Fecha:
26 de octubre de 2011.
Lugar:
Oficina del Ingeniero Mangiaterra en la facultad de Ingeniería.
Hora
de comienzo: 9 a .m.
Entrevistado:
Ingeniero Mangiaterra de la
Escuela de Agrimensura.
Entrevistador:
Ana María Medina.
Modalidad:
entrevista grabada.
Duración:
casi dos horas.
Esta entrevista se pudo realizar gracias a
la intermediación de G., estudiante de la escuela de Agrimensura, a quien yo ya
había entrevistado en dos oportunidades. Yo había hablado con él preguntándole
acerca de la posibilidad de entrevistar a algún docente. Cuando me relata en
una de las entrevistas, el conflicto surgido en Agrimensura, pensé
inmediatamente que sería interesante entrevistar al docente involucrado en ese
conflicto, que, además tiene experiencia docente de muchos años. G. me dijo que
iba a comentarle al ingeniero Mangiaterra y si surgía algo se comunicaría
conmigo. Así fue que, unos días después me envía un mail, diciendo que había
hablado con el ingeniero y que estaba de acuerdo con pactar una entrevista. Me
manda en el mail el correo electrónico del ingeniero Mangiaterra. De inmediato, redacto un mail al ingeniero,
explicándole quién era yo, que estaba haciendo un trabajo de investigación en
la facultad de Ingeniería acerca de la militancia política en la universidad.
Que parte del trabajo de campo eran las entrevistas. Además le explico que son
anónimas. Le escribo mis teléfonos, para que me pueda contactar, y que espero
su respuesta. El sábado 22 de octubre recibo una llamada del Ingeniero Mangiaterra
en la que me dice que acepta realizar la entrevista. Quedamos en hacerla el
miércoles 26 de octubre a las 9 de la mañana en la facultad, y que nos
encontraríamos en su oficina.
El miércoles 26 de octubre llego a la facultad de Ingeniería a las 8.55 de la mañana. Comienzo a leer algunos afiches referidos al problema de la creación de un nuevo Departamento en la facultad. Llega el ingeniero Mangiaterra. Nos saludamos. Me dice que vayamos a su oficina para hacer la entrevista. Uno de los ascensores no funciona. Vamos a otro, y subimos al tercer piso de la facultad. Pero el ascensor sube hasta el 2° piso, nada más. Por lo que, salimos del ascensor y subimos por las escaleras, hasta la oficina del ingeniero. Un escritorio, dos sillas, afiches y fotos en las paredes. Una ventana, hay una puerta que da a otra habitación, donde se ven cajas con archivos varios.
Le pongo pilas nuevas al grabador (por las
dudas). Conversamos un poco, informalmente, y luego, comenzamos la entrevista
propiamente dicha.
Ana
María: Me he encontrado con el planteo de los chicos sobre la preocupación de
los contenidos de las carreras, sobre todo con la acreditación de la CONEAU. El otro día, me
comentaban sobre el departamento nuevo. También, les preocupa la poca
participación estudiantil. Incluso en la primera entrevista me decían “Mirá de
2.500 estudiantes, debe haber 100 que participan” y otro dijo “No, 50” , yo no creo que sea tan
así, pero bueno…Otro de los temas que surgen en cada entrevista es la
injerencia de las empresas, la intromisión en la formación del perfil de los
egresados, y las dificultades que tienen para hacer pie en Ingeniería
Industrial que es muy difícil.
Entrevistado: Sí, porque
es una carrera atípica en la
Facultad de Ingeniería, como dice irónicamente uno de los
docentes que no es de Ingeniería Industrial: “Esa carrera tendría que estar en
Ciencias Económicas, porque en realidad es preparación de gerentes”. Hay un
peso importante de docentes que vienen de ocupar puestos en empresas, incluso
altos puestos como el gerente de Recursos Humanos del Swift, que da una
orientación directamente gerencial.
Ana María: Empresarial,
casi.
Entrevistado: Más que
casi. Más que empresarial, patronal. Incluso explicándole a los alumnos no en
una clase oficial, pero sí en una consulta, que si hay problemas con un
delegado, “como todo el mundo tiene precio”, entonces se lo puede arreglar y
con eso resolver el problema.
Yo le digo a los alumnos
que si consideramos una cifra de egresados, 100 por ejemplo (sin basarlo en una
estadística fehaciente), seguro que de esos 100, 75 van a ser asalariados, 20
van a ser cuentapropistas (es decir profesionales que trabajan en forma
independiente, o que trabajan en un una
mini Pyme) y, en un puesto de dirección de empresa, ya sea como propietario o
en carácter gerencial, de los 100 serán
5. Ahora bien, el contenido de la enseñanza está dirigido más a esos 5 que a
los 95 restantes. Al menos en todo lo que se refiere a lo que es la cuestión
legal, laboral, administrativa, económica. Las cuestiones de orden técnico, en
general, son comunes para cualquiera de esas situaciones, pero la visión del
profesional como asalariado, no existe. Se crea una mentalidad que es lógica
pero a la vez paradójica.
Yo trabajé muchos años en
obras, en empresas, algunas de ellas muy importantes, nunca ocupé puesto
gerencial, siempre puestos estrictamente técnicos, y era curioso ver a un
Ingeniero Civil egresado de esta Facultad, muy buena persona, que ante las argucias de un obrero que buscaba la
manera de justificar faltas, de reducir sus horas de trabajo, lo consideraba
como una persona tramposa, pero cuando él, como jefe de obra, lograba alguna
estratagema para que la empresa para la cual estaba trabajando, saliera bien
colocada o tuviera que gastar menos o podía entregar menos trabajo al comitente,
lo consideraba como una habilidad. Ambas cosas, en esencia, eran las mismas. Era
buscar un artilugio para obtener un beneficio, pero hecho por un asalariado era
una deslealtad; pero en el otro caso, hecho desde una posición empresaria, era
algo valorable y una habilidad rescatable. Esa visión tiene peso y es parte de
la enseñanza.
15 años atrás, las
empresas no prestaban mucha atención a la Facultad. Eso ha ido
cambiando paulatinamente. Ese cambio se aceleró notoriamente y las empresas han
pasado a tener una relación mucho más activa y la Facultad ha pasado a
tener una predisposición mucho mayor. También facilitado porque a partir de la
ley del menemismo de Enseñanza Superior, se le ofreció a las dirigencias
universitarias una zanahoria detrás de la cual correr, que es la de “Mucho
presupuesto no les vamos a dar, pero le
abrimos la puerta a que ustedes busquen financiación”. La Facultad nuestra, en ese
sentido, es un caso paradigmático porque no sólo ha cambiado, como muchas
facultades, la concepción de Extensión Universitaria clásica de la Reforma Universitaria ,
es decir acercarse a la sociedad, brindar conocimiento, por otra concepción que
es la de brindar servicios remunerados, es decir insertarse en el mercado; sino
que en nuestra Facultad que es de Ingeniería
y Ciencias Exactas, el Secretario
de Extensión Universitaria es un Contador. No lo cuestiono como persona, ni su
capacidad, creo que es una persona capaz, efectiva, eficiente pero su “mettié” no es la Ingeniería ni la Ciencia , sino el negocio,
la comercialización.
Ana María: La venta de
bienes y servicios.
Entrevistado: La venta de
bienes y servicios. Entonces, el escritorio de la secretaría de Extensión Universitaria,
parafraseando, creo que lo dijo Víctor Hugo (no Morales)…
Ana María: Sí, el de “Los
Miserables”…perdón…
Entrevistado:…donde decía
que “Al altar, la iglesia lo ha
convertido en un mostrador.” Bueno,
el escritorio de esa secretaría es un mostrador. En el sentido del mostrador
del negocio comercial. Así que, esa preocupación de los estudiantes o grupo de estudiantes
que encabezan la militancia del Centro, que no es la preocupación de la mayoría
de los estudiantes…
Ana María: Incluso me
comentaban que en Ingeniería Industrial se formó un grupo que se llama Grupo de
Mejoramiento de Ingeniería Industrial que se preocupan por hacer reuniones
incluso con empresarios para que ofrezcan pasantías.
Entrevistado: Sí,
trayendo a las empresas. Que no es criticable en sí mismo, sino la orientación,
porque también eso surgió originalmente frente a un vacío de la enseñanza que
es el de la vinculación al mundo de la realidad. Acá se hizo, hace muchos años,
una convocatoria hecha por la facultad, con empresas importantes, sobre el
perfil del egresado. Fue muy claro, muy notorio. Se invitó también no como
empresa sino como demandante de servicios a la Municipalidad , pero
vinieron Telecom, Acindar…
Ana María: ¿Techint?
Entrevistado: En ese
momento no. Lo de “Techint” fue bastante posterior. Era una época en que las
empresas no estaban volcadas a la
Facultad , sino al revés, había que pedirles, y el perfil que
querían del egresado era bastante claro. Querían estudiantes con fuerte
formación básica, con conocimiento de inglés, informática y administración y no
les preocupaba tanto la formación técnica porque la idea de fondo es que la
terminación del profesional mejor se hiciera en la empresa. De algún modo, “un
producto semielaborado”, de modo que la terminación sea a medida del
consumidor. No un profesional con una formación completa que lo pone en mejores
condiciones de discernir, evaluar, poder tener una actitud o posición crítica.
Ana María: Por eso
ofrecen las pasantías a chicos que están en los últimos años de las carreras.
Entrevistado: Sí, esas
pasantías son, sobre todo, métodos de seleccionar a los más aptos, según su
criterio.
Ana María: Sí, no es qué
profesional se necesita para el país, para la gente, sino el profesional que
necesitan las empresas.
Entrevistado: Sí, como
todo lo que hacen las empresas. En esta Facultad vino a un acto Bernardo Klisberg,
que tiene fama internacional en el tema de la formación de recursos humanos, la
responsabilidad social empresaria, etc., que más allá de las buenas intenciones
que pueda tener Klisberg, plantea una utopía. Cuando lo presentó el Rector de la Universidad , que era Suárez,
se atribuyó el mérito (porque él estaba dando una cátedra de Introducción a la Economía en la Facultad de Ciencias
Económicas), de haber producido una modificación en el programa de Introducción
a la Economía ,
en el cual estaba planteado que el sentido de la empresa era el de la obtención
del beneficio y que ellos le habían agregado “dentro de la moral y las buenas
costumbres”, por lo cual habían cambiado, según él, la orientación de la
enseñanza. Bueno, las empresas ya tienen su moral y sus “buenas costumbres”.
Ana María: Una de las
cosas que planteaban los chicos era el acortamiento de las carreras con la
disminución de los contenidos y recién veía el afiche que pusieron los chicos
sobre las cuestiones del departamento que plantean por ejemplo en Civil, incrementar
el cursado de materias con orientaciones sociales. En la otra directamente
gerenciamiento, administración.
Entrevistado: En esa
propuesta hay varias cosas mezcladas. Una es un requerimiento de la CONEAU , que tiene aspectos
contradictorios, porque tiene un aspecto positivo, más allá de que sea teórico,
y es que en la enseñanza de la
Ingeniería se incluyan temas que no son específicos
estrictamente de las distintas especialidades de la Ingeniería como
conocimiento social, institucional, además de lengua, etc.
Ana María: Control ambiental,
Higiene y Seguridad, que se da.
Entrevistado: Se da en
algunas carreras, en otras no. Hay carreras de Ingeniería donde directamente no
se da, y ese tema es un punto de alguna materia cuyo contenido depende mucho de
quien es el docente. En muchos casos, se da para saber cuál es la legislación a
la cual hay que ajustarse y nada más, no como concepto a desarrollar. Es decir,
cómo hay que actuar para evitar multas.
Ana María: Sí, muchos lo
cuentan como carrera de posgrado.
Entrevistado: Aparte, hay
una carrera de posgrado. Entonces, ese planteo de la CONEAU tiene un aspecto
contradictorio. Después, otro aspecto distinto es, cómo se resuelve adentro de
la facultad. Si con un departamento, que es otra cuestión de carácter instrumental.
Ana María: La entrevista
pasada, a los chicos lo que les preocupaba era que se aprobó, me decían “el
Departamento está y es por fuera del resto de los Departamentos pero lo que pasa es que no sabemos para que
lo van a usar”.
Entrevistado: El asunto
es qué contenido va a tener. El tema más importante, más que el aspecto
institucional, si es un Departamento, si pertenece a una Escuela o no, es qué
contenido va a tener eso, y es lo más difícil para dar batalla, porque se trata
de una batalla de tipo ideológico, combatiendo concepciones que están
arraigadas en la sociedad. Como por ejemplo la idea de que no hay contradicciones
de clases.
Ana María: No hay
conflicto. Niegan los conflictos.
Entrevistado: Si vos tomás
los discursos de Cristina Kirchner, como los de algunos otros dirigentes
políticos, no niegan los conflictos, al revés, no sólo los admiten, sino que
los reconocen como algo normal. Lo que niegan es que haya contradicción de
clase. Conflictos hay, porque hay intereses, pero se pueden resolver
armónicamente, según ellos.
Ana María: Por ese lado
es lógico. Es peronista.
Entrevistado: En su
discurso reconocen el conflicto porque tienen manejo sobre eso. El Ministro de
Trabajo, Tomada, tiene manejo para atender conflictos, no para negarlos,
ocultarlos o ignorarlos, sino para tratar de manejarlos. Lo que niegan es la
contradicción de clases, que ese conflicto tenga una base irresoluble, sino que
lo consideran como una eventualidad en armonización.
Ana María: Usted que
estuvo en los ´70 y ahora, ¿nota un cambio en cuanto a la participación estudiantil?
Entrevistado: Sí, a mí me
tocó actuar como estudiante en una época de gran participación. En la década
del ´60, fin de la década del 50 y principios del ´70, con un movimiento
estudiantil muy politizado, con una militancia muy activa, al calor de una
situación mundial que tenía las características de ascenso revolucionario. El
movimiento estudiantil de aquella época estaba poderosamente influido por la Revolución Cubana.
Entonces, sectores como el socialismo, por ejemplo Binner, en aquel entonces
reivindicaban a la
Revolución Cubana y al Che Guevara. Entonces, creo que a eso
hay que verlo en su contexto, porque si no, no se puede entender. No es que los
estudiantes cambiaron, porque paradójicamente hay una mayor masividad de la
universidad. Hay algunos fenómenos (que yo nunca los he estudiado porque no
estoy capacitado para eso y no tengo los elementos necesarios), pero sería muy
interesante estudiar la composición social de los estudiantes en aquella época
y la actual. Yo creo que hay mayor acceso a la universidad que en aquella
época. Sin embargo hay algunas particularidades que hay que tener en cuenta…
En aquella época había
pocas universidades en el país, 9,10,12 nacionales y había muchos estudiantes
que no eran de Rosario, sino de otras ciudades o localidades, incluso
importante cantidad de estudiantes de otros países latinoamericanos, que vivían
acá. Tenían una vida mucho más cercana al medio universitario, y a la vez,
tenían condiciones de vida bastante precarias en las pensiones estudiantiles de
aquella época. Aunque quizás provenían del mismo sector de trabajadores mejor
asalariados o capas medias, tenían condiciones más precarias de vida que las
que tienen ahora. El estudiante de ahora es de la zona cercana, si no es de
Rosario. Viaja todos los fines de semana, o casi todos, a su lugar de origen,
desvalija la heladera familiar y se aprovisiona para por lo menos 3 o 4 días de
la semana. Entonces, por ejemplo, un comedor universitario no tiene el peso que
tenía en aquella época. Lo que quiero recalcar es que hay factores que
requerirían una serie de estudios.
Ana María: Estuve leyendo
y no hay muchos estudios sobre la militancia universitaria y los pocos que hay
son estudios sociológicos, no antropológicos. Hay uno que está hecho por un
becario del Conicet de La Plata ,
donde hace un estudio desde una encuesta en la Facultad de Ciencias de la Educación de La Plata. La investigación
tiene su parte cualitativa y cuantitativa, donde hace una conclusión, que yo no
estoy de acuerdo, que dice que el estudiantado universitario ahora está apolitizado,
atomizado y en parte echa las culpas a los partidos políticos, que hay un
descreimiento de la juventud en los partidos políticos, por lo menos los tradicionales.
Entrevistado: A mí me
parece que, yendo ahora a la situación actual, y a la diferencia con la década
del ´60, se impuso, particularmente durante las dictaduras, un modelo de
universidad y de relaciones intrauniversitarias que, en algunos aspectos, no fueron
aún totalmente removidos, a pesar de la autonomía, el cogobierno y el retorno
al sistema electoral. Acá el prototipo fue el rectorado de Millet (1986 a 1994) donde se reemplazó
la lucha ideológica por la lucha “cargológica”. Es decir, los conflictos se
resuelven mediante distribución de espacio y cargos y no mediante discusión de
ideas. Eso se implantó como modelo, y hacia adentro ello implica
disciplinamiento.
En primer lugar, los
docentes, consciente o inconscientemente, están inmersos en un sistema en cual
da más resultado, o eso pareciera, la gestión individual, la relación con el
superior, que la acción colectiva y eso los estudiantes lo maman.
Recuerdo que, en el hall
de entrada a la Facultad ,
el 18 de diciembre del 2001, en asamblea con un pequeño grupo de estudiantes,
algunos de ellos se lamentaban por la falta de participación, y yo trataba de
explicarles que los procesos políticos son con altos y bajos; que lo que se va
acumulando explosiona en un determinado momento y que la baja participación no
quiere decir que eso fuera algo irreversible. Un día después todo explotó, y no
fue que yo lo previera, sino que había aprendido algo de lo que me enseñaron sobre
historia. Sin embargo, en los debates que se organizaron con estudiantes y docentes,
yo planteé que, a la vez de la critica que debíamos hacer sobre la universidad,
teníamos que rescatar algunos valores como la autonomía, el acceso irrestricto,
la gratuidad y la libertad de expresión, y una estudiante me interrumpió y me
dijo: “Yo, con eso último, no estoy de
acuerdo” le digo: “¿Con qué?”, “Con
lo de la libertad de opinión.” Me
tomó muy de sorpresa. La estudiante me dice: “No es cierto que haya libertad de opinión. Los estudiantes tenemos
miedo de opinar.” Y después, paulatinamente, pude ir
corroborando que no sólo estudiantes, sino una gran cantidad de docentes,
tienen miedo de opinar con libertad, porque en muchos casos, eso se opone a su
carrera ascendente, y el miedo está instalado dentro de la universidad, y eso
es un freno esencial a la participación en la actividad política.
No creo que haya sólo 50
estudiantes que participan, hay muchos más. No son la mayoría, y probablemente quien
habla de 50, se refiere a un modelo de militante del que está todos los días al
pie del cañón. Pero eso es otra cosa, visto quizá desde un enfoque de un
militante nuevo que quisiera que todo el mundo participe como él.
Ana María: Son un grupo
relativamente nuevo creo, que tienen una concepción muy particular.
Entrevistado: Esa
estudiante que en aquel momento me hizo reflexionar me llevó a la realidad, que
después pude comprobar. En el Consejo Directivo la agrupación oficialista
estudiantil presentó un petitorio sobre una cuestión particular de una materia,
diciendo que tenían la firma de muchos estudiantes, y cuando le dijimos “Bueno, preséntenlas, porque eso es importante”, dijeron: “No, el compromiso que tenemos con los
estudiantes que lo firmaron fue con la condición de que no fueran revelados sus
nombres”. Fue algo que me impactó enormemente, que no era propio de la
década del 70, por ejemplo. Entonces, me parece que hay una universidad que
aparte de esos otros cambios como la injerencia de las empresas, la importancia
de la Ley de
Educación, etc., se ha ido modelando en el período de la dictadura militar o de
las dos dictaduras, incluso el interregno entre las dos, casi durante 20 años,
casi ininterrumpidamente. Sí, del 66 al 84 se ha ido modelando, en la cual la
relación predominante es que la autoridad condiciona, y está muy arraigada, tan
incorporada, que en muchos casos no es consciente. Es parte de la normalidad.
Ana María: Acá en esta
Facultad se ve más que en otras.
Entrevistado: Yo no diría
más que en otras, probablemente menos que en la mayoría de las facultades. Creo
que la facultad nuestra se ha caracterizado por ser la de mayor desarrollo de
la actividad gremial docente. Por ejemplo no hay cargos ad honorem, la
provisión de todos los cargos son por concurso, incluso los cargos de interinos
y reemplazantes. Obviamente no estoy diciendo con esto que todos los concursos
sean organizados de la mejor forma, pero es al menos distinto a la asignación a
dedo, como todavía predomina en muchas de las facultades. Hay algunos aspectos
importantes en la facultad, en ese sentido. La ADFI (Asociación de Docentes de la Facultad de Ingeniería),
es la que ha tenido y tiene mayor desarrollo y participación en el
movimiento gremial de las facultades de Rosario. Entonces, creo que eso influye
en algunas características que hacen que esa estructura verticalista, no digo
que no exista, sino que sea menos intensa que en otras facultades. Es mucho más
intensa en Medicina, Humanidades, Económicas, en general y no hablemos de Odontología.
Ana María: Otro planteo
era la cantidad de chicos que abandonan pero claro, ahí hay otros factores.
Entrevistado: El
porcentaje es casi general. Hasta donde yo tengo información, varía muy poco en
todos los ámbitos universitarios de todo el país. Varía por ahí entre carreras,
por ahí un poco más o un poco menos, pero los egresados son el 20% de los ingresantes y es una cifra
prácticamente nacional, y que acá se corrobora también. Acá ingresan 900 y
egresan 170, 150, 180.
Ana María: ¿El ingreso es
irrestricto o tiene examen?
Entrevistado: No, es
irrestricto como en toda la
Universidad de Rosario.
Ana María: Sí, la única
que lo conservó durante un tiempo fue
Medicina, y después lo sacaron.
Entrevistado: Sí, más que
conservó, lo reimplantó cuando surgió el tema de la acreditación en el 2003, es
cuando implantaron el examen de ingreso modificando lo que venía siendo un
curso en muchos aspectos, bueno… de acercamiento, y lo convirtieron en un curso
de ingreso restrictivo que después lo volteó la lucha estudiantil.
Acá lo que hay es un
curso introductorio, intento de parche, para remediar una cosa que no tiene
remedio en la propia universidad, si no se cambia la orientación. El déficit de
la escuela secundaria es gravísimo, y un curso de un mes, dos meses o tres no
lo resuelve. Entonces ¿Qué es lo que pasa? Redujeron los planes de Ingeniería
de 6 años a 5 y por ejemplo en matemática en primer año, lo que debería ser una
rampa de acceso, algo que, suavemente, permitiera ir ascendiendo en el
conocimiento, en realidad es una carrera de obstáculos, y ahí, en el Ciclo
Básico, el 50 % de los estudiantes desaparecen. Sucede en el primer año
directamente, aunque no es una cifra exclusiva de esta Facultad, es bastante general
del sistema universitario; pero se podría mejorar haciendo un proceso de
reconocimiento del nivel real promedio de la escuela secundaria. Arrancar los planes de estudio del nivel de la
escuela secundaria, no del peor ni del mejor sino de un nivel promedio,
estándar, típico, o como se lo quiera mencionar, del que traen la mayoría de los
estudiantes. Erróneamente se presupone el punto de arranque en un nivel que es
el que traen los alumnos del Politécnico, lo que es ficticio, no contempla al
conjunto de los estudiantes.
Ana María: ¿Usted está de
acuerdo con el título intermedio que propone la ley de Educación Superior?
Entrevistado: Yo creo que
el título intermedio, bien planteado, puede ser, sí. Siempre he sostenido, que
por diversas razones, tanto porque hay capacidades adquiridas que el que pudo
llegar hasta ahí las tenga certificadas, como por el hecho de que hay una inevitable
cantidad de estudiantes que no pueden completar su carrera, y tienen una
formación que debe ser reconocida. Habría que ver, si a eso se lo estudia bien,
posibilidades de rediseñar las carreras de modo que ese título intermedio fuera
no solo acreditación de años, sino que pueda incluir capacidades que hoy están
planteadas para el último año, que pudiera tener mayor aptitud laboral, pero en
general, me parece bien. Como todas las cosas se puede usar inadecuadamente.
Actualmente, la Universidad de Rosario
tiene título intermedio carente de significación. Un bachillerato universitario,
que lo único que dice es que terminó tercer año pero no está pensado para
facilitarle una herramienta al estudiante para su desempeño. Tiene un único fin
y es estadístico. Es para que en las estadísticas de la Universidad figuren más
egresados, porque el que tiene el título intermedio figura como egresado.
Entonces, eso infla el número de egresados. Eso fue expresado por el Rector Suárez
en forma explícita. Dijo “Con esto aumentamos el número de egresados”. En
las estadísticas figuran muchos más egresados que antes. Pero, egresados como
profesionales sigue siendo el 20 %, o menos.
Lo agregan ahí pero tampoco tuvo significación, tampoco pasó a ser la Universidad de Rosario
la más importante del país porque tiene más egresados, es una zoncera incluso.
Ana María: ¿Y la
proliferación de las universidades privadas?
Entrevistado: Hay una cosa
más que quería agregar sobre la cuestión del estudiante actual, para completar
la idea. Cuando comparo la década del 60 con la primera década del siglo XXI,
el contexto aquél era el del ascenso revolucionario, por ejemplo la Revolución Cubana
en América Latina. El contexto actual es el del reino de los mercados. Particularmente
me refiero a los mercados porque tiene una explicitación que podría decirse
curiosa, en cómo se refleja en la mentalidad. Yo suelo decir que el estudiante
actual recorre su período universitario con un estilo propio de recorrida de
supermercado. Es decir, cuando voy al supermercado trato de ir lo más rápido
posible, con un carro en el cual trato de meter solamente las cosas que son
útiles, sin demasiada reflexión sobre su elaboración, condicionado más por las
necesidades y los costos, y tratar de salir lo más rápido posible.
Detenerme a pensar no es
actitud propia de cliente de supermercado.
Ese estilo está muy
incorporado en la manera de recorrer la universidad, por la influencia del
medio, como una idiosincrasia que produce en el estudiante universitario.
Obtener lo que me hace falta, lo más rápido posible, con el menor costo y sin
demasiada reflexión, contra eso hay que desarrollar una lucha ideológica muy
fuerte. Es más, el estudiante en la década del 60 tenía otros tiempos…
Ana María: Y una
preocupación por lo que pasaba afuera de la Universidad. Lo
que pasaba adentro era importante, pero lo que pasaba afuera, también.
Entrevistado: No era la
misma la urgencia por salir.
Había una especie de
preocupación por estar en condiciones más conscientes. No es un mérito de los
que estudiamos en esa época, ni un desmérito de los estudiantes actuales, es
una visión de lo que está pasando. Quisiera que no fuera manejado en un sentido
despectivo hacia los estudiantes actuales, o que se entienda como que los
estudiantes de aquella época éramos mejores.
Ana María: No, es otra
situación.
Entrevistado: Son otras
las características a considerar, para poder valorar mejor la Universidad actual y
la militancia. En aquella época resultaba más “normal,” entre comillas, que
ahora.
Ana María: Ser estudiante
era ser militante.
Entrevistado: En muchos
casos era considerado como parte. El ser estudiante, la juventud, la rebeldía…
Ahora esa asociación, salvo en este último período en Chile, no está tan
instalado. La modelación en el período de la dictadura, ha sido esencial en ese
sentido. Los docentes actuales de la universidad, son los estudiantes de aquel
período, son los que se formaron como estudiantes bajo ese régimen de no
opinar. Tienen dificultades para poder enseñarles a los estudiantes la
importancia de opinar. No digo que tengan la intención, sino que tienen
dificultades.
Ana María: Sí, porque es
la formación que ellos traen.
Entrevistado: vienen de
un modelado verticalista, y el modelo uno lo aplica. Uno juega al fútbol como
aprendió a jugarlo, y si le quiere enseñar a otro, se lo enseña como uno sabe.
Ana María: Después que
leí el artículo de este hombre del CONICET, leí otro de un sociólogo, Urresti,
que incluso en el trabajo que presenté, saqué una cita que él hace, que dice que
no hay que juzgar a los estudiantes de ahora con la misma vara con que se
juzgaba en esa época. Porque es un poco lo que se hace. Cuando uno pregunta: “Che, la militancia estudiantil…” dicen: “¡Ah! Porque en los ‘70 era otra cosa”.
Entrevistado: Claro, como
una cuestión valorativa de aquello y peyorativo de esto. No es esa mi opinión,
las diferencias hay que buscarlas en el contexto, las condiciones.
Ana María: Él habla de un
contexto sociopolítico e histórico en el que están inmersos los estudiantes ahora,
y ese estudiante es un emergente de la sociedad.
Entrevistado: Por eso yo
digo la cultura del supermercado, porque es el modelo. Yo les digo a los
estudiantes, el supermercado o el shopping son los templos modernos. Tienen todas
las características. Son los lugares a donde va la familia el fin de semana, y
donde está lo más cercano a la imagen de Dios, que es la mercancía, porque está
como Dios: en todas partes pero es inabarcable e inalcanzable.
Ana María: Son cosas que
como uno vivió en otra época, a uno le cuesta ubicarse.
Entrevistado: Tampoco
quiere decir que es un cambio irreversible.
Ana María: No, a lo mejor
es reemplazado por algo peor. (Risas).
Entrevistado: Peor o
mejor. Es como yo dije el 18 de diciembre de 2001.
Ana María: Si no le molesta
¿Usted me podría comentar que pasa en el conflicto en Agrimensura?
Entrevistado: No, no me
molesta. Al contrario, me molesta que suceda no comentarlo (Risas). El tema del
miedo tiene una expresión superlativa en el caso específico de Agrimensura. No es
un caso exclusivo; el manejo, el
apoderarse de un sector (puede ser de un Departamento, de una Escuela, de una
carrera, de un Instituto), el apoderamiento de ese espacio por parte de un
grupo no es excepcional, al contrario, es bastante normal entre comillas. En vez de normal, llamémosle habitual.
Yo recuerdo que en
Ingeniería Civil, durante mucho tiempo, abundaban las críticas a las
consultoras propiedad de docentes de Ingeniería Civil, que utilizaban en su
propio beneficio esa situación para seleccionar los mejores alumnos, para
tenerlos como sus empleados. Lo que hoy hace Techint, en otra escala por
supuesto, con la Facultad
o la Universidad ,
lo hacían ellos con su propia carrera. Eso está agudizado en el caso de
Agrimensura que viene viviendo un proceso de deterioro, degradación, incluso
desde hace varios años. En Agrimensura está el Departamento de Ciencias
Geológicas, que fue uno de los nichos esenciales de los personajes de la
dictadura en la universidad. En Ciencias Geológicas estaba el Licenciado
Luraschi, que fue Secretario General de la Universidad durante la
dictadura. Hay docentes en Humanidades que pueden dar testimonio de eso porque
lo vivieron. Te recibía en el despacho con un arma arriba de la mesa, y era
docente acá. Junto con otros docentes denunciamos en su momento, año 99, que
Luraschi seguía cobrando sin trabajar, lo que motivó que tuviera que terminar
renunciando antes de recibir una sanción. Además estaba Canoba, que fue
Secretario Académico de la facultad durante la dictadura y también otros
docentes que fueron complacientes con esa situación. Esa es una de las
cuestiones. Pero en la primera década de este siglo, se afirmó una especie de
apropiación de la Escuela ,
por parte de un par de docentes que tienen su propia empresa o consultora y que
ocupan cargos directivos en la
Escuela. Que tienen estudiantes como empleados, que son sus
alumnos, o sea que están sometidos a una situación de doble dependencia. Uno de
los docentes, tiene a su cargo (lo que es un absurdo) 8 materias y el otro 5,
que si bien algunas son optativas, es mas de un cuarto de las materias que el
estudiante necesita cursar.
Ana María: ¿Sin concurso?
Entrevistado: No, no. En
esta Facultad todos los cargos son, mal hecho o bien hecho, pero son todos por
concursos. Son docentes que,
paradójicamente, en el año 84 propusieron, armarle una cátedra paralela a Canoba,
que fue quien había sido Secretario Académico, pero que después, en esta época,
se asociaron con él, llegando a proponerlo
como profesor contratado cuando se había jubilado, lo que no llegó a
concretarse porque se realizó una movilización
desde el gremio docente y entonces el Decano le pidió a Canoba que
retirase el pedido. Yo estaba en el Consejo
Directivo y fui el autor del proyecto rechazando la contratación de Canoba.
Como decía, tienen
alumnos como empleados, y (según cuentan esos alumnos), no sólo en negro sino
que, en algunos casos, hacen que los alumnos le realicen la tarea profesional,
a la que legalmente está obligado a concurrir el profesional personalmente. Es decir, algo como una especie de
pseudoprivatización de la
Escuela. Esa cuestión empalmó en esas relaciones intrauniversitarias
del “te doy y me das”, en
coincidencia de intereses con otra gente que, en busca de curriculum o por
otros motivos, se fueron asociando, y han establecido un régimen de temor
dentro de Agrimensura, donde el estudiante que levanta la voz criticando alguna
de esas cuestiones… Por ejemplo, para tratar de ser explícito, yo he presentado
simultáneamente con el trámite jubilatorio, una solicitud para ser contratado
en calidad de jubilado. Lo hice ahora porque el reglamento establece que eso
debe ser presentado con anticipación.
Ana María: ¿Antes de
jubilarse?
Entrevistado: Antes de la
fecha de contratación. Como yo no sé en qué momento me va a llegar la
jubilación, lo presenté con anterioridad. Después, se presentaron otra serie de
acontecimientos de orden burocrático que demoraron mi jubilación y todavía no me
fue otorgada. Ante eso los estudiantes, en asamblea se pronunciaron
favorablemente, y ponen como uno de mis méritos, el respeto de los horarios de
clase y consulta así como el contenido y programa de cada materia y las formas
requeridas. Esto no debería ser un mérito. Por comparación están dando un
diagnóstico. ¡¡Si es meritorio que alguien cumpla con los horarios…!!
Ana María: cumpliendo con
lo que tiene que cumplir, quiere decir que hay muchos que no lo hacen.
Entrevistado: El
estudiante que levanta la voz criticando es perseguido, amenazado. Tengo acá copia
de los correos electrónicos recibidos por uno de los que era delegado
estudiantil. Fabricaron una dirección de correo falsa, y lo bombardeaban
sistemáticamente entre burlas y amenazas. Lo sometieron a un acoso moral muy
intenso. Ese muchacho tuvo mucha entereza, se la aguantó a pie firme e incluso
reaccionó empapelando la
Facultad , denunciando la cuestión, pero no pudo impedir
quedar distanciado del resto de sus compañeros, que ante eso prefirieron quedar
a un costado. En este caso, frente a mi
pedido de contratación hay un insólito dictamen que tuvo 3 votos docentes en el
Consejo Asesor de la Escuela ,
que están en contra mío, 2 votos de los estudiantes a favor y una abstención de
una estudiante que fuera empleada de los docentes a que antes me referí.
Ana María: Sí, (se omite
el nombre).
Entrevistado: Sí. Un
dictamen que está plagado de falsedades, de concepción autoritaria. Por ejemplo,
de las cosas que me acusan dice: “Participa
en cursos, talleres y jornadas, inclusive fuera de la ciudad, sin que este Departamento
tenga conocimiento de ello”. Una concepción más autoritaria, imposible. Yo sería
una especie de propiedad del Departamento. Dice: “inclusive fuera de la ciudad”, es decir que tengo que sacar un
salvoconducto de portación de conocimiento. Más allá de que no es cierto que
haya sido sin conocimiento, y, aunque hubiera sido así, si simultáneamente
cumplo con los horarios, los programas y demás (eso no lo ponen en discusión) ¿Cuál
es el problema que yo vaya a donde quiera, y difunda los conocimientos que
quiera, y participe en las actividades del tipo que quiera, ya sea, deportiva,
científica, social, etc.?
Hay varios docentes que
explícitamente avalan y apoyan mi solicitud; también hay algunos que no se han
pronunciado, pero hay una mayoría que es sometida a un régimen de
disciplinamiento y suscriben esas acusaciones. Justamente este dictamen, en
realidad “Si bien es contra mi contratación ese no es el sentido
esencial, no es el fin último”. Porque que yo esté un año más en la Facultad , no la cambia,
como tampoco mi vida. Tiene un objetivo esencial que es el disciplinamiento, el
de escarmentar. El que saca los pies del plato no tiene posibilidades, está
condenado.
Ana María: ¿Esa
resolución es definitiva?
Entrevistado: No, no. La
resolución tiene que ser del Consejo Directivo. El Consejo Asesor opina, no
decide.
Ana María: Elevan una
moción.
Entrevistado: Claro. Como en un concurso, la
comisión asesora hace un dictamen, que puede ser a favor, en contra, por
mayoría o por minoría. En este caso hay dos dictámenes, uno en contra con tres
votos, uno a favor con dos votos, y una abstención, pero quien tiene que
decidir es el Consejo Directivo. Teóricamente, éste tendría que tomar la
decisión cuando se produzca la jubilación. Tendría que esperar, porque según
opinan los abogados sería una cuestión abstracta resolver sobre un jubilado que
no está jubilado. No sé si va a suceder eso o no. Si van a llegar a un acuerdo
para tratarlo lo mismo, aunque no corresponda. Porque, por supuesto, yo tengo
una trayectoria en la
Facultad , en la cual no sólo he efectuado críticas dentro de la Escuela de Agrimensura
sino también críticas dentro de la
Facultad , de carácter político, académico, y soy visto como
un opositor acérrimo por parte de las autoridades de la Facultad. Si van a
llegar a suscribir esta barbaridad, lo ignoro. Que tengan ganas de que yo no
esté, no tengo dudas.
Ahora bien; esto es
ilustrativo como anécdota. Lo importante es el tema de la degradación dentro de
la Escuela de
Agrimensura, porque se da la paradoja de que, estos docentes que tienen la
consultora, uno de ellos siendo Director de un Departamento, las citaciones a
la reuniones las hace, no desde su correo electrónico de la Facultad , sino del correo
de la consultora, de la empresa, y firma como director. No dice director de
Departamento. O sea, que si uno lee el encabezamiento y la firma dice:
consultora tal…….., el texto y después el firmante como director. Es una
provocación, un desafío, para decir acá el que manda es esta empresa. Esos dos
docentes han llegado a una degradación extrema, puesto que tienen ahora un
juicio en la provincia por falsificación de documentos públicos en trabajos
profesionales, por utilizar sellado apócrifo, para pagar menos. El día antes, o
el día después dictan clases sobre ética, porque dentro de las materias que dictan
(o deberían dictar), está incluido el Código de Ética profesional. Es decir,
que se está enseñando en la carrera de Agrimensura, mediante ejercicios
prácticos, que la ética es algo que debe ser formulado pero no respetado, y de
una forma ejemplificadora, no solo teorizadora, enseñando con el ejemplo
práctico.
Parece que algunos de los
empleados que tienen, que son alumnos, han ido a hacer el trámite con el
sellado falso. Ese alumno pasó por momentos muy desagradables, porque se
encontró que al presentarse en la ventanilla le dijeron: “No, esto es falso”.
Pero la degradación y
arbitrariedad es más general. Hay exclusión de mesas de exámenes, yo he sido
excluido de una mesa de una materia que dicté durante 20 años. Hay otro docente
reconocido por ser profesor titular, que ha sido excluido del jurado de
concurso de ayudantes para las materias que están a su cargo. Hay un docente
con concurso realizado que ha sido excluido de la materia en que ha concursado y
que dictó durante más de 10 años. Han sido alterados artificiosamente los
padrones de las elecciones internas del Consejo Asesor, llegando al absurdo de
que en el año 2007, en el padrón para elegir Consejo Asesor, había 30 docentes,
¡ pero 38 votantes !, es decir había
docentes que tenían doble o triple voto.
Ana María: ¿Las
autoridades de la Facultad ,
qué dicen?
Entrevistado: son
cómplices en ese mecanismo establecido de reparto de espacios de poder, no solo
en esta Facultad, sino en toda la Universidad. Cuando
hay un grupo que tiene un espacio de poder (y no produce en ese espacio un
escándalo demasiado insoportable), lo sigue conservando, a condición de que no
cuestione los espacios de poder que tienen los demás.
En nuestra Universidad, la
concurrencia de intereses está por encima de la concurrencia de afinidades
políticas e ideológicas. Se puede ser de distintos orígenes, de distintas
fuerzas o partidos. El caso más representativo es el de rectorado con un Rector
radical y un Vice Rector kirchnerista. La confluencia de intereses está por
encima de lo que aparece en la política como enfrentado. Cada uno tiene su
espacio, mientras no sean agredidos los otros espacios. Es un mecanismo de
sostén mutuo.
Ana María: Cuando se
resolvió esto por votación, ¿usted estaba presente?
Entrevistado: En la
reunión del Consejo Asesor, sí estuve.
Ana María: ¿Y en el
derecho a réplica?
Entrevistado: No, yo lo
solicité, y me dijeron que si yo quería, podría hacerlo después, cuando fuera
al Consejo Directivo.
Ana María: No le dejaron
hablar.
Entrevistado: Sí, hablar
sí. El asunto es que yo quería tener el dictamen por escrito, no tan sólo
escucharlo. Poder analizarlo y poder contestarlo por escrito. Replicar algo que
uno escucha en el momento, leído de corrido, es como cuando al condenado se le
dice: “Si quiere decir algo, digaló”. Es insólito. Se me ha replicado
que yo podía haber concurrido a las reuniones de Departamento donde eso se
trató, pero yo he contestado eso por escrito. Las reuniones de Departamento, no
están reglamentadas en la facultad, no son una instancia orgánica y no existen en
todos los Departamentos. En algunos funcionan como acuerdo entre pares basado
en un respeto mutuo, en un interés común, en un consenso, y si no lo hay, en
una cuestión mayoritaria. Así funcionó mucho tiempo nuestro Departamento hasta
que la directora que emitió ese dictamen (propuesta por mí para ser directora),
dijo que ella no estaba atada a eso y que, si bien había acuerdos establecidos,
ella como directora podía establecer otra cosa. Entonces, a partir de ese
momento, dejamos de concurrir un grupo de docentes a las reuniones de
Departamento, porque no es ninguna instancia oficial, porque perdió sentido. Lo
que era una herramienta democrática se convirtió en una instancia
antidemocrática. Por lo tanto, ese supuesto derecho que yo podría haber
ejercido, no era tal. Yo quería que fueran cosas escritas y discutidas en
instancias orgánicas, y no la posibilidad de quejarme para ser desoído
simplemente. Insisto, el tema este ha sido desencadenante, pero no es el tema
esencial.
El tema es la degradación
con cosas que incluso, como dicen los abogados, a confesión de partes, relevo
de pruebas. (El entrevistado saca de un portafolio una carpeta. La abre y lee) “Rehusó dirigir en los tiempos solicitados,
a un estudiante que había propuesto para su trabajo final un tema de Cálculos
de Compensaciones, una de las materias a su cargo”, (otra acusación). Primero, es falso. Se trata de quien
fuera un estudiante muy capaz, que yo aprecio y respeto, que me dijo “Yo tengo el trabajo ya hecho, en una semana”.
Y le dije:”Yo no puedo dirigir un
trabajo final en una semana. Lo tengo que estudiar, tengo que compatibilizarlo
con mis tiempos”, y me dijo: “Bueno,
pero yo quería recibirme”. “Lo lamento, pero no puedo firmártelo sin
estudiarlo.” No me rehusé. (Y lee): “Para
no desalentar al estudiante, esta dirección asumió a la conducción del trabajo
recurriendo al asesoramiento de otro especialista en la temática”. Es decir
que, quien me acusa, firmó la dirección del Trabajo Final sin manejar el
tema. En la contestación mía, voy a
decir que: “En esa concepción lo que
importa es el aliento para dirigir, con lo cual cualquiera que se sienta capaz
de alentar podría dirigir cualquier trabajo de cualquier especialidad, total el
conocimiento específico se puede derivar a un especialista.” Más allá de la
anécdota, está expresada la idea, “Yo soy
la directora y firmo los trabajos finales de alumnos aunque la temática no la
conozca”.
Ana María: ¿Son trabajos…
como tesis?
Entrevistado: Sí, lo que
en otras carreras se llama tesina.
Ana María: ¿Y qué apuro
tenía el estudiante?
Entrevistado: El tenía
sus razones, que yo no discuto. Quería dedicarse a trabajar en la profesión.
Insisto, muy buen estudiante, muy capaz, se desempeña muy bien como
profesional.
En una de las materias que
dicto organizo una charla la semana que viene, donde vienen egresados, y uno
de los que invité es a él.
Tengo un Trabajo Final de
estudiantes, dirigidos por la directora, donde dicen barbaridades, cosas bajadas
de internet, con el traductor, que son ininteligibles, y está firmado por la directora.
Jaim Etcheverry, quien fue Rector de la
UBA , tiene una frase que es muy interesante (y yo digo que
ese es el problema actual de la
Escuela de Agrimensura). Etcheverry dice que: “En la Universidad , no
siempre el problema está en que los estudiantes no aprenden. Muchas veces el
problema es que aprenden.” Ese es el problema que tenemos en Agrimensura. La
mayoría de los estudiantes aprenden los conocimientos y las herramientas
necesarias para el desempeño profesional, pero también, por parte de algunos
docentes, se les enseña que la ética es una cuestión de mención obligatoria,
aunque no su respeto, se les enseña a copiar y pegar, se les enseña que el
conocimiento no es lo esencial sino que lo esencial es cargar la mercadería,
llenar el carro para poder salir. Eso está instalado de una manera práctica,
ejemplificadora.
Yo
soy consciente de que pago facturas que realmente debo, no tengo duda en eso.
Estuve 8 años como Director de Departamento, no hubo formalmente una nota, una
queja, una protesta. Incluso ahí reproduzco cuando la directora, que ahora hace
ese dictamen, me propone como Director de Escuela y exalta mis méritos
superlativamente, en el 2003, en el momento en que yo la propongo como
Directora de Departamento. En los años posteriores yo hice críticas y las
explicité. Si en esos 8 años en que fui director no hubo ninguna queja
significa que se estaba de acuerdo, o se era hipócrita. En los 8 años
siguientes, yo critiqué y lo hice de forma pública y abierta. Eso (entrecomillas)
está prohibido, y ese es su mensaje. Y
los estudiantes que apoyaron mi contratación están siendo perseguidos, han sido
amenazados con sumarios, presionados de una manera escandalosa amenazándolos
incluso con acciones penales.
Ana
María: A un estudiante le dijeron que le iban a hacer un sumario adentro y
afuera de la Facultad.
Entrevistado:
En Chile ahora los universitarios, son los secundarios de la rebelión de los
pingüinos de hace 3 años. Vienen de aquella escuela. Los universitarios que
tenemos ahora, no vienen de una rebelión estudiantil del secundario. Vinieron a
estudiar, a recibirse y de repente se ven forzados a rebelarse o aceptar la
situación. En la asamblea que hicieron,
de 21 alumnos hubo 1 abstención, 1 voto en contra y 19 que votaron a favor del
dictamen para mi contratación. Pero a partir de ahí se desencadenó la
persecución.
Ana
María: El que decide es el Consejo Asesor.
Entrevistado:
No, el Consejo Asesor opina. El que decide es el Consejo Directivo que, por
otra parte, ha tenido un tratamiento con respecto a los jubilados en esta
Facultad, diferente a la de la mayoría de las facultades. En general, los
pedidos de los jubilados, han sido considerados favorablemente. Es más, yo he
sido uno de los redactores de la resolución del Consejo Directivo sobre cómo
debía ser tratado el tema de los jubilados.
No pensando en mi caso, porque fue hace 12 años, y establece que se
puede pedir, o el Consejo Directivo puede decidir, aunque el docente no lo
pida, disminución de la dedicación. Entonces yo pido ser contratado reduciendo
mi contratación de exclusiva a media. Es decir, con la idea de que a mí me
gustaría seguir por tres motivos: por vocación, porque me considero en
condiciones de seguir aportando y porque yo tengo una especie de deuda que
cobrarme. A mí me echaron en el 67 y volví en el 87, estuve fuera por un “breve
lapso de 20 años”. Entonces, es algo que también me incita a seguir, pero a la
vez yo quiero abrir un espacio para docentes de menor antigüedad. Entonces pido
la reducción de mi dedicación. También hay un párrafo del dictamen que es
sumamente ilustrativo: (lee) “Si bien el
Ingeniero Mangiaterra manifiesta que su
carrera docente fue truncada por el gobierno militar en 1967, la democracia
retornó 6 años después, y con ella la posibilidad de volver a las aulas. Podría
deducirse que fue más bien el importante volumen del trabajo profesional que
realizara en aquellos años lo que lo mantuvo alejado de la docencia en esta
facultad”.
Hay
varias cosas. Una de ellas, es decir que en el 73 se terminó todo el problema.
Si hay ignorancia es una barbaridad, y si no es ignorancia, peor todavía. La
otra, es la escala de valores, “si le iba
bien en la profesión cómo va a volver a la universidad.” Más allá de que es una suposición falsa. En los
años 1970 y 1972, estuve con orden de captura, tuve allanamiento en la casa de
mis padres, que figuraba como mi domicilio. Yo hacía vida semiclandestina. Mirá
el desempeño profesional que podía tener, cuando no podía ni tener un teléfono
siquiera, con una oficina. Pero la escala de valores, les permite hacer esa
deducción. No dice por la importancia de
los trabajos profesionales, sino por el volumen.
Ana
María: Esos son los códigos que ellos manejan.
Entrevistado:
Claro, está evaluado desde sus propios pensamientos.
Ana
María: Lo expresan de acuerdo a su ideología.
Entrevistado:
Claro, efectivamente. La conclusión está condicionada por su pensamiento. Lo preocupante es la degradación que está
sufriendo la carrera, donde se está aprendiendo a rebajar el nivel en todo
sentido, científico, técnico y ético, y el disciplinamiento al que apelan. En
la búsqueda por descalificarme, apareció una supuesta amenaza anónima. Salió un
día una denuncia a través del correo de la facultad, que tiene un sistema de
correo electrónico para todos los docentes. La directora denuncia que recibió
una amenaza anónima en un sobre cerrado, etc., con el texto siguiente: “Con Mangiaterra no se jode, da un paso al costado o terminás sin
dientes.” Es decir, el caso atípico
de anónimo que identifica al beneficiado.
Yo no me hubiera imaginado que alguien pudiera hacer eso. Hay que tener
falta de escrúpulos por un lado, y mentira, por el otro para llegar a pergeñar
ese tipo de cosas.
Ana
María: Y no tener miedo ni a que se le caiga la cara por hacer eso. Son unos
delincuentes.
Entrevistado:
Al punto tal, que cometieron no sólo el delito o cuasi-delito de presión, acoso
moral, sino ser acusados de un delito de defraudación al fisco.
Ana
María: Y en eso están identificados con nombre y apellido.
Entrevistado:
Sí, según la información disponible, tienen un juicio iniciado por la Administración Federal
de Impuestos de la
Provincia. Por supuesto, hay que ver lo que dicen en su
defensa, porque pueden inculpar a sus empleados, que son alumnos.
Ana
María: La delincuencia llega a tal extremo que no se les va a caer la cara para
nada.
Entrevistado:
Es posible que hagan eso otro. Por eso, algunos de los alumnos que trabajaron
ahí están muy preocupados. No sé también que otra cosa pueden argumentar.
Ana
María: Depende si es penal o civil.
Entrevistado:
Es penal y civil porque está la cuestión económica por un lado y el delito de
falsificación por el otro. La defraudación al fisco creo que está en la cuestión
civil y la falsificación de un documento público en la penal pero no conozco la
cuestión legal como para opinar al respecto.
Ana
María: ¿No hay posibilidades de revertir la situación en la Escuela por ahora?
¿Todavía tiene para muchos años?
Entrevistado:
Muchos años no sé. Es como el 18 de diciembre del 2001, puede ser para el día
siguiente o para muchos años después. Lo ignoro y no hago vaticinio en ese
sentido. Confío en que de parte de los estudiantes, y pese a verse sometidos a
una presión realmente inaudita, sigan siendo críticos y que una parte de los
docentes disciplinados, que se van a ver cada vez más comprometidos con una
cosa indeseable, no van a seguir al menos siendo cómplices. Pero no lo puedo
asegurar. Eso va a explotar en algún momento, pero ignoro cuando. Ayer o antes de ayer, apareció en la Universidad de Córdoba
el pedido de que se declare profesor
emérito a un docente y después fue rechazado por el Consejo Directivo, porque
ante ese pedido, una ex docente que vive
en España, se enteró y mandó una carta diciendo que él la había denunciado a
ella para echarla, durante la dictadura. Hoy es el juicio por la ESMA , donde hubo los mas
aberrantes crímenes, y sin embargo pasó mucho tiempo. Acá estamos frente a una
cuestión de otro tipo y pasaron menos años, así que no sé qué va a pasar.
Apago
el grabador. Ya había interrumpido dos veces, durante la charla, una persona
que necesitaba hablar con el ingeniero Mangiaterra, y éste le había dicho que
espere. Así que, siendo ya las 11y 10 de la mañana, entiendo que debía terminar
la entrevista. Seguimos hablando del Juicio de la Esma , mientras recojo mis
cosas. Le agradezco el haberme concedido la entrevista. Le digo que, en cuanto
la tenga desgrabada, se la voy a mandar por correo electrónico. Me despido del
ingeniero Mangiaterra y me retiro.
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