Este escrito creo que se merece estar en tu blog
Con este título, recibí de un compañero y amigo que hoy reside en España, el siguiente artículo, que reproduzco gustosamente
22 de febrero de 2021Son las cuatro de la
mañana y hace casi dos horas que estoy en trance.
Apareció, como en un
sueño, de repente, la nostalgia del Carnaval rosarino.
¿Se acuerdan de aquellos
años fin del 50 y todo el 60, quizás irrepetibles, en los que Rosario era la
Capital del Carnaval en Argentina?
No sé si estoy equivocado, pero recuerdo que yo (y mucha otra gente más) no salía de vacaciones en febrero porque venían los bailes de Carnaval (en mi caso también porque no tenía guita).
Recuerdo, y espero que
todas y todos ustedes me ayuden, que eran verdaderos acontecimientos de masas
(parafraseando a Lev Davidovich o a Vladimir Ilich).
Había como una primera
división que la formaban los tres del parque: Gimnasia, Provincial y Ñuvel.
Varios meses antes de
Carnaval comenzaban la guerra de las cifras de las contrataciones.
Figuras nacionales e internacionales eran contratadas sin asco (supongo que era de las épocas en que los verdes estaban tirados), con cifras de muchos ceros (porque en Argentina siempre hubo muchos ceros).
Con la ayuda de los
medios y de algunos locutores que siempre se vendían al mejor postor (tipo
Monti), escuchábamos por LT8 que “este año la palma de los Carnavales se la
lleva Provincial”, porque acaba de contratar por miles de mangos al grandísimo
Juan Darienzo, el “Rey del Compás”.
Y, al poco tiempo,
saltaba LT3 con la noticia de que por cifras fabulosas Ñuvel contrataba a
Marianito Mores (que tenía una orquesta de 423 músicos que no se sabe como los
metían en el escenario).
Pero LT2, para no ser
menos, nos hablaba de que Gimnasia contrataba a los 5 Latinos, que eran el “no
va más” de la música Pop de nuestra adolescencia y juventud.
Todo amenizado y con
aportes propios, también, de La Capital y Crónica.
Y así vinieron Nat
King Cole, María Creuza, Alberto Manzanero y el trío Los Panchos, Ray Coniff, Jhony
Holliday y Sylvie Vartan, Maisa Matarazzo, Caetano Veloso, Adamo y una lista
interminable de verdaderos “mitos” vivientes de la música y la canción
.Seguro que se me escapan un montón.
Y no sé si mis amigos
más mayorcitos, tipo Gugui y Ferminchu ya trabajaban en esos eventos haciendo
sus primeros pinitos rentados construyendo escenarios o poniendo luces y audio.
8 GRANDES ORQUESTAS 8,
nos decían los carteles publicitarios de la primera división de los bailes
carnavaleros.
Creo recordar que por
esos bailes de Rosario pasaron Xavier Cugat con un putón bananero con nombre
yanki que llevaba en brazos un perrito chiquito de mierda (¿o era Xavier el que
lo llevaba?), ¿pueden ser Dean Martin y ese negro feo amigo del clan de Sinatra?,
la orquesta del camarada Pugliese (que nunca supe si era realmente una buena
orquesta o porque me lo decían en la Fede), Anibal Troilo “Pichuco” y cantantes
como Julio Sosa, el polaco Goyeneche, ¿Leonor Rinaldi o era la hija? y, por
supuesto, no faltaron Billy Caffaro, Palito Ortega y Leonardo Favio entre
otros.
Pero esa primera
división de bailes de verdaderas masas populares (que ya hubiera deseado poder
sacar a la calle en la lucha por el presupuesto universitario el Mangia) eran
acompañadas por otra liga de segunda división formada por los bailes de los
clubes de barrio grandes tipo Náutico, Echesortu, Olegario Víctor Andrade y
unos cuantos más.
Allí actuaban 4
GRANDES ORQUESTAS 4 (siempre par porque eran a partes iguales de Jazz y de
Tango), porque los presupuestos eran menores y la guita en los barrios no
sobraba.
Sus orquestas eran
Cassaloma, la Dixieland Stompers Jazz Band, los cuartetos de tango rosarinos
y otros grandes músicos no tan renombrados pero buenos, realmente
buenos que no tenemos que olvidar.
Pero todos hacían su
baile, incluso una tercera división formada por verdaderos clubes super
humildes de barrios con calle de tierra incluída, como el Club
Internacional (que era el de enfrente de mi casa y en el que dí mis primeros
pases en basket), Unión River Paraná, la Carpita, Constitución y doscientos mil
más a lo largo y ancho de la ciudad. Todos clubes pequeños,
normalmente solo de basket y de bochas y donde nacieron nuestros
primeros amigos de la vida.
Se elegía la reina de
los Carnavales y me acuerdo de aquella que la apuntaban cada año y no salía
nunca hasta que la Comisión Directiva decidió tomar cartas en el asunto, cagarse
en la democracia y elevarla al trono.
El locutor siempre era
el charlatán que mejor hablaba en el barrio y que, alguno seguramente, llegó
incluso a tener su nombre en los medios como Nicio Dachevsky.
Éramos miles y miles
de personas de todas las clases sociales que participábamos del evento.
Miles de familias
enteras, con la abuela y el abuelo “incorporé” en el paquete, que se agolpaban
y se mataban por una entrada o una mesa bien ubicada.
Se ofrecían las
estadísticas de concurrencia, en especial de los tres grandes del parque.
En Gimnasia y los de
primera habían como 4 o 5 pistas de bailes, incluso con banda de gallegos
y de tanos para los nostálgicos.
Eran realmente bailes
de a dos con mayúsculas que, supongo, jamás se repetirán.
¡Cómo se mentía!
¡¿Cuántas novias/os hicimos y deshicimos en esas épocas?!
Recuerdo unos bailes
más “selectos” de gente un poco más caca, de un solo día, más o menos
tradicional de carnaval que se hacían en esos clubes “más selectos” tipo
Regatas o Rowing.
Yo, que soy hijo de un
obrero ferroviario y madre dedicada a “sus labores” (para colmo viuda y
pensionista desde que yo tenía 8 y mi hermano Aldo 4) no podía cagar más alto
de lo que mi culo lo permitía, así que a los bailes de primera solo entraba si
me colaba (usando los medios habituales: saltando alambradas, pasando por
debajo, haciendo un “aujero” o ”arreglando” al de la entrada ) y solo me
alcanzaban, pagando a veces, los de 2ª o 3ª división donde me divertía igual o
más que en los de 1ª.
¿Se acuerdan del
“prohibido mojar” que siempre terminaba en sopa?
Cuántas historias que
seguro también las contó el Negro. Si alguien sabe en que libro las puedo
encontrar me avisa.
Gracias por escuchar
estas boludeces, pero son parte de mi historia y de la tuya que, si
pudiese ser joven otra vez, te aseguro que las repito nuevamente (como ustedes
también) calcadas a las que fueron.
Pero eso si, les pido
a todas y a todos que me ayuden con sus recuerdos y podamos revivir y construir
juntos un relato colectivo de los ¿mejores? años de nuestra vida.
Silvio
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