Después de muchísimo años, alrededor de 50, me reencontré con mi primer teodolito, un bellísimo Breipthaupt de 20”, como se puede apreciar en las fotos, exhibiendo su lozanía
Lo habíamos comprado, a medias, con Omar Musillo, un gran amigo desde muy jóvenes, desde el inicio de la escuela secundaria en el entonces “Industrial”, hoy Instituto Politécnico Superior de la Universidad Nacional de Rosario
Cursamos
juntos toda la secundaria y compartimos gran parte de la facultad, donde nos
recibimos de Ingenieros Geógrafos, aunque después nuestra actividad se fue
desarrollando por caminos diversos
No
obstante la amistad siempre perduró
Omar
era uno de esos amigos de toda la vida, uno de esos amigos “para siempre”
Falleció
este año y me quedó, como recuerdo de nuestra amistad y de nuestra iniciación
profesional, el viejo Breipthaut que, seguramente, tiene más de un siglo
Conozco donde anduvo los últimos 50 años pero no los 50 o 60 anteriores
¿Qué
imágenes que ignoro habrá indagado su anteojo?
¿Qué
manos expertas distintas a las nuestras habrán manipulado sus tornillos?
Hoy esta
especie de herencia llegó hasta mí gracias a la intervención de dos personas
Por
un lado Raúl Manuello, otro amigo de toda la vida, también desde el inicio de
la secundaria, quien ofició de intermediario por su cercanía con la familia de
Omar
El
otro es Carlos Musillo, hermano menor de Omar, que se prestó generosamente para
que el viejo teodolito llegara a mis manos
A
ambos se lo hice saber personalmente pero quiero también en este medio expresar mi agradecimiento
Este
teodolito en mis manos es algo así como un doble símbolo
Sin
dudas, por una parte, es un testimonio tangible de una admirable tecnología del
pasado y, simultánemente es un testimonio intangible de eso tan preciado que es
la amistad y sobre todo de esa amistad que se forja en la adolescencia y que
suele ser “para siempre”
Maravillosa historia, maestro Aldo. sobre la historia de una muy grande amistad guardada lo tangible del instrumento y los perdurables sentimientos que se llevan en el alma.
ResponderEliminarTambién mi primer teodolito que use, en mi vida, como estudiante de Agrimensua siendo alumno de Topografía en 1965 es un Breipthaupt de 20" que hoy se luce en una vitrina del instrumental histórico de mi querido Departamento de Agrimensura de la UNLP.
ResponderEliminarMuchas gracias Meco por tus comentarios. Compartimos ideas
ResponderEliminarMuy linda historia. Yo también comencé a trabajar con un teodolito a nonius en la oficina técnica de Edenor ( ex SEGBA) que utilizábamos para medir "cruces de líneas d falta tensión". Antes de estudiar agrimensura.
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