(breve e improvisado racconto, por si a alguno le sirve – en
caso de necesidad puede ampliarse – las fuentes son varias)
Aldo Mangiaterra – abril de 2015
Frondizi fue mentor del desarrollismo, vieja teoría, que
plantea que el capital internacional aporta los recursos necesarios para
desarrollar las fuerzas productivas y consecuentemente obtener el bienestar
general, en este caso de los argentinos.
Frondizi, elegido presidente en 1957, renegó de sus planteos
antimperialistas (ver su libro Política y Petróleo) a partir del discurso del
24 de julio de 1958, fundamentando los contratos con empresas internacionales petroleras
(por ejemplo la Panamerican), que otrora criticara cuando los llevó a cabo el
gobierno de Perón en 1955, poco antes de ser derrocado.
Los contratos de Frondizi fueron anulados, por lesivos a la
soberanía nacional, durante el gobierno de Illia.
Pero el petróleo no fue el único tema en que dio vuelta los
argumentos que le ganaron prestigio de luchador antimperialista y el apoyo del
peronismo en 1957.
En 1958, mediante la llamada Ley Domingorena, el gobierno de
Frondizi dio vía libre para la creación y desarrollo de las universidades
privadas.
En noviembre de 1958, el gobierno declara el Plan de Conmoción Interna del Estado (Conintes). La medida, inspirada en las tácticas de las tropas francesas que ocupan Argelia, divide al país en distritos militares donde los comandantes tienen más poder que los gobernadores y pueden crear tribunales de guerra. A partir de entonces, rige el código de justicia militar para el personal civil de la administración pública y las empresas estatales. Algunos de nuestros compañeros recuerdan como, cuando niños, debieron visitar a sus padres, en dependencias del Regimiento 11 de Infantería, por ser empleados bancarios en huelga.
En 1959 privatizó el frigorífico Lisandro de la Torre. La
reacción de los obreros del frigorífico ante el peligro de despidos no se hizo
esperar. Los nueve mil obreros ocuparon el establecimiento, para evitar la venta.
El 15 de enero empezó la toma. Al poco tiempo, en horas de la madrugada del 17
de enero, los obreros fueron sorprendidos con 1.500 efectivos policiales,
Gendarmería y el Ejército, con el apoyo de cuatro tanques de guerra, uno de
ellos destruyó las puertas del frigorífico. Cinco mil trabajadores fueron
despedidos.
Desde 1958 comienzan a instalarse en el país varias
multinacionales automotrices, las cuales entre otras cosas producían colectivos
y camiones de carga pesada, razón por la cual se construyeron rutas y se fomentó
que tanto el transporte de pasajeros como el de mercancías se vuelque hacia los
automotores. Durante la presidencia de Arturo Frondizi, su Ministro de
Hacienda, Álvaro Alsogaray viajó a los Estados Unidos para acordar la llegada
del general Thomas Larkin a la Argentina, para realizar un estudio de los
transportes, por cuenta del Banco Mundial. Así es que surgió el denominado Plan
Larkin, que consistía en abandonar el 32% de las vías férreas existentes,
despedir a 70.000 empleados ferroviarios, y reducir a chatarra todas las
locomotoras a vapor, al igual que 70.000 vagones y 3.000 coches. El presidente
Frondizi aceptó el Plan Larkin, que era avalado por el Banco Mundial.
Petróleo, transporte automotor, ferrocarriles, carne,
enseñanza, represión; la política de Frondizi, intensamente resistida por la
luchas de obreros, estudiantes y populares en general, estuvo todavía muy lejos
de lo que fue después mucho peor: Onganía, Videla y de remate Menem, pero
Frondizi fue claro precursor de las nefastas privatizaciones.
Frondizi creyó en su capacidad de manejar la situación,
entrevistó “secretamente” al Che (dicen que ambos calificaron al otro como
utopista, por el camino de acción
elegido) y aceptó la candidatura, en 1962, como gobernador de la provincia
de Buenos Aires, del dirigente sindical peronista Framini, aunque después, al
ganar Framini, intervino la provincia.
Pero los que defraudan no inspiran confianza, ni a los
defraudados ni a los beneficiados, y fue derrocado por un nuevo golpe en 1962.
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