocimiento con otras
profesiones radican solamente en la formación atinente a temas legales, se
podría llegar al absurdo de proponer (no conozco que nadie lo haya hecho aún),
que la mensura podría ser una operación profesional, donde todo lo atinente a
las mediciones fuera compartible, reservando sólo para la Agrimensura el
estudio de los límites.
Tener claridad
sobre la importancia de la medición en Agrimensura facilita desechar absurdas
propuestas. También combatir actitudes irresponsables en el ejercicio de la
profesión.
Y en tren de hablar
de límites, lo primero es reconocer los propios; no pretendo que lo dicho aquí
sea la verdad
COMO EN LA MEDIDA, SÓLO SE TRATA DE OPINIONES
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